Atención: No vamos a contar nada que no sepas en la primera hora de juego, pero por si acaso, si no te gustan NADA los SPOILERS no sigas leyendo.
Assassin’s Creed Origins transcurre en la Edad Antigua, en el último periodo del Egipto Clásico.
No es el período de los faraones de toda la vida, sino que es el último período de Egipto antes de perder su independencia y convertirse en una provincia del Imperio Romano, el llamado Egipto Ptolemaico o Período helenístico de Egipto.
Se trata de lo que ocurre en Egipto después de que Alejandro Magno conquiste gran parte del mundo conocido, y sus generales hereden su Imperio y establezcan reinos de cultura griega en sus diferentes partes. El de Egipto se llama Egipto Ptolemaico por el general Ptolomeo, que establece la capital del reino precisamente en Alejandría, fundada por su fallecido jefe.
El Egipto en el que transcurre Assassin’s Creed Origins está ambientado 300 años después de estos eventos, hacia el 50 antes de Cristo, cuando la gran potencia mundial ya es Roma. Gobierna Egipto Ptolomeo XIII, un niño de doce años que ha desplazado del trono a su hermana Cleopatra, que como es conocido es un personaje de esta historia y fue también la última soberana independiente del Imperio Egipcio.
Bayek, el medjay
En este Egipto conviven egipcios de toda la vida y griegos recién llegados, y para fomentar la convivencia se han "creado" dioses comunes a ambos, manteniendo los griegos sus dioses exclusivos y los egipcios los suyos. La historia no trata sobre los conflictos entre ellos, sino que nos narra las peripecias de Bayek, que tiene el título de medjay, una especie de protector del pueblo y de los intereses del faraón.
La historia transcurre un año después de que la vida de Bayek fuese alterada, y nos encontramos con el plan de venganza de este personaje a medio acometer. Volvemos a Siwa, su región de origen, para terminar de culminar una venganza que, en realidad, no ha hecho más que empezar.