Análisis Ghost Recon Breakpoint, acción tras las líneas enemigas (PS4, Xbox Series X/S, Xbox One, PC)
Si hablamos de lanzamientos de 2017 quizás la mayoría de jugadores recuerden el debut de Switch y su The Legend of Zelda: Breath of the Wild, las sorpresas de Horizon: Zero Dawn y Nier: Automata o la versión occidental de Persona 5, entre otros muchos títulos que entraron en las quinielas a Juego del año. Sin embargo, uno de los mayores éxitos comerciales de la temporada era de Ubisoft: Tom Clancy's Ghost Recon Wildlands, que a mediados de este año superaba los 15 millones de jugadores.
Videoanálisis
Con este respaldo de la comunidad, Ubisoft Paris no tardó en ponerse manos a la obra con su secuela, Ghost Recon Breakpoint. Ambientada cuatro años después de Wildlands, esta vez la acción táctica se traslada a un terreno ficticio, el archipiélago de Auroa, enclave de Skell Techonology. Allí nos encontraremos con el peor enemigo que podríamos imaginar: un antiguo compañero y amigo.
Tras las líneas enemigas
Después de los acontecimientos de Wildlands y las pruebas de que la tecnología de Skell Technology está cayendo en manos equivocadas, el gobierno estadounidense pone su lupa en esta compañía. Sin embargo, el USS Seay se ha hundido cerca de Auroa y la CIA pierde el contacto con el buque.
Allí se envía a un equipo Ghost Recon en la misión Greenstone que debe investigar qué está sucediendo, pero lo que parecía una misión sencilla se complica antes de poner un pie en la tierra, pues los helicópteros son derribados por drones.
Lo que descubriremos en Auroa no es muy alentador. La isla está en manos de una unidad de mercenarios que se hacen llamar wolves y que lidera nuestro excompañero Cole D. Walker –rostro del imponente Jon Bernthal, Punisher en la serie de Netflix-. Nomad se encuentra en territorio enemigo y luchando contra soldados experimentados que además cuentan con la tecnología más avanzada de Skell. Todo está en su contra y la única esperanza para sobrevivir es la capacidad de adaptación y los aliados que allí encuentre, obtener toda la información sobre nuestros objetivos en documentos o civiles, y descubrir los auténticos planes que hay en esta isla.
La historia tiene sus giros previsibles pero se sostiene sobre todo por el carisma de los personajes –y más en concreto, de los villanos-. El resumen suena a la misma historia de ciencia ficción con los peligros de la tecnología que hemos visto en cientos de ocasiones, pero siempre puedes quedarte con la amistad quebrada entre Nomad y Cole. Al menos, la historia de este Ghost Recon se toma algo menos en serio que otros títulos, no es tan propagandista del ejército estadounidense, y se permite más licencias con esa tecnología inspirada en un futuro cercano.
Supervivencia, pero menos de lo que parecía
No se puede decir que Ghost Recon Breakpoint trate de innovar la fórmula que vimos en Wildlands, ni en la habitual de Ubisoft, pero el estudio ha escuchado las críticas al anterior juego y según han comentado la elección de una región ficticia les ha permitido más creatividad con el diseño del mundo. Y es que Auroa es un enorme mapa con diversos biomas, como los bosques, las montañas heladas, pantanos, zonas volcánica o urbanas que podremos explorar de arriba abajo con coches, motos, helicópteros y saltos en paracaídas. Le falta el gancho de una región auténtica, pero al menos cumple su función.
Volvemos a hablar de acción y combate táctico con un toque realista –en teoría, ahora puntualizaremos esto-, lo que significa que es recomendable estudiar cada situación y todas las alternativas antes de pegar el primer tiro. No es un shooter para jugar en plan arcade, aunque en dificultad normal sí hay permisividad y la acción frontal suele ser viable, pero no cabe duda de que la diversión viene por aprovechar la multitud de herramientas y planear una estrategia de sigilo, al menos de inicio. Oculta cuerpos, camúflate, roba vehículos, marca enemigos con el dron, tira granadas de pulsos electromagnéticos para desactivar aparatos enemigos, corta vallado, lanzar granadas de gas… Y ya si la misión se tuerce, busca una cobertura y que silben las balas.
