Análisis de Fallout 4 (PS4, PC, Xbox One)
Dentro de unas semanas se cumplen 10 años del lanzamiento de Xbox 360, la consola que fue el pistoletazo de salida de una de las generaciones más largas que se recuerdan. Cuando se repasen los mejores o más importantes juegos de esta longeva generación, hay un título que seguro no faltará en las listas: Fallout 3 (2008), ya que causó un enorme impacto en muchísimos jugadores. Con el genial Fallout: New Vegas (2010) de por medio, al que Obsidian supo imprimir su propia personalidad, el gran recuerdo que dejó Fallout 3 explica por qué Fallout 4 es uno de los juegos más esperados de los últimos tiempos, que en un gesto que hay que agradecer a Bethesda, no nos ha torturado con años de vídeos, información y hype en vena: el juego se anunció en junio, y solo cinco meses después ya está entre nosotros. Ojalá otras compañías tomen buena nota de esta manera de promocionar y lanzar sus productos.
¿Está Fallout 4 a la altura de las expectativas? Una pregunta que no tiene fácil respuesta, ya que expectativas hay tantas como jugadores, y a veces estas nos juegan malas pasadas. Lo que sí podemos afirmar con rotundidad es que Fallout 4 es un auténtico juegazo, y vuelve a conseguir lo que anteriores títulos de Bethesda, atraparnos en su mundo bello y hostil durante decenas e incluso cientos de horas, con una de esas experiencias tan intensas y gratificantes que te dejan una huella imborrable en tu memoria de jugador.
Con Fallout 4 Bethesda sigue refinando su fórmula, la de juegos a los que cada vez nos cuesta más considerar RPG, y sí aventuras en mundo abierto, algo que ya vimos de manera muy clara en The Elder Scrolls V: Skyrim (2011). Con esto no estamos diciendo que hayan desaparecido los habituales elementos de juego de rol -que por cierto han permeado en todo tipo de géneros en los últimos años-, pero tenemos la sensación de que cada vez les dan menos importancia, intentando mejorar en otros aspectos como la acción, la narrativa, la ambientación y en definitiva el crear un mundo convincente y apasionante para que el jugador se lo pase en grande descubriendo todo lo que ofrece durante decenas horas.
Una aventura con el inconfundible sello de Bethesda, con todo lo bueno y también lo malo que ello conlleva, y quienes disfrutasteis de juegos como Fallout 3 o The Elder Scrolls V: Skyrim seguro que sabéis perfectamente de lo que estamos hablando y os hacéis una buena idea de lo que os vais a encontrar. De espíritu continuista, como le gusta a su director Todd Howard, aunque con más novedades y cambios jugables de lo que parecía en un principio, casi todos para bien, aunque alguno que otro para mal, como su pírrico sistema de conversación, que ahora explicaremos.
Es uno de esos juegos en los que si te quieres centrar en sus defectos y machacarlo tienes argumentos de sobra para hacerlo, pero como todavía nos hace ilusión esto de los videojuegos y no nos gusta amargarnos, hemos preferido disfrutar de sus muchísimas virtudes, y no podemos decir otra cosa que nos lo hemos pasado en grande jugándolo, y tenemos muchas ganas de seguir haciéndolo en los próximos días, ya que tiene contenidos suficientes para estar enganchados durante semanas. Hacemos esta reflexión porque vemos venir que en los próximos días se va a hablar más de su austero apartado técnico que de todas las virtudes que ofrece como juego.
Bienvenidos a la Commonwealth
Esta vez la aventura se ambienta en la ciudad norteamericana de Boston y sus alrededores, y al comenzar tendremos que crear a nuestro personaje en un meritorio editor, que deja configurar muchos matices físicos, pudiendo elegir ser hombre o mujer. Sin tener demasiado tiempo para disfrutar de nuestro pacífico hogar, junto a nuestra pareja e hijo tendremos que escondernos un refugio ya que está a punto de estallar una guerra nuclear. Sin entrar en detalles específicos del argumento para no estropearos la sorpresa, despertamos 200 años después, y nos tocará salir a sobrevivir en un mundo devastado y tremendamente hostil, con un objetivo muy sencillo y claro en las primeras horas, algo que beneficia mucho al desarrollo del juego.
