Liberar la máscara ha supuesto un momento muy duro para la Historia de God of War: Ragnarok. No es como si hubieras echado ácido clorhídrio encima de sulfato de... no se lo que era. Pero vamos, que la has liado parda. Atreus y Kratos vuelven a Midgard, porque al niño le apetece cazar para intentar evadirse un poco de la mierda en la que están metidos hasta las rodillas.
No pienso meterme en lo que un psicólogo opinaría sobre que el chaval, ante un trauma, decida que lo mejor es cazar.
Tú limítate a ir tras Atreus y cruza la grieta junto a los lobos.
Sigue al chico y levanta el árbol para que paséis a la siguiente zona. Llegado el momento, apunta y dispara. O no. Regresa al campamento y coge el trineo para ir al este. El marcador te dejará en una de las torres del Templo de Tyr. Sube en el ascensor y ve a la sala central para ver una secuencia. Cuando recuperes el control de los héres, vuelve a la Casa de Sindri.
No te precupes, aún no hemos cruzado el punto de no retorno del juego. Dentro de poco vamos a hacer una pequeña limpieza, pero no es el momento. Después de la conversación dentro de la casa, ve a Muspelheim, escoge la entrada de Barrancos ardientes y comienza La llamada.