Si tuviésemos que quedarnos con un juego de rol y aventuras de mundo abierto de esta generación, probablemente mencionaríamos The Witcher 3: Wild Hunt sin pensárnoslo demasiado. CD Projekt RED ya se había labrado una gran reputación entre los jugadores gracias a las dos primeras entregas de la serie que, sin ser especialmente populares y famosas, demostraron ser unos juegos estupendos y con muchísimo que ofrecer. Además, esta popularidad se vio reforzada por las políticas del estudio, completamente contrarias a los polémicos sistemas de DRM y muy a favor de las grandes actualizaciones de contenido de forma gratuita.
Una gran ambición y muchas expectativas
Pero para la tercera parte de las aventuras de Geralt de Rivia quisieron ir un paso más allá y demostraron una ambición sin límites en su intento por hacer no solo el mejor juego de la saga, sino uno de los mejores de la historia de nuestro hobby favorito, algo que se palpaba en cada tráiler, en cada imagen y en todo lo que nos enseñaban antes de su lanzamiento.
Si sumamos esto con la promesa de que se lanzaría simultáneamente en PC y consolas por primera vez para llegar a un público mayor, la buena reputación del estudio y lo bien que siempre se ha hablado de la saga, nos da como resultado un producto destinado a triunfar solo por la gigantesca expectación que levantó a su alrededor.
Por suerte, supo estar a la altura de las expectativas y acabó resultando en un auténtico juegazo de los que hacen historia, disparando a cotas insospechadas la popularidad de la marca, lo que derivó en que muchos jugadores se interesaran por su mundo y los libros originales de Andrzej Sapkowski, y que incluso Netflix haya querido hacer una serie basada en este universo cuyo estreno ha tenido lugar hoy mismo.
Sí, no vamos a negar que su estreno estuvo envuelto en polémica a raíz de cierto i>downgrade en su apartado gráfico, numerosos bugs, un rendimiento en consolas muy mejorable y el anuncio de un pase de temporada con expansiones de pago cuando el estudio no paró de repetir por activa y por pasiva que no harían este tipo de cosas.
Sin embargo, a nivel visual sigue siendo de los títulos más bonitos y potentes que nos ha dejado la generación, los errores de programación y rendimiento se corrigieron rápidamente (no todos, pero sí en gran medida) y las expansiones demostraron ser una auténtica maravilla con decenas de horas de aventuras de una calidad incuestionable.
Una narrativa y un diseño de misiones ejemplar
A todo esto debemos sumarle la fantástica narrativa de la obra, con unos personajes increíblemente bien escritos y unas misiones que nos planteaban dilemas morales muy complejos y en los que no hay una opción "buena" y otra "mala", obligándonos a optar por lo que nuestra conciencia nos dice que es lo correcto o "el mal menor". De hecho, CD Projekt realmente consiguió que nos sintiésemos como Geralt de Rivia, un brujo que acepta encargos relacionados con seres fantásticos y sobrenaturales, por lo que debíamos de realizar investigaciones detectivescas para identificar a nuestras presas y así poder trazar el mejor curso de acción para acabar con ellas o con sus maldiciones.
Además, las misiones tenían tantas conclusiones posibles y estaban tan bien diseñadas que siempre nos transmitía la sensación de estar inmersos en una gigantesca obra literaria a la que íbamos dando forma con nuestras acciones, demostrando que un juego de mundo abierto tiene que estar necesariamente reñido con una nueva narrativa y contenidos interesantes que vayan mucho más allá de plagar un mapa de iconos con tareas insulsas y repetitivas. Aquí si veíamos un marcador sabíamos que significaba una nueva aventura, una nueva historia y un nuevo descubrimiento, consiguiendo que quisiéramos hacerlo todo para no perdernos nada.
No en vano, no son pocos los jugadores que afirman que sus misiones secundarias son incluso más interesantes que las de la historia principal, aunque en nuestra opinión, tanto unas como otras están al mismo nivel (todo el arco argumental del Barón Sanguinario es probablemente de lo mejor que se ha escrito y diseñado nunca en videojuego alguno), lo que dice mucho del titánico trabajo de sus desarrolladores y guionistas.
Quizá los combates no fueran tan buenos como el resto de apartados del juego, pero pocas aventuras y mundos más absorbentes que este hemos podido disfrutar en los últimos diez años. Sin duda, todo un ejemplo a seguir de hacia dónde debe dirigirse el género para evolucionar y seguir fascinándonos mientras recorremos mundos virtuales y vivimos grandes historias.
Los juegos de la década
Durante todo el mes de diciembre, cada día, vamos a hablar de unos de los juegos que creemos que han marcado los últimos diez años. Por su calidad, por su influencia, porque han sido un enorme éxito de público o porque han iniciado modas o tendencias que han influido el mundo de los videojuegos, así hasta un total de 31 títulos que hemos seleccionado:
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