Puedes abandonar la trama principal cuantas horas quieras que te aseguramos que nunca te vas a olvidar de este objetivo, y como no queremos entrar en detalles, tenemos que decir que la historia de Fallout 4 y su estructura de misiones es cuanto menos peculiar, es muy posible que os sorprenda si venís de anteriores juegos de Bethesda. Para empezar cómo derrumba la clásica barrera o clasificación entre las misiones principales y secundarias, dejándote claro que la etiqueta de lo que es o no importante se la pones tú, y luego nos ha gustado mucho cómo se entrecruzan las distintas tramas de las cuatro facciones principales, pudiendo jugar a varias bandas hasta bien avanzada la aventura.
La historia en general nos ha gustado bastante, se sigue muy bien y está razonablemente bien contada, y lo que no nos ha convencido tanto es la manera de presentarla, muy austera, y su nuevo sistema de diálogos, todo un desacierto. Han intentado ofrecer un sistema de conversación a lo Telltale Games y en cada contestación solo podemos elegir entre cuatro respuestas, que además siempre son las mismas en cuanto al tono. Ser sarcástico o graciosillo, ser borde o violento, pedir más información, o hacer lo correcto y avanzar la conversación. Se agradece que ahora podamos escuchar a nuestro personaje, pero estás muy atado en las opciones de diálogo, y ni siquiera tienes muy claro qué vas a contestar exactamente, no tienes la sensación de que domines la situación.
A esto se le une una manera de presentar la historia y mostrar las conversaciones muy anticuada, con un aburrido plano-contraplano y sin ningún tipo de cinemáticas en los momentos más relevantes de la historia, como si se tratara de un juego de rol de hace más de una década. Por decirlo de otra manera, el reciente The Witcher 3: Wild Hunt ha demostrado que un juego de rol en mundo abierto puede tener no solo una narrativa elaborada, sino también una manera muy atractiva de mostrarla, y en esto Fallout 4 está a años luz de lo conseguido por CD Projekt.
Volvemos a repetirlo para que quede claro, con esto no estamos diciendo que Fallout 4 tenga una mala historia, para nada, de hecho nos ha parecido bastante correcta y contiene en su interior un montón de relatos interesantes, pero el sistema de diálogos no funciona bien, la manera de mostrarlos está anticuada (a esto tampoco ayudan los gráficos, algo que luego explicaremos), y siguen sin saber crear personajes carismáticos, ni en el fondo ni en la forma, una marca de la casa. Estos son algunos de los mayores defectos de Fallout 4, en una aventura que en su parte jugable funciona realmente bien.
Sobreviviendo al Yermo
Con esta ambientación más de moda que nunca, Fallout 4 se postula como uno de los mejores "simuladores" de supervivencia en mundo postapocalíptico que hemos jugado nunca. Siempre prevaleciendo la diversión por encima del realismo, pero con una dificultad por encima de la media, ya que hasta un par de enemigos en mitad de la nada pueden ser capaces de quitarnos la vida, y hay que saber gestionar bien los recursos si no queremos quedarnos indefensos a las primeras de cambio.
Una vez terminado el prólogo toca salir al Yermo y buscarse la vida, esta vez por la ciudad de Boston y sus alrededores, y la sensación de indefensión y de no saber ni por dónde empezar está muy conseguida, el juego te abruma con sus muchas posibilidades desde el principio. Tendrás que hidratarte, aunque teniendo cuidado de no beber agua contaminada por radiación, lo que reduce tu salud máxima, y no abusar del alcohol ni de las drogas, ya que puedes generar una adicción. Hay que comer para recuperar la salud o conseguir algunos beneficios, pero debes cocinar los alimentos para no contaminarte, y también hay que dormir de vez en cuando para no estar cansado y recuperar la salud.
