Otra vez Amita y Sabal están discutiendo qué hacer con una fábrica de ladrillos convertida en una de opio. Ya imaginarás qué pretende cada uno.
Amita desea utilizar la procesadora para financiar la rebelión. Si haces caso a sus deseos debes apagar unos generadores en el exterior del edificio. No es un lugar muy protegido, pero hay una patrulla en coche dando vueltas que es fácil que te localice.
Además hay alarmas que conviene apagar para que no haya problemas en caso de ser visto. Después debes entrar en la fábrica y dar con el químico.
La misión de Sabal es un poco más divertida: propone acabar con la fábrica. Primero hay que tirar la chimenea con ayuda de un elefante, el único que puede tirar los cables que sostienen la torre. Al igual que con Amita, desactiva primero las alarmas para que no se unan nuevos soldados a la acción.
Después de romper todos los anclajes, dirígete a la base de la torre y túmbala. La segunda parte del plan es colocar explosivos en su interior enfrentándote a unos pocos enemigos en su interior. Ve a los puntos marcados, coloca las bombas, sal y pulsa el botón, habrás acabado con este negocio de la droga.