Las fortalezas son lugares muy bien protegidos, tanto que sólo se recomiendan asaltar en cooperativo o tras derrotar a su dueño. Acabas de neutralizar a De Pleur, así que puedes ir a su castillo.
Entrar aquí es parecido a liberar puestos del mapa, sólo que con más medidas de seguridad. Hay francotiradores, perros, soldados protegidos, morteros y dos alarmas.
Tu prioridad de hecho debería ser apagar las dos alarmas porque eso llamaría a refuerzos y un helicóptero muy molesto.
La primera cuestión es cómo entrar. Verás puntos de escalada en sus murallas, y a las puertas están abiertas, pero la mejor estrategia es ir por la puerta que da a un riachuelo cercano. Desde ahí, ve a la derecha y encontrarás fácilmente y sin enemigos cercanos el poste de alarma. Recuerda dónde estás porque subiendo más escaleras llegas al mortero, con el que tienes muy fácil acabar con todos los enemigos.
Queda la otra que está en la plaza central. Es más difícil llegar a ella sin ser visto, aunque siempre tienes la opción de ir corriendo y desactivarla. Una vez hecho, los soldados que quedan aquí son pocos y cobardes. Vuelve al mortero y siembra el mapa de bombas, vigila eso sí a los perros, que subirán a atacarte.
Existen muchas alternativas a cómo resolver esta fortaleza. Desde el agua puedes entrar en una cueva y de ahí al corazón del fortín. También subir a los muros y utilizar un rifle francotirador es buena opción. Una vez debilitadas, las fortalezas no son tan temibles como prometían.