El saber gestionar bien la munición, el dinero y la enorme cantidad de objetos que recoges en los escenarios es una de las claves jugables, ya que te vas a tirar horas haciéndolo. El inventario tiene un límite de peso, y en esta ocasión todo lo que coges sirve para algo, incluso la chatarra. Esto se debe al nuevo sistema de crafting o creación, uno de los mayores aciertos de Fallout 4, mediante el cual todos los objetos contienen unos componentes, que sirven para construir otros objetos o mejorar las armas y armaduras. Por ejemplo un reloj de bolsillo puede contener ‘engranaje’, ‘plata’ y ‘muelle’, un paquete de cigarros ‘plástico’, ‘tela’ y ‘amianto’, y algo más complejo como un microscopio de laboratorio tiene ‘engranaje’, ‘vidrio’, ‘cristal’ y ‘fibra óptica’.
A la hora de utilizar estos componentes no tenemos que andar buscando qué chatarra los contiene exactamente ni desguazándola, el juego lo hace automáticamente, y si por ejemplo necesitamos un ingrediente en concreto que no tenemos, podemos poner una marca y cuando nos topemos con un objeto en el escenario que lo contenga nos lo señalan, sin duda una gran ayuda. No somos unos fans del "crafteo", pero se ha introducido con mucho acierto, y tiene mucho sentido en una aventura de supervivencia en un mundo postapocalíptico", ya que te vas a pasar horas buscando objetos de valor por los escenarios, teniendo que decidir constantemente qué conviene llevar o no.
A la hora de cocinar alimentos, construir objetos, crear drogas o mejorar las armas lo tenemos que hacer en unos bancos de trabajo que se encuentran en los asentamientos, la otra gran novedad de Fallout 4. Pequeñas poblaciones que puedes gestionar para obtener recursos y beneficios, y que puedes construir y mejorar a tu gusto. Cada asentamiento tiene un número de habitantes -puedes ampliarlo o reducirlo atrayendo a gente o moviéndola a otros asentamientos-, un número de comida que se produce al día -se pueden crear huertos con distintos tipos de alimentos, aunque debes contar con alguien que los cuide-, tienes que crear pozos para que haya agua, y generadores para que no falte energía y puedan funcionar partes como el alumbrado o distintas máquinas. También tienes que contar con defensa para proteger el asentamiento de posibles ataques, y camas suficientes para todos los habitantes. Dependiendo de cómo cumplas estos requisitos, será más o menos alto el valor de felicidad, lo que se traduce en mayor productividad de los colonos a la hora de obtener recursos.
Como veis está sorprendentemente elaborada esta parte del juego, y solo hemos tocado la superficie. Gracias a los componentes que recogemos y a los elementos que desguazamos en el área de los asentamientos –por ejemplo podemos eliminar todos los escombros de una casa derruida y obtener sus componentes a cambio-, podemos construir todo tipo de objetos. Estructuras (casas, puertas, vallas), mobiliario (camas, sillas, contenedores, estantes, mesas, inodoros, etcétera), decoración (alfombras, cuadros, banderas, letreros), energía (generadores, luces, interruptores, antenas), defensa (torretas, puertos de guardia, trampas), recursos (agua, comida, estaciones de reciclaje), tiendas y bancos de trabajo.
Todo esto pudiéndose crear y gestionar de manera muy práctica y sencilla, aunque al colocar los elementos desde una perspectiva en primera persona, a veces es un poco complicado, y echamos de menos algún tipo de cámara aérea o libre a la hora de gestionar los asentamientos. Y algo muy importante, es una parte del juego que podemos obviar totalmente, para disfrutar la aventura no estamos obligados a prestarle atención, y no deja de ser un extra que añade una nueva capa de profundidad, y que dispara la duración del juego hacia el infinito. Tenemos mucha curiosidad por ver qué será capaz de crear la gente.
