No es una misión obligatoria, pero es interesante para poner fin a este fortín ahora que Noore ha caído.
El lugar está muy bien protegido en apariencia, tiene una parte con murallas altas, hay un francotirador en la parte superior, soldados acorazados y cerca del patio hay un mortero que pueden usar para arrasar con todo el terreno, si detectan tu presencia.
La entrada por la puerta principal se puede hacer jugando con mucho sigilo, pero no es la más fácil.
Hay otras maneras de entrar en el interior, situado dentro de una cueva. En el lateral izquierdo –mirando de frente a la fortaleza- hay un pequeño pasadizo, y si subes la montaña encontrarás una apertura que también da a una sala del templo –puedes bajar con la cuerda-. Con cualquiera de estas dos opciones llegas a la zona de rezos con un par de enemigos despistados. Si actúas rápidamente acabarás con ellos sin levantar sospechas. Los postes de alarma están ahí fácilmente para desactivar.
Anulados los refuerzos puedes ir a saco a por el resto. El mortero limpiará el patio del exterior, pero para los soldados acorazados quizás necesites usar granadas o cócteles molotov. Hay diferentes pisos en esta zona con los que jugar al gato y al ratón.