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La caída de un Imperio y el alzamiento de otro - Assassin's Creed Origins

El nacimiento de los Ocultos y la necesidad de ampliar su área de efecto obligan a que Aya y Bayek tengan que separarse.
  • Recompensas: Ninguna

Navega hasta Roma

Como suele ser habitual con Aya, tenemos por delante un combate naval. Ya deberías saber cómo desenvolverte en estas situaciones. Recuerda que la mejor estrategia que puedes seguir para hundir barcos rápidamente es acercarte, embestir con equis (jugando en PS4) y luego lanzar bombas. Además, no olvides que desde el anterior combate, tienes la catapulta manteniendo R1 pulsado y disparando con cuadrado, aunque tarda en recargar.

Tras la primera oleada, te enviarán barcos suicidas, obviamente debes usar las flechas y la catapulta para evitar que choquen contra ti.

Tendrás que derrotar una primera oleada de barcos suicida, seguida de una segunda tanda acompañada por barcos normales que también te lanzarán flechas.

Tras la segunda oleada, aparecerán dos enormes octorremes que debes hundir, con la ayuda adicional de los barcos de Bruto y Casio. Manten las distancias, a corto alcance tienes todas las de perder: aprovecha tu catapulta.

Aya, rumbo a Roma
Los romanos nos lanzan barcos suicida
Barcos en llamas contra nuestra flota
Ponte de lado para teer mejor línea de tiro
Estamos en aparente minoría
Aprovecha las catapultas
Si lo ves muy claro, remata embistiendo
Aya, comandando la flota
Roma, al fin

Asesina a Septimius

A nuestra llegada a Roma, sabremos que Septimius es la mano derecha de César, que ahora ejerce de líder de La Orden de los Antiguos. Lo siguiente que tendremos que hacer, será acabar con el anteriormente conocido como Chacal en la arena.

Aya, preparada para su misión
César y Septimius
Aya da un paso al frente
Septimius repara en nuestra presencia
Los soldados no son rivales para Aya
Llegó la hora de Septimius

El combate contra Septimius tiene sus complicaciones, porque no puedes ir a por él de forma directa. Casi todos sus ataques son de área, y además tiene poderes especiales, parecidos a los de Flavio que te inmovilizan y dejan a merced de un fuerte golpe.

Sin embargo, hay una manera muy sencilla de hacer las cosas. Mantén pulsado el botón de ataque fuerte (R2 jugando en PS4) y, aunque Septimius esté haciendo el ataque con el que hace girar las cadenas, Aya bailará bajo ellas cuando sueltes el botón y golpeará al gigante. En ese momento estará aturdido unos segundos, momento que puedes aprovechar para golpear con ataques ligeros y cargar la barra de Sobrecarga, que debes usar tanto como puedas.

Aya se enfrenta a Septimius
Cara a cara con el asesino de Khemu
Usa la Sobrecarga siempre que puedas
El fin de Septimius
Aya en la Duat
Septimius, arrogante hasta el final
Aya amenaza de muerte a Septimius
La muerte del Chacal
Ya sólo queda César

Llega hasta la curia

Ahora tienes que avanzar hasta la curia, donde supuestamente debería estar César. Da igual, como siempre, que vayas en sigilo o masacrando a todos los soldados que se interpongan en tu camino. No tendrás que avanzar mucho para llegar hasta la puerta de la curia.

Coge a los soldados por sorpresa
Si te descubren, tendrás que luchar

Asesina a César

El momento final. Pon fin a La Orden de una vez y para siempre. Darán comienzo las secuencias finales, donde veremos cómo Aya se convierte en Amunet, la figura legendaria entre los Asesinos de Levante, cómo Bayek hace lo propio en Egipto y cómo nacen los Ocultos, precursores de La Hermandad.

La capucha original de los Asesinos
Aya da comienzo a la muerte de César
César, apuñalado por los suyos
Bruto apuñala a César
Justicia para el tirano
La muerte de un imperio
César en la Duat
César jura perdurar
Aya deja claros sus ideales
El fin de César
Cleopatra con Cesarión, hijo de César
Aya advierte a Cleopatra
No hay más respeto hacia la faraona
Aya escribe a Bayek
Los antiguos medjay ahora son Los Ocultos
La tradición del corte del dedo
Aya se convierte en Amunet, leyenda entre los Asesinos
La capucha con la que pasar desapercibido
Bayek sigue con su lucha
Fin