Otro cambio importante en Fallout 4 es su nuevo sistema de progresión, un completo acierto, ofreciendo al jugador una libertad enorme desde el principio de la aventura para hacer un personaje a su medida. Tenemos siete atributos principales S.P.E.C.I.A.L: fuerza, percepción, resistencia, carisma, inteligencia, agilidad y suerte, entre los que repartimos una serie de puntos al comenzar el juego, y dentro de cada una de estas categorías diez habilidades o perks, que a su vez podemos mejorar en varios niveles. Por ejemplo para acceder a la quinta habilidad de resistencia (‘acuático’, nos sufres daño de radiación al nadar) tendrás que tener al menos cinco puntos en resistencia, y así sucesivamente, con los diez niveles de habilidades, y cada una de ellas con varias mejoras, que exigen a su vez haber alcanzado cierto nivel de experiencia.
Esta enorme libertad también es una gran responsabilidad, ya que por ejemplo en nuestro ritmo de partida hemos subido un nivel de experiencia cada hora y pico aproximadamente, por lo que no se sube muy rápido, y te cuesta mucho decidirte cómo gastar los puntos de mejora, al tener tantas habilidades interesantes entre las que elegir. Desde las imprescindible y clásicas -poder cargar con más objetos, mayor resistencia al daño, incremento del daño con cierto tipo de armas-, a otras más peculiares o curiosas pero no por ellos menos útiles, como ‘donjuán’ -mayor capacidad de persuasión con el sexo contrario-, ‘fiestero’ -para no desarrollar adicción al alcohol-, ‘necrófago’ -la radiación te regenera la salud- o ‘noctámbulo’ -más inteligencia y percepción en las horas nocturnas-. También para poder construir las mejores armas y armaduras dependemos de algunas de estas habilidades, así que ya os decimos que es un quebradero de cabeza en qué gastar cada punto, siempre hay un montón de alternativas apetecibles.
Otro aspecto muy mejorado respecto a Fallout 3 es la jugabilidad de los tiroteos, que ahora podrían pasar por los de cualquier shooter, sino fuera porque vamos escasos de balas, porque no hay regeneración de vida, y porque las armas más básicas se sienten lentas y poco poderosas de manera premeditada, por lo que no puedes jugar como si se tratara de un Call of Duty. El atractivo sistema de tiro asistido V.A.T.S vuelve sin apenas novedades, y nos permite ralentizar la acción y apuntar a las diferentes partes del cuerpo de los enemigos.
Si en Fallout 3 había que abusar de este sistema para progresar con garantías, ahora ya no es tan necesario, y descubriremos que apuntando nosotros de manera manual a la cabeza somos mucho más efectivos que las probabilidades de éxito que nos da a veces el V.A.T.S. En cualquier caso aunque menos efectivo sigue siendo muy divertido usarlo, y los desmembramientos de los enemigos y sus cabezas volando por los aires le dan un toque de espectacularidad al juego que le sienta genial.
La variedad de armas nos satisface totalmente, no hemos echado ninguna de menos, y el sistema de creación y mejora nos permite hacer cualquier cosa: poner diferentes tipos de culatas, cañones, miras, bocas, empuñaduras, etcétera, para lo que hay que tener o los módulos necesarios, que podemos comprar o encontrar escondidos en los escenarios, o crearlos mediante componentes si tenemos las habilidades necesarias. Hay muchas maneras de jugar, y cada tipo de enemigo requiere una estrategia. Los desmembramientos que hemos comentado antes no solo son divertidos, también útiles, y por ejemplo a enemigos que son muy rápidos y numerosos convienes arrancarles las piernas para que se queden tendidos en el suelo.
