Análisis Skull and Bones, los piratas de Ubisoft por fin zarpan a la aventura (PS5, Xbox Series X/S, PC)
Había muchas dudas de que Skull & Bones llegaría a puerto algún día, pero ya está aquí. Quienes siguiesen las noticias de la última década sabrán que el juego de Ubisoft comenzó su desarrollo en 2013, primero como una expansión de Assassin's Creed IV: Black Flag y después como un MMO independiente, Black Flag Infinite. Este fue sólo el principio de un desarrollo tormentoso con reinicios y cambios de visión que amenazaban una superproducción que sus creadores han definido como "AAAA".
Esta es la historia de uno de los dos grandes proyectos eternizados en la compañía francesa junto con el también escurridizo Beyond Good & Evil 2. De hecho, ha pasado tanto tiempo desde Black Flag que los rumores ahora apuntan a que este Assassin’s Creed tendrá un remake en el futuro. Pero no nos engañemos: Skull and Bones no lleva once años en desarrollo, en ese tiempo ha pasado periodos prácticamente detenido y los reinicios han dado como resultado un proyecto más conservador de lo que se auguraba, con algunas buenas ideas no muy profundizadas, aspectos anacrónicos y una gran duda que sobrevuela al título: ¿recibirá la inversión necesaria para transformar la versión actual en algo más redondo o quedará encallado en los próximos meses?
¡Yo voy a ser el rey de los piratas!
Como os contamos en pasadas impresiones, la aventura comienza tras una persecución en la que nuestro navío es asaltado y destrozado por una numerosa y poderosa flota. Terminamos como un superviviente que irá progresando en el escalafón de la piratería hasta dejar su huella en los siete mares, pero ten en cuenta que hay otros muchos jugadores que se cruzarán en tu camino con la misma ilusión, y en ocasiones con malas intenciones.
Barcos fantasmas, mapas del tesoro, monstruos y una constante presión por mejorar el equipamiento de tu navío con más armamento o características que le permitan sobrevivir a cualquier obstáculo: Skull & Bones es sobre el papel la epopeya de cualquiera que soñase con La isla del tesoro, One Piece o Piratas del caribe: RPG, acción, exploración libre y aventuras en cooperativo, JcJ, JcE y JcJcE. El lanzamiento además es sólo el principio para Ubisoft Singapur, que se lo tomará como un juego como servicio en constante crecimiento. Quién sabe si dentro de cinco o diez años es un juego irreconocible –en el buen sentido- y tenemos otra redención comparable a la de No Man’s Sky.
Nuestros primeros pasos por Skull & Bones son una larga introducción al mundo abierto que se abre ante nuestros ojos, que a diferencia de prácticamente todo lo que hay en el mercado, aquí pone el foco en el mar y no en tierra. No es tampoco la "versión Ubisoft" del Sea of Thieves de Rare, hay importantes particularidades en gameplay y ambición, aunque es obvio que la temática nos hará pensar en aquel título.
Los encargos comienzan con diversas peticiones para conseguir materiales y así construir el primer barco que nos permita derribar a algunos enemigos. Es aquí cuando comprobamos que Ubisoft ha optado por un control que en nuestras impresiones describimos como arcade, ya que en contra de lo que se podría pensar, no es un "simulador de barcos" realista. Con la pulsación de botones podemos desplegar o recoger las velas, e incluso aprovechar el viento para coger más velocidad, pero limitado en el tiempo por una barra de resistencia –el equivalente a la acción de correr en muchos juegos-.
Una vez en mar, podemos seguir la historia principal o tomar algún desvío para investigar por nuestra cuenta y riesgo. Funciona de manera similar a cualquier otro mundo abierto con elementos roleros, con contratos que nos irán confiando diversos personajes; obtendremos materiales, monedas, planos, equipamiento y la experiencia que en este caso se mide por niveles de infamia. Todas las actividades de cazarrecompensas, encargos de recadero, hundimiento de barcos y demás contribuyen a subir de categoría, lo que da acceso a más privilegios. Hay momentos de grindeo, sobre todo en el endgame, porque una de sus bases consiste en ese constante crecimiento y personalización con encargos típicos de MMO, y barreras que dependen de nuestro nivel de infamia –hasta para la compra de planos del armamento-.
Fuera de las áreas pacíficas que hacen de hub con sus mercados e interacciones entre la comunidad, tenemos un océano plagado de eventos globales, dinámicos –incluyendo los de jugador contra jugador-, misiones en rotación y hasta opción para cocinar alimentos que proporcionan beneficios temporales. En tierra, sin embargo, no hay un gameplay tan profundo como el que muchos esperarían: no hay combates, tampoco grandes misterios para explorar. Probablemente este ha sido uno de los muchos recortes hecho con cada reinicio, y es que sorprende que partiendo de la flexibilidad de un Assassin’s Creed –con su parkour, sigilo, acción- en Skull and Bones se nos presenten pequeños islas con un puñado de mercaderes o un tesoro. Te guste o no, este juego lo apuesta todo a la navegación, hasta el punto de convertir al barco en auténtico protagonista, más que su capitán.
En cierta manera la temática maquilla algunas de las críticas a esta falta de originalidad que encontrará cualquier aficionado a los mundos abiertos. En lugar de vehículos corrientes hablamos de barcos –diez en su lanzamiento, distribuidos en tres categorías- personalizables en estética y armamento, los más potentes con propiedades extra –fuego, penetración, explosivos, etc.-, resultando un RPG con la fórmula de Ubisoft en un envoltorio bastante atractivo.
