Análisis de Sleeping Dogs (PS3, Xbox 360, PC)
Nada de lo explicado anteriormente es rompedor. Si Sleeping Dogs es una de las sorpresas del año es porque se trata de un cóctel explosivo que te mantendrá más inquieto que Don Quijote en un parque eólico. Gustará a los detractores de los mundos libres porque apenas se aburrirán entre los desplazamientos y barre de un plumazo cualquier atisbo de bucle en las misiones presentes en otros juegos. Y con una ambientación genial de un lugar ya de por sí fascinante como es Hong Kong y sus diferentes barrios, tanto los más pobres pero reconocibles –esos carteles luminosos, callejones estrechos- como la parte lujosa y occidental de rascacielos repleta de zonas verdes. Su duración ronda las 15 horas, una cifra muy variable que puede aumentar bastante explorando la ciudad a conciencia y cumpliendo todas las misiones opcionales.

A nivel de valores de superproducción, es donde más se notan los problemas por los que ha pasado el proyecto. Gráficos buenos, pero no despuntan comparados con los máximos exponentes –hablando de la versión de consolas, la de PC cuenta con sus propias características-. Falta depurar la tecnología que se esconde detrás de Sleeping Dogs, que en algunos momentos sufre más de la cuenta durante los combates –en los escenarios abiertos aguanta mejor, curiosamente- y hay una ligera carga visible de objetos en la lejanía. De todas formas, las buenas animaciones, la genial ambientación de día y de noche –o bajo la lluvia, que es cuando más destaca- y la vida que desprende por el tráfico y la población no defraudará.
En el apartado sonoro, el protagonismo se lo llevan las voces y el trabajo de localización para dar un realismo al idioma. La mayor parte del juego se habla en inglés, pero nunca llegamos a olvidar que el juego transcurre en Hong Kong y no en el barrio chino de Nueva York. En cambio la música pasa más desapercibida, pues se reserva principalmente para las radios de los vehículos, donde encontramos estilos variados como rock, rap y melódica de estilo oriental. Tienen una ventaja sobre música licenciada de otros juegos: a los jugadores occidentales nos suenan completamente nuevas. Un acompañamiento de temas exclusivos para realzar mejor las cinemáticas o momentos clave habría sido bienvenido. A cambio, podemos oír el sonido ambiente de la ciudad y a los ciudadanos hablando de sus temas según nos acercamos a ellos.
Conclusiones
Un juego muy notable para el género, al que le fallan un par de aspectos. Uno de ellos es la falta de personalidad propia, algo que por ejemplo Red Dead Redemption tiene con la sola presencia de John Marston cabalgando por un desfiladero. No es tan alocado como el último Saints Row, no te maravilla en cada centímetro de escenario como un Assassin´s Creed ni se convertirá en un referente a batir a lo Grand Theft Auto. Una crisis de identidad no sólo presente en el argumento, también en las piezas que componen la jugabilidad, pero por suerte todas –si acaso salvo los tiroteos- comparables a los mejores títulos del género. A partir de aquí, cada uno puede valorar la importancia de la innovación en mayor o menor medida.

Lo que está claro es que si quieres diversión sin complicaciones, Sleeping Dogs la tiene en cantidades industriales. Hay juegos que aun siendo buenos defraudan porque se esperaba más de ellos, y otros que te impactan porque aparecen "de la nada" con una calidad envidiable. Lo nuevo de United Front Games pertenece a este último grupo.