Siguiendo con todo lo que ha mejorado en la jugabilidad, el sistema de compañeros también nos ha convencido más, a pesar de estos se comporten de manera suicida y se lancen de cabeza a los enemigos, algo que comprobaremos en nuestras primeras horas con el perro Albóndiga, que no le teme a nada ni a nadie, ni siquiera al fuego. No tenemos que preocuparnos por ellos, no pueden morir en combate, aunque sí quedar tendidos en el suelo durante un buen rato. A lo largo de la aventura tenemos interesantes conversaciones con ellos, incluso podemos llegar a establecer una amistad profunda o un romance, lo que nos proporciona ciertas ventajas, y hay un sistema de karma asociado a cada uno de ellos. Por ejemplo a Piper, una periodista, le gusta que ayudemos a la gente, que siempre pidamos información extra en las conversaciones, y que abramos todo tipo de cerraduras, mientras que a Strong, un mutante, le gusta que nos comportemos a lo bestia, y no le gustan nada las sutilezas ni el sigilo. Incluso te dan la opción de prescindir de los compañeros, con algunas bonificaciones para quienes quieran jugar de esta manera solitaria.
El sistema de karma general desaparece, algo que a muchos disgustará, pero que a nosotros nos parece un acierto, eso de hacer el bien o el mal y recibir puntos a cambio nos parece muy anticuado. Las decisiones reales nunca son de color blanco o negro, hay una enorme escala de grises, y al eliminar el sistema de karma te sientes más libre de actuar como creas conveniente en cada momento, y no condicionas tu partida para subir al máximo un medidor de bueno o malo. Solo rindes cuentas al compañero que lleves en ese momento, al que le gustarán más o menos tus actos.
Sí que podríamos criticar que tenemos la sensación de que en general tomamos menos decisiones que en Fallout 3, hay pocas misiones que nos ofrezcan diferentes alternativas de resolverlas. Nos gusta cómo confluyen varias misiones en un mismo punto e incluso cómo se entremezclan, o la manera tan "orgánica" en la que a veces nos enfrascamos en ellas, pero no hemos sentido casi nunca que pudiéramos resolverlas de diferentes maneras y que tuviéramos varias opciones. Esto llega en cierta manera bien avanzada la historia, pero no podemos explicar cómo por no estropearos la sorpresa.
En resumen se puede decir que Fallout 4 es continuista respecto a anteriores juegos de Bethesda, pero como veis en cuanto rascamos la superficie encontramos bastantes novedades, cambios y matices. Es cierto que hay en aspectos que no ha cambiado nada, como el forzar cerraduras con horquillas, o el "hackeo" de terminales informáticos, con exactamente el mismo minijuego que en Fallout 3, pero luego cómo se sienten las escenas de acción, los nuevos asentamientos, el crafting o la progresión nos parecen novedades de mucho peso.
Dejando a un lado que muchas de estas novedades y cambios pueden gustar más o menos dependiendo del jugador, lo que es indiscutible es que Fallout 4 vuelve a transmitir las mismas sensaciones de los mejores juegos de Bethesda. Ese sentimiento de aventura, de tener un mapa enorme y lleno de secretos, y muchas ganas de ir descubriendo cada uno de sus rincones, no sabiendo lo que te vas a encontrar a la vuelta de la esquina. El mundo para explorar es enorme, pero esto no nos parece tan importante como su gran densidad, ya que está plagado de lugares interesantes y de "mazmorras". Es habitual que entres entre en algún edificio o comercio para curiosear un poco, y acabes saliendo una hora más tarde.
Es una pena que su mundo esté más fracturado de lo que nos gustaría, y hay que pasar por prolongadas pantallas de carga para entrar a casi cualquier edificio o instalación importante, así como en ocasiones diferentes secciones de una ciudad, en tiempos de carga que van de los 30 a los 45 segundos de media, lo que entorpece bastante el ritmo de juego. Y ya que hemos abierto la veda del apartado técnico, hablemos de los gráficos.
