El reprogramador de droides será la decimosexta misión de la historia de Star Wars: Outlaws, que comenzará automáticamente al final de Hiperespacio. A lo largo de esta guía te iremos mostrando cómo ir completando los objetivos de cada una de las misiones, así como dejarte indicaciones sobre puntos o elementos de interés tales como momentos ideales para completar misiones secundarias, recoger coleccionables...
Ten en cuenta que se trata de una de las tres cadenas de misiones para reclutar compañeros, que puedes completar en cualquier orden, ésta es la última de las tres cadenas si estás siguiendo nuestra guía. Dirígete al marcador en Akiva para comenzarla. Por ahora pasamos de secundarias y demás actividades del planeta. Cuando aterrices, habla con Jaylen usando el objeto junto a la puerta de la cabina, si no lo has hecho antes.
Ahora sal de la nave (se sale por la puerta junto al banco de trabajo del bláster en lugar de por la bodega de carga como siempre). Hay que buscar la cantina. El marcador de misión hace cosas raras, tienes que ir a la zona sur de Myrra, hasta El alcázar, para dar con el bar y hablar con el camarero.
A la derecha de la barra hay una puerta y unas escaleras que te permiten bajar para llegar hasta Surat. Te darán un destino a tomar por saco al noroeste del planeta, y es aquí cuando vamos a aprovechar para el tema de los tesoros y algunas misiones secundarias.
- Completa El gran apostador.
- Encuentra los Tesoros de Akiva (los últimos de Nix y sus últimas chuches, en especial. Ojo porque no puedes llegar al último tesoro de Nix por ahora).
- En algún momento, mientras exploras, recibirás una llamada de Lando retándote a un Duelo de Sabacc. Se trata del último oponente de Partida de alto riesgo.
Para completar otras actividades, como buscar las cámaras de Jet Kordo, necesitas una mejora del speeder que aún no tienes y se consigue al avanzar en la historia... así que ve al marcador de misión principal, yendo al marcador de la Base de investigación 57 en la zona noroeste de Akiva.
Cuando llegues, fíjate en que a la derecha hay un acantilado con unos balcones y desagües que salen de la pared de la estructura. Debes rodear la zona y acercarte a la parte alta siguiendo la pared de roca.
Podrás usar una rama para balancearte con el gancho, llegar al balcón y seguir hasta el final. La puerta no se abre. Lo que debes hacer es mirar a la izquierda de la puerta cerrada y saltar a la plataforma inferior. Desde ahí podrás bajar a la parte superior de la base e ir despejándola como siempre (ojo al AT-ST). Si lo prefieres, puedes entrar directamente a la base desde este tejado y avanzar con el objetivo principal, esquivando una cámara en el cruce, yendo de frente y llegando a una sala de control con un terminal hackeable y una sala grande en la que entrar.
Si has desconectado las cámaras, ten presente que aún hay tres técnicos en la sala: uno a cada lado y otro al fondo, que se va moviendo. Con la cámara fuera de servicio no serán un problema.
Al fondo hay una puerta que lleva a un turboascensor. Te dejará cerca de un campo de fuerza con un conducto de ventilación a la izquierda, sigue por ahí. Darás con un punto de gancho por el que descender y luego cruzarás por una rejilla y unos salientes hasta salir a una zona donde verás una secuencia. Tienes que moverte por la izquierda hacia el campo de fuerza mientras te cubres con los muros y barreras y hacer que Nix lo desactive desde dentro para cruzar y usar un turboascensor.
Una vez arriba, darás con una palanca que hace venir una caja a la que encaramarte. Envía a Nix a activar la palanca de nuevo y luego salta hacia el lado opuesto a la torreta, para usar la caja de escudo y así llegarás a la sala donde está el ordenador con el que apagar la puñetera torreta. Después, interactúa con la mesa de la izquierda para saber más de Gedeek y ve al turboascensor de la zona central. Sigue el cable hasta una puerta para ver otra secuencia.
Te toca salir de la base. Una parte al menos será a tiros. Terminarás por volver al punto por el que entraste y la misión pasará a ser Víbora.