Esta gestión del barco lo es todo aquí. Hay detalles interesantes como que el mobiliario tenga efectos beneficiosos para la tripulación, se tiene en cuenta el cargamento en el inventario, la munición y periódicamente necesitaremos reparar el casco. Si sales a navegar puedes utilizar tu catalejo para analizar el contenido de los barcos, y si merece la pena ir cargando los cañones para un enfrentamiento. Al principio el combate se siente demasiado simple –no necesariamente aburrido-, con un intercambio de disparos a los puntos débiles del barco, pero hay que admitir que con el tiempo gana, es un juego del gato y el ratón en alta mar para evitar el fuego enemigo mientras acertamos nuestros tiros. Una partida contra un barco más fuerte que el nuestro, al que hundimos con astucia, siempre da momentos épicos: debes tener en cuenta el viento, el agotamiento de la tripulación, el tiempo en virar un barco de gran tamaño, el oleaje…
No obstante, comentamos que hay apartados no muy bien rematados, anticuados o que delatan que ha salido con algo de prisa. Por ejemplo, hay un abordaje automático –de nuevo, no hay luchas cuerpo a cuerpo- que se resuelve con una cinemática. Es una pena que no se aproveche para hacer algo más inmersivo o interactivo; lo que tenemos es un juego que trata sobre el combate y personalización de barcos –de ahí que se disfrute más cuando juegas con total libertad o compañeros- pero que en lo demás sabe a poco. Tampoco esperes una gran historia: los NPC son eso, simplemente comerciantes o personajes estrafalarios con encargos que aumentarán tus arcas de infamia, pero sin una trama de piratas que te enganche, sólo rencillas entre facciones. Al final, esto es una especie de guía hasta el endgame, que es donde empiezas a poner en práctica todas las estrategias que has aprendido, la capacidad de adaptar tu navío y la coordinación con los aliados –de ahí que las "clases" de barco sean importantes-.
Sin conocer todos los detalles de su largo desarrollo, es fácil ver que Ubisoft Singapur ha tratado de unir las diferentes mecánicas que tenían planeadas y ha eliminado todo aquello que requería más trabajo. En su debut tenemos un armazón, similar a un acceso anticipado, de lo que apuntaba por sus primeros tráilers e imágenes. ¿Hay momentos entretenidos? Sin duda, y podemos ver que gustará a quienes busquen un "juego como servicio" o mundo abierto online de tono más tranquilo que otras propuestas, a veces rozando lo relajante, invertir horas en localizar recursos escasos, vigilar las rutas comerciales, adaptar nuestro barco al estilo de juego, dedicar un tiempo a la parte económica, el mercado negro, la conquista de asentamientos y las actividades JcJ que durante las primeras horas quedan relegadas a un segundo plano. Quizás no es lo que se esperaba de Skull and Bones cuando fue presentado en 2017, pero divierte a su manera.
Una de "sal" y otra de arena en el apartado gráfico
Aunque Ubisoft lo describe como una superproducción –por el coste que ha supuesto, sin duda entraría en la categoría-, esto no se traduce en que Skull and Bones sea un portento visual comparable al de los juegos más punteros; incluso dentro de la propia editora hemos visto lanzamientos más espectaculares. El océano, las cosas más frondosas y algunos de los efectos de iluminación o cambio climático dan vistas preciosas cuando se dan varias condiciones, pero queda muy lejos del material promocional que se mostraba hace años.
En distancias cortas, los NPC pecan de robóticos y de vez en cuando hay detalles gráficos que chirrían -¡cañones que disparan en diagonal!-, que de nuevo nos hacen ver la falta de pulido. El motor Ubisoft Anvil ha evolucionado durante años con características "de nueva generación" pero aquí deja ver sus costuras, más que en Assassin’s Creed Valhalla o Assassin’s Creed Mirage, por lo que quizás sea hora de adoptar Snowdrop (Avatar: Frontiers of Pandora, Star Wars Outlaws) de manera más extendida entre los diferentes estudios de la editora. Hay múltiples pantallas de carga –rápidas, eso sí- que no son propias de una experiencia de la actual generación, sino de un juego diseñado "a la antigua usanza".
Por supuesto nos llega con voces en español –si bien el protagonista es mudo- y la música corre a cargo de Tom Holkenborg, más conocido por Junkie XL, con algunos tópicos del género épico de piratas pero sin la contundencia de sus trabajos en Mad Max: Fury Road o Alita: Battle Angel. A veces lo mejor es relajarse con el sonido del mar, la vida salvaje y las canciones de la tripulación –la "radio" de Skull and Bones-.
Conclusiones
Skull and Bones hace bien unos aspectos jugables –los combates con barco, la sensación de exploración marítima- pero descuida otros, y en global no supera a la fuente en que se inspiró en su origen, Assassin's Creed IV: Black Flag -aunque reiteramos que el planteamiento ha terminado por ser muy diferente-. Es fácil caer en el catastrofismo, señalar que su longevidad se basa principalmente en la cantidad de actividades necesarias para subir el nivel de infamia, misiones repetitivas y que hay aspectos a medio cocer; todo eso es cierto, pero también que la acción, la ambientación y aventuras que podrás vivir en compañía aportan el salvavidas a una superproducción cosida a retazos. Y para los estándares actuales, no sufre grandes problemas de bugs o rendimiento.
Lo que pueda llegar a ser dentro de unos años está todavía por escribir. Sólo queda imaginar cómo sería Skull and Bones con una dirección clara desde el inicio y un tiempo de desarrollo completamente aprovechado; quizás hablaríamos de una obra maestra. ¿Nuestro consejo? Aprovecha la prueba gratuita en cualquiera de sus plataformas y descubre si se ajusta a tus expectativas.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para PS5 proporcionado por Ubisoft.