Hace unos días, el primer título de Angry Birds cumplió 10 años. Aunque la serie no sea tan importante como lo fue en su momento, el videojuego de Rovio, que nos invitaba a lanzar a una serie de malhumorados pájaros contra las casas y refugios de un grupo de cerdos, se lanzó en 2009 en una incipiente App Store de iOS, convirtiéndose en un fenómeno sin precedentes en la tienda digital de Apple y en el mundo entero, y dejándonos ver cómo se había cambiado la industria del entretenimiento gracias a la irrupción de los teléfonos móviles y los juegos diseñados para ellos.
Angry Birds: la historia de Ícaro
La industria del videojuego no es la misma ahora que hace diez años. Desarrollado por Rovio, Angry Birds nos demostró que los teléfonos móviles podían tener juegos exclusivos con calidad, buen hacer y características únicas que se adaptasen a las pantallas táctiles de los dispositivos. Chillingo hizo una labor de edición muy inteligente, y buscó ir más allá que la competencia de aquel entonces, en la que destacaban videojuegos muy simples como Paper Toss, Fruit Ninja y éxitos similares como el rompecabezas Cut The Rope. La app nos invitaba a lanzar pájaros contra estructuras complejas llenas de materiales diferentes que tenían que derruirse para eliminar a los cerdos presentes en cada pantalla, presentándonos un curioso método de ensayo y error, así como una capa de táctica y estrategia que, aunque ahora parezca algo completamente superado, mantuvo enganchados a millones de jugadores por todo el mundo.
¿Por qué era tan adictivo? Fue un cúmulo de factores. Las pantallas táctiles habían llegado de forma masiva al consumidor en 2008 y 2009 con los sucesivos modelos de Apple, iPhone 3G y iPhone 3GS, y Apple estaba deseando lanzar miles de aplicaciones que le permitiesen aprovechar el infinito potencial de tener una digital con un audiencia enorme.
Los desarrolladores se batían por ser los primeros en llegar, lanzando en muchos casos juegos muy simples y de poca calidad, apps de broma y similares, pero Rovio tuvo una gran idea: diseñar un juego que verdaderamente sacase partido al Multitouch de la empresa de Cupertino. Tirando de mecánicas casuales y sencillas -cualquiera podía jugar-, Angry Birds fue un éxito sin precedentes en diciembre de 2009 y pavimentó el camino para fórmulas similares, secuelas y otros derivados, muchas de ellas vendidas a un precio muy atractivo (0,79 céntimos).
En 2010, Rovio lanzó Angry Birds Season, una especie de pequeña continuación que incluía niveles temáticos basados en las estaciones, que añadían mecánicas especiales y más puzles o rompecabezas llenos de cerdos y aves. Esta especie de Lost Levels de Super Mario ayudó a asentar la licencia, y se convirtió en uno de los must have del nuevo iPhone 4, otro punto de inflexión en términos de hardware. En 2011, Rovio volvió a añadir un nuevo juego al catálogo, Angry Birds Rio, que incorporaba batallas contra jefes finales y aprovechaba el éxito del film de animación, Rio. La empresa tenía, en 2011, tres de los videojuegos más descargados y con mayor facturación de la App Store y ya comenzaba a repetir éxito en la Google Play Store con la llegada de Angry Birds Space, un videojuego que llevaba a los pájaros a vivir aventuras en la galaxia. Android también caía rendida a Angry Birds.
En apenas unos años, Rovio tenía en su cartera, naciendo de un simple videojuego de móvil, una licencia que valía más de 500 millones de dólares, y que daría pie a dos largometrajes de animación -muy valorados por la crítica-, series de Netflix y cortos de YouTube y un total de más de 1800 millones de dólares derivados de la venta de productos basados en la saga y sus derivados. Angry Birds ha llegado a ser tan famosa que tiene parques temáticos -no, no es broma-. Sin embargo, todo explotó, y el lanzamiento apresurado de secuelas, spin-off y otras versiones, en parte propiciadas por un mercado que quería nuevos juegos de la serie y una competencia voraz en las tiendas digitales de Apple y Google, acabó por romper la cesta de la gallina de los huevos de oro.
Títulos como Candy Crush, y la evolución hacia los free to play y los micropagos, rompieron la línea de flotación monetaria sobre la que se sustentaba Angry Birds, cambiando la industria de los juegos de móviles. La gente quería juegos gratis, y si era necesario llegado el caso, pagar para avanzar. Los títulos competitivos como Clash of Clans llegaron pisando fuerte, y tanto App Store como Google Play, se llenaron de versiones, clones o títulos parecidos que intentaban copiar la idea y sacar tajada del cambio que se estaba viviendo. Pronto Rovio decidió cambiar la estrategia y lanzar nuevas versiones basadas en populares marcas, como Star Wars y Transformers, llevando la serie a nuevos territorios y géneros, como las carreras de karts, los juegos de rol o incluso el pinball, pasando por los match 3 que tan populares se habían vuelvo en los videojuegos de la noche a la mañana. Pero nada funcionó del todo.
La compañía había crecido demasiado rápido en apenas tres años, y se vio obligada a realizar reestructuraciones, cambiar de consejero delegado y luchar contra las pérdidas de sus múltiples inversiones. Daba igual que sus videojuegos superasen los 2000 millones de descargas: Angry Birds había volado demasiado alto, justo como ícaro, y había quemado sus alas al aproximarse al sol.
Relanzando Angry Birds y mirando al futuro
Rovio decidió pensar su estrategia de nuevo con Angry Birds 2, volviendo a sus raíces, renovando sus votos con el público de los smartphones y adaptándose al mismo tiempo a los nuevos tiempos con los modelos premium y los micropagos o aceleradores de tiempo. A la empresa le costó mucho adaptarse a los nuevos tiempos, pero la secuela del título que lo cambió todo en App Store y Google Play fue un éxito en 2015, con más de 230 millones de descargas hasta la fecha y unos ingresos que superaron los 332,5 millones de dólares hace unos meses. También encontramos versiones para realidad virtual y realidad aumentada, Isle of Pigs, que aprovecha el pujante mercado existente en este ámbito. Además, la secuela de Angry Birds, pese a lanzarse hace un tiempo, registró el pasado mes de octubre su mayor pico de beneficios y jugadores concurrentes. Aunque los pájaros ya no vuelen tan alto, Rovio ha aprendido la lección y quiere seguir manteniéndolos en su nido.
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