Una vieja profecía de las Islas Skellige predijo que un barco hecho con las uñas de los muertos sería el presagio del juicio final. Precisamente, tal es el barcoluengo que usa la Cacería Salvaje para surcar los mares. Así que no es de extrañar que el resto de predicciones (las bolas de fuego, los gigantes...) de que ha llegado Tedd Deireadh se estén cumpliendo.
En cuanto recuperes el control de Geralt, tendrás que cabalgar junto a Yennefer. No te detengas ante nada, los gigantes no van a perseguirte al estar ya bastante ocupados con sus propios enemigos, y las bolas de fuego por lo general sólo van a alcanzarte, precisamente, si te quedas quieto.
Simplemente debes correr junto a la hechicera hasta llegar al objetivo.
Cuando lo hagas, tendrás que ir pegado a Yennefer, que creará un escudo mágico como el que usó en su momento en Kaer Morhen para protegerte del Frío Blanco que, por algún motivo, está llegando al mundo mucho antes del momento que habíamos esperado. Ten cuidado de no salirte de la burbuja porque ya sabes que esta tormenta helada puede matarte en muy pocos segundos, y Quen no te será de mucha ayuda en este caso (la burbuja se agota casi de inmediato).
No tardarás demasiado en llegar hasta lo alto de la torre, donde te encontrarás cara a cara con Avallac'h, que te contará la verdad, toda la verdad, sin más subterfugios ni ocultaciones, sobre Ciri. Todo lo que nadie quiso explicar, pero que en el fondo Geralt ya sabía, sobre el papel que tendrá la hija de la Antigua Sangre en la salvación del mundo de una nueva glaciación. O quizás, de dejarlo todo para más adelante, porque a fin de cuentas, puede que todavía no haya llegado el armagedón. Da igual lo que respondas durante la conversación, el final del juego quedó decidido mientras tomabas las decisiones oportunas.
Automáticamente, después, dará comienzo el epílogo del juego... sea el que sea.