Técnicamente anticuado
Estamos ante un juego que ofrece unos contrastes visuales brutales, entre unos escenarios alucinantes, por su diseño y por su acertada dirección de arte, así como una iluminación muy lograda, con unos personajes que vamos a describirlos sin paños calientes: nos parecen cutres, impropios de un gran juego en pleno año 2015. Tanto por su modelado como por sus animaciones, o sus inexistentes expresiones faciales. Las texturas del juego en general son muy pobres, y lo que es peor, en consola (hemos jugado a la versión de PlayStation 4), hay ciertos problemas de rendimiento que afectan a la jugabilidad. Al vetusto motor gráfico de Bethesda se le ven ya demasiado las costuras.
Cuando vas tranquilamente explorando tanto en interiores como en exteriores el juego no tiene ningún problema para mantener los 30fps estables. Pero en cuanto la cosa se anima un poco, con varios enemigos a la vez, y con granadas y cócteles molotov de por medio, algo bastante habitual, las imágenes por segundo se resienten de manera importante, lo suficiente como para que acabe afectando a la jugabilidad de los tiroteos, una auténtica pena. El juego en general no se ve mal, el mundo es portentoso, la iluminación muy chula y eventos como la lluvia están muy bien realizados. Pero el pobre diseño de personajes y los puntuales problemas técnicos, acaban empañando demasiado la experiencia, así como algunos detalles presentes en anteriores juegos de Bethesda, que desentonan mucho en pleno 2015. Por ejemplo, ver desaparecer a los personajes cuando van a cruzar una puerta hacia otra localización.
Respecto a los bugs, errores o glitches, algo que siempre preocupa en los juegos de Bethesda, nosotros no hemos tenido ni un solo fallo jugable o de progreso en nuestra partida, aunque sí algún que otro fallo visual sin demasiada importancia. Queremos dejar claro que esta es nuestra experiencia particular, porque también nos pasó algo parecido The Elder Scrolls V: Skyrim, que nosotros analizamos en Xbox 360 y no tuvimos prácticamente ningún problema.
En el apartado de sonido también hay un importante contraste, aunque este solo en la versión española del juego. Por un lado tenemos la banda sonora de Inon Zur, simplemente espectacular, preciosa, no se nos ocurre mejor manera de ambientar este mundo, con unas melodías que saben ser bellas, melancólicas o épicas cuando toca.
Y por otro lado el doblaje al castellano, muy similar al de anteriores juegos de Bethesda, con un mismo actor haciendo demasiadas voces, o interpretaciones muy sobreactuadas a veces, pero que no es el mayor de sus pecados. Sino la calidad del audio en español, que deja mucho que desear, como si estuviera demasiado comprimido, algo que no pasa con las voces originales en inglés. Y encima una vez más, algo que nos cabrea muchísimo, no nos permiten elegir por un lado las voces en inglés y por otro los subtítulos en castellano, pese a estar incluidas en el disco. O cambiamos de idioma la consola y jugamos todo en inglés, o todo en castellano, algo que esperamos arreglen con un parche, porque es una pena tener que perderse el doblaje original, a años luz del español.
Tan imperfecto como apasionante
A pesar de que no cuenta con la capacidad de sorpresa que tuvo Fallout 3 en su momento, y técnicamente nos parece incluso más anticuado para el momento en el que sale, Fallout 4 nos ha encantado, y nos ha tenido pegados al televisor como pocos juegos consiguen a lo largo de los años. Una aventura genial y fascinante, y si os gustaron u os enamoraron anteriores títulos de Bethesda, os podéis hacer una muy buena idea de todo lo que os vais a encontrar, para bien y para mal. Un juego para despedirse del mundo y sumergirse en su universo durante una ingente cantidad de horas, cuyas poderosas virtudes compensan sus evidentes defectos.
Hemos analizado Fallout 4 en su versión para PlayStation 4, con una copia promocional que nos ha proporcionado Bethesda, y con el parche del 'día uno' instalado.