Las alas de los Diez es la decimosexta misión de la historia de Horizon Forbidden West. Comenzará automáticamente tras la conversación que compone el núcleo de la misión Todo lo que queda.
Regresa a la Base para ver cómo está el equipo.
Habla con Zo al terminar la conversación.
Cuando esté todo listo, debes ir a la Base y fabricar el Sabotaje de Alasol (no tendrá ningún coste). Tendrás que salir y trepar por la colina hasta dar con los Alasoles. Acércate a ellos con Aloy agachada, y cuando estés lo suficientemente cerca, aparecerá el indicador de Sabotear.
A partir de ahora puedes volar en Alasol. No se trata de una mecánica temporal, podrás hacerlo para moverte por el mapa siempre que quieras. Sigue los tutoriales y vuela hacia el marcador. Cuando estés lo suficientemente cerca, te indicarán que puedes aterrizar sobre el Cuellilargo pulsando R2. Hazlo para así sabotear el Cuellilargo Los páramos relucientes.
Tras hacerlo te enseñarán a llamar al Alasol desde cualquier sitio. Ya puedes volar cuando te de la gana. Dirígete al marcador para conseguir la célula de energía del Horus.
Con la célula de energía en tu poder, vuela hasta La Arboleda para ver una secuencia. Cuando termine, te las verás con Regalla en combate cuerpo a cuerpo. Usa todo lo que hayas aprendido, en especial los combos y el efecto del Resonador, para hacerte con la victoria. El combate se divide en varias partes, también tendrás que disparar flechas para acabar con ella.
Al final tendrás que decidir si la matas o no. Esta decisión es importante: si muere conseguirás un arco legendario. Si vive, una armadura única. Ninguna es mejor que la otra, es una simple elección personal tuya. En nuestro caso, hemos escogido dejarla vivir. La armadura mola diez pegotes, qué coño. Cuando terminen las secuencias, llegaremos a la última misión principal, Singularidad.