El ejército de Pagan se dedica a dinamitar las obras de Kyrat, y eso incluye unas enromes –y bonitas- estatuas. Desplázate al lugar para impedirlo.
Lo primero es que las puertas de este templo están cerradas y no puedes entrar fácilmente, toca dar un pequeño rodeo gracias al garfio y las cuerdas.
A estas alturas del juego seguro que dominas la técnica del balanceo y no tienes problemas para subir a esta zona.
Nada más llegar verás una explosión, han volado una de las figuras gigantes. Aún queda otra y es la que debes proteger, tienes un tiempo límite para alcanzar el interruptor e impedir la explosión de la que queda en pie. La máquina no está muy lejos –en el segundo piso del templo en la roca- pero por el camino hay abundantes enemigos, dosifica el tiempo para ir en carrera y no recibir muchos tiros, limpiando las escaleras de todos los soldados que se crucen. Junto al detonador hay munición y armas suficientes para resistir un asalto.
La misión está lejos de acabar porque empezarán a llegar oleadas de refuerzos. Hay dos opciones, el combate a pecho descubierto desde las escaleras principales o subir a la estatua para crear un cuello de botella y controlar bien a tus oponentes. Aparecerá algún francotirador y al final un helicóptero que puedes derribar con el lanzacohetes que has visto en una de las cajas –al lado del control de explosivos-.
Por último, hay que mostrar orgullosamente la cultura tibetana encendiendo dos lámparas en las manos de la figura. En cuanto empieces esta tarea llegará otra oleada de enemigos en coche, no muy numerosos pero que te pueden molestar mientras subes por las cuerdas. Si tienes un rifle de francotirador desde arriba podrás dar buena cuenta de ellos.