Tras derrotar a la Sombra, avanza desde el farol con mucho cuidado al pasar junto a los árboles. Te va a atacar un monstruo grotesco, gigantesco y con una especie de cerebro enorme a la vista. Si salta sobre ti estás muerto, así que no debes dejar que se acerque hacia ti de frente lo suficiente como para hacerlo. Lo mejor es buscar sus costados.
No tardarás en alcanzar el Farol de Byrgenwerth y, desde aquí, debes ir hacia abajo y a la izquierda. El camino debería ser bastante evidente de todas maneras, porque te diriges al edificio que ves al fondo.
Te vas a encontrar con un par de monstruos más como el que acabas de eliminar, y van a salir en parejas, así que anda con mucho cuidado.
Cuando avances hacia el edificio, el camino es bastante obvio: justo detrás del gigantesco monstruo brillante con forma de escolopendra que escupe bolas de fuego, no tiene pérdida. Acaba con él (su punto débil son los laterales, pero cuidado si se pone de frente a ti), y busca la palanca que abre el atajo al Farol. Ahora verás que el gran edificio tiene dos puertas, sólo hay una abierta.
Entre y sube la gran escalera. Anda con ojo porque te atacará una Cazadora del Coro, que aparte de usar un peliroso látigo puede usar un hechizo que hace aparecer unos tentáculos que te alcanzarán desde bastante lejos.
Al llegar a lo alto de las escaleras te encontrarás con una puerta cerrada y, si te diriges a la izquierda nada más subir, otra escalera, esta vez de mano, que te permite llegar algo más arriba y conseguir la Llave del lunario, que te permite abrir la puerta cerrada que acabas de dejar atrás.
Cuando cruces la puerta, te encontrarás con un tipo sentado en un trono, que señala al frente, al vacío. Pero es que no hay nada más que eso delante: el vacío. Salta por el borde al abismo, no te preocupes, no te matarás y llegarás a la arena de combate de Rom, la Araña Vacua. Una vez la derrotes pasarás automáticamente a Yahar'gul, la Aldea Invisible.