Una de las novedades de Breakpoint es que si decidimos jugarlo en solitario esta vez no nos fuerza a estar acompañados personajes, sino un pequeño dron que nos echará una mano en nuestras estrategias. Encaja bien con la temática de su historia y nos da una mayor sensación de soledad que el ir rodeado de compañeros controlados por la IA, aunque por supuesto, Ghost Recon brilla más jugando con amigos e iniciando la infiltración de manera coordinada.
Breakpoint nos había prometido una serie de características que nos acercarían a la experiencia de un auténtico Rambo. Ahora el daño puede dejar malherido a nuestro protagonista, ralentizar su avance o afectar a las habilidades de disparo –usar los vendajes lleva tiempo y nos deja vendidos-, y es posible trasladar a los compañeros hacia un lugar seguro en el que puedan revivir. Hay más elementos de supervivencia como la posibilidad de rellenar la cantimplora en ríos –reduce el agotamiento-, conseguir tipos de plantas para fabricar consumibles, cazar alguna de la fauna autóctona y, cuando sea necesario, acampar en un vivac que nos permita afrontar la siguiente misión con más seguridad –equivale al hub en las cuevas pero sin el componente social- o cubrirnos de barro para ser casi invisibles.
Sobre el papel todo esto suena a un Ghost Recon excesivamente orientado a la simulación, pero la realidad es que no es tan agobiante como parece salvo que juguemos en las dificultades más altas y el modo exploración. Inspirado en los últimos Assasin’s Creed, ahora disponemos de un modo guiado y otro de exploración; el primero nos marca nuestros objetivos de la misión en el mapa, mientras que el segundo nos pide localizar pistas para descubrir por nuestra cuenta el destino en base a información un poco vaga –cerca de un punto clave, al norte de un terreno, etc.- . El mapa es grande y desconocer con claridad nuestra próxima parada hace el juego más difícil, pero también tiene su encanto.
Por ejemplo, las heridas que nos impiden correr pueden ser resueltas instantáneamente con inyecciones, y si el enemigo está lejos podemos hacer uso de los vendajes, que son infinitos, porque nos suele dar tiempo. La inteligencia de los soldados también resulta un poco predecible y en los interiores puedes aprovechar los cuellos de botella en interiores para causar una matanza con facilidad. Quizás Ubisoft rebajó el realismo en el último momento porque no era divertido, y en nuestra opinión esto no es una mala noticia siempre y cuando no esperes de Breakpoint un auténtico título de supervivencia.
El ciclo del juego nos da una de cal y otra de arena, porque aquí es donde no hay tantas sorpresas y nuestra diversión dependerá mucho del gusto con el esquema habitual de Ubisoft. La mayor parte del tiempo las misiones principales nos llevan a investigar algún tipo de instalación o laboratorio, obviamente vigilado, para extraer documentos que nos responden a alguna de las preguntas de lo que está sucediendo y de paso, aclaren nuestro siguiente destino. Apuestes por el sigilo o la acción siempre hay muchas maneras de resolver cada escenario, pero quizás más de un jugador pueda sentir que esto "ya lo ha jugado", cayendo en la repetitividad muy pronto.
En cualquier caso, Auroa ofrece toneladas de contenido a nuestra disposición para descansar de la trama principal y mejorar nuestro equipamiento o localizar nuevos rincones. Hay misiones secundarias, misiones de facción con recompensas exclusivas, incursiones –disponibles más adelante-, el modo Ghost War –PvP o competitivo entre equipos- o salir a buscar accesorios y coleccionables. La dificultad de Breakpoint no nos obliga a cumplir escrupulosamente todos los encargos, pero nunca está de más exprimir cada metro de la isla.
