A falta de un nuevo Assassin's Creed, la gran apuesta de Ubisoft para estas navidades es Watch Dogs 2, la secuela del juego de acción en mundo abierto de 2014, que estuvo rodeado de mucha polémica, pero que consiguió vender más de 10 millones de copias. Esta continuación, aunque mantiene algunas de las principales señas de identidad del primero, como el hecho de controlar a un hacker que puede manipular todo tipo de dispositivos informáticos del entorno, viene cargada de novedades.
Desde el tono, más desenfadado y alegre, hasta una jugabilidad mucho más profunda, con mayores posibilidades a la hora de hackear e interactuar con los personajes de la ciudad.
Esta vez el juego se desarrolla en la colorida y luminosa San Francisco, y el protagonista es Marcus Holloway, un joven hacker que poco tiene que ver con el taciturno Aiden Pearce del primer Watch Dogs.
Formamos parte de una banda de jóvenes hackers que luchan contra el sistema, DedSec, y por lo que hemos comprobado, estos personajes son bastante simpáticos y un tanto excéntricos, acordes con el nuevo tono de la historia. Esto no quiere decir que el juego no se vaya a mojar, y volverá a tocar temas espinosos e interesantes, como el "hacktivismo", y cómo viviendo en un mundo tan conectado y avanzado tecnológicamente, nuestra privacidad se ve constantemente comprometida.
En un evento celebrado esta semana por Ubisoft, pudimos jugar varias horas a Watch Dogs 2, tanto misiones de la historia principal, como explorar el mapa y descubrir algunas de las actividades secundarias. Como en el primero, el objetivo más recurrente en las misiones es infiltrarnos en un sitio para robar unos datos, y ahora tenemos más herramientas a nuestra disposición para jugar con sigilo sin ser descubiertos.
Además de las clásicas, como meternos y movernos por las cámaras de seguridad de los escenarios, para controlar a los guardias e interactuar con algunos dispositivos, las novedades principales son dos drones, uno volador y un coche de radio control, que van a ser muy protagonistas en la jugabilidad.
El cuadricóptero te permite sobrevolar el escenario, lo que te da una buena imagen de la situación, y te permite marcar a los enemigos, y hackear a distancia y robar algunos datos, como códigos de seguridad. Eso sí, este dron no es invisible, tenemos que tener cuidado de que no lo vean, ya que puede alertar al enemigo, y otro hándicap es que no puede interaccionar físicamente con el escenario, para lo que tendremos que usar el otro dron.
El RC Jumper, un coche de radio control que gracias a su reducido tamaño, te permite infiltrarte en lugares muy estrechos, como conductos de ventilación, y si se encuentra con algún obstáculo no es ningún problema, ya que también puede saltar. Este dron cuenta con un brazo robótico que le permite interactuar con el escenario físicamente, pirateando sistemas, o incluso cogiendo objetos. Además, cuenta con una simpática función, ya que puede insultar a los enemigos, y así distraerlos un rato.
En las situaciones que jugamos vimos mayores posibilidades que nunca para llegar hasta nuestro objetivo, tanto por las herramientas con las que contamos, como por el gran diseño de escenarios, enormes y llenos de diferentes rutas. También fueras de las misiones principales, en el mundo abierto, tenemos nuevas maneras de interactuar con el entorno, y por ejemplo ahora al hackear el móvil de las personas, tenemos varias opciones.
Podemos realizar una llama para distraer a un personaje, mandarle un perturbador mensaje de texto, robarle dinero de la cuenta si tiene su teléfono vinculado al banco, y lo más interesante, asignar un crimen, para que venga la policía a detenerle. También podemos llamar a una banda de matones para que vengan a darle una paliza, y si hacemos las dos cosas, podremos ver un divertido enfrentamiento entre la policía y los criminales, lo que podemos utilizar como distracción para nuestros propios fines.
Como es habitual en los juegos de Ubisoft, el mundo abierto está lleno de misiones secundarias y coleccionables, y probamos algunas de estas tareas secundarias. Como las carreras de drones voladores, con los que tienes que pasar por una serie de puntos de control a toda velocidad, o pruebas contrarreloj con coches y motos por la ciudad. Aunque el control de los vehículos ha cambiado bastante respecto al primer juego, ya que fue una de las grandes quejas, sigue sin convencernos del todo. Los coches se sienten con poco peso, con la dirección demasiado sensible, y aunque han intentado ofrecer una conducción muy sencilla y arcade, parecida a la de GTA V, creemos que todavía no le han cogido el punto, veremos si lo mejoran en la versión final.
También volverá a contar con modos multijugador, como os contamos en nuestras impresiones de la gamescom, y habrá misiones cooperativas, que también podremos jugar solos. Eso sí, si las afrontamos de manera individual, serán mucho más difíciles.
Watch Dogs al cuadrado
Watch Dogs 2 nos ha dejado un buen sabor de boca, aunque todavía tenemos que jugar mucho más para sacar conclusiones. Parece un juego mucho más completo y versátil que el primero, dando una mayor libertad para jugar como quieras, y los cambios en el tono de la narrativa gustarán más o menos, pero al menos parece que los personajes serán carismáticos, y nos harán pasar momentos divertidos. Un juego de mundo abierto muy entretenido, que se pondrá a la venta el 15 de noviembre en PS4, Xbox One y PC.
Hemos grabado el vídeo y escrito esta impresiones tras probar el juego en su versión de PS4 en un evento organizado por Ubisoft en París.