Una ligera dosis de rol
Breakpoint aplica algunos elementos de rol, y las armas y el resto del equipamiento tienen niveles, mejoras y opción para desmontar las piezas. Un poco al estilo The Division 2 de la propia Ubisoft, aunque sin llegar a esos extremos; no es un RPG de acción, no verás el daño en forma de puntos y el nivel de equipamiento no nos limita ciertas misiones. Simplemente, si los enemigos están muy por encima de nuestro nivel –por ejemplo esos grandullones armados con gatlings o los robots futuristas- eso significa que el reto será más complicado, pero los tiros a la cabeza seguirán siendo letales a no ser que lleven cascos. Sirve más de guía para saber si una zona es más o menos peligrosa, las diferencias entre armas del mismo tipo es mínima.
Igualmente, desbloquearemos habilidades que orientan a nuestro soldado hacia un estilo de juego. Las clases son médico de campo, asalto, pantera y francotirador, cada una con objetos, características y técnicas concretas, que incluyen un dron de curación, reducción del retroceso y resistencia al daño, habilidades para ser más sigiloso o disparar balas de gran penetración con mayor daño. A esto se suman muchas otras ventajas comunes de todo tipo, que abarcan aumento de munición, ayuda a la marcación de enemigos, reducción de energía en acciones de desplazamiento, mayor velocidad de escalada, reducción de tiempo en recarga, desbloqueo de la fabricación del lanzacohetes, drones de disparo…
En definitiva, cada jugador edita su personaje con bastante libertad, pero creemos que da una falsa impresión de profundidad porque todos estos sistemas, al igual que el de supervivencia, son muy superficiales y no tan complejos como parecen en un primer momento. Es probable que Ghost Recon quiera situarse en un punto intermedio entre el rol de The Division y la diversión más desenfadada de Far Cry, pero quizás este no sea el mejor camino.
Una isla preciosa, aunque con algunos fallos gráficos
No es fácil que Ghost Recon Breakpoint impresione en los apartados visuales, pero no por desmérito del juego, sino porque hemos visto mundos abiertos más impactantes que este. Su mayor defecto es que se echa en falta un poco más de personalidad o encanto, y si bien hay escenarios boscosos muy espectaculares, los interiores suelen caer en algo más genérico.
Otro de los fallos lo encontramos en algunos errores gráficos que suelen empañar un un juego que, al menos en PS4 Pro, mantiene bien su rendimiento: pequeños problemas de parpadeo de objetos, cambios de iluminación extraños y de vez en cuando carga tardía de texturas y decoración. Nada grave, pero suceden también durante secuencias de diálogos y no parece del todo pulido. Por supuesto, esto podría ser corregido con futuras actualizaciones, al igual que los largos tiempos de carga, no tanto ya por el inicio de la partida sino por la espera tras una muerte. Y en una opinión más subjetiva, los menús son poco intuitivos, navegar por ellos no resulta demasiado cómodo por la pausa que se produce al pasar de una pestaña a otra; es un juego que hace complejo lo fácil.
En el apartado sonoro la verdad es que hay menos que destacar, porque la música pasa muy desapercibida. Hay algunos buenos actores elegidos para las voces en español, pero otros –y en papeles principales- nos han gustado bastante menos y se hace muy evidente que fuerzan el tono para sonar más graves porque su edad no se corresponde con la del personaje; la sincronización labial también falla bastante.
Conclusiones
No se puede negar que Ghost Recon Breakpoint pretende incorporar novedades con las que espera ser algo más que una secuela directa de Wildlands, ya sea por una historia con menos carga política o la serie de cambios en jugabilidad que potencian un poco más el rol y la supervivencia, aunque sea lejos de lo que parecía en un principio. ¿Son cambios rompedores para Ghost Recon? No, y además se hacen a costa de perder identidad, que en parte suponen un paso atrás respecto a la aventura en Bolivia. Quizás este sea un juego de transición a una revolución más profunda en la próxima generación.
Pero puede que Ghost Recon no necesita innovar –ahí está el éxito de su predecesor- y habrá muchos fans que disfruten de esta fórmula, en compañía o en solitario. Al final Breakpoint es un enorme campo de juego para jugar tal y como deseemos, que puede hacerte olvidar sus irregularidades jugando en compañía.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 Pro adquiriendo el juego en PlayStation Network.