Análisis de FragPunk: Un shooter multijugador con cartas en el que cada partida es diferente (PC, Xbox Series X, PS5)

Si te gustan mucho los shooters le tienes que dar un tiento a FragPunk. Nos reiteramos en el mucho. Con eso no descartamos que haya aficionados casuales a los videojuegos de disparos que puedan pasárselo genial con lo último de NetEase Games: es divertido, variado y genial para echarse unas risas jugando con amigos. Pero se nota que es un juego creado por apasionados de los shooters para apasionados de los shooters en el contexto actual. ¿Cuál es ese contexto? Pues que, por lo general, cada cual tiene su juego al que le ha dedicado cientos o miles de horas: Counter-Strike, Call of Duty, Valorant, Rainbow Six, Overwatch, Marvel Rivals… Y no planeáis dejarlo. Os sentís cómodos en el juego, siempre podéis mejorar como jugadores, periódicamente añaden nuevas cosas, y quizá incluso hayáis gastado dinero en skins que no queréis dejar atrás. Pero después de tantas horas, a veces las partidas se hacen monótonas, predecibles. Apetece algo fresco.
FragPunk nos parece el aperitivo perfecto para esa situación, a lo que ayuda también que sea gratuito: podéis convencer fácilmente a vuestra escuadra de otros shooters a que os acompañen a estas partidas cinco contra cinco (cuando se lance en menos de dos meses en PS5 y Xbox Series habrá juego cruzado). Sin duda habrá quien lo convierta en su juego principal, pero sinceramente hay otros shooters con más chicha, más equilibrados y más satisfactorios a los mandos. Pero no hay ninguno tan alocado, ninguno en el que cada partida parezca completamente diferente de la anterior, y que a la vez se perciba familiar y conocido; si habéis jugado a cualquiera de los títulos mencionados antes, no tenéis de lo que preocuparos.
Es como si jugarais al fútbol todas las semanas, y de repente un día hubiera seis porterías y el campo fuera redondo. Sabríais qué hacer y os haría gracia jugar así o con otras alteraciones de vez en cuando, aunque a la hora de la verdad, fuera de las pachangas, volváis al balompié de toda la vida. El primer videojuego de Bad Guitar Studio consigue eso con cartas que alteran las reglas de la partida, que en esencia es un shooter de colocar y desactivar bombas con héroes y poderes.
150 cartas para cambiar el juego de manera disparatada
Hay un montón de cartas con efectos a cada cuál más rompedor, intrigante, gracioso, injusto o inútil pero desternillante. Al principio de cada ronda aparecen tres cartas, cada cuál con un coste. Los cinco jugadores del equipo deben colocar sus puntos en las cartas que quieran y se activarán solo para esa ronda las que hayan alcanzado su coste; como los puntos se obtienen tras cada ronda, más conforme mejor rindamos en la partida, lo habitual es que la partida se vuelva más disparatada al avanzaz. Por supuesto, conforme más potente es la carta, más alto es su coste y mayor su rareza (que afecta a la probabilidad de que aparezca), así que no es común que se solapen efectos que cambien exageradamente cómo se juega, aunque a veces ocurre. El asunto tiene cierta chicha: hay cartas con sinergias entre ellas y en las partidas clasificatorias podemos ver entre qué tres cartas están eligiendo los oponentes, lo que crea un metajuego interesante.

La mayoría de esas cartas se activan automáticamente al principio de la ronda, aunque hay otras que funcionan como habilidades activas o como armas. La variedad es inmensa. Las hay con efectos normalitos: que toda la munición del arma esté en un único cargador, que los jugadores tengan la cabeza más grande o más pequeña, lanzar el arma para que se convierta en una torreta, que los disparos drenen vida, revivir como zombi al morir, doble salto… Pero también las hay que cambian completamente cómo se juega: que se borre uno de los puntos de colocar bomba, que al derrotar a alguien aparezca la Parca y ataque a todos los que estén cerca del fallecido, que podamos variar entre dos planos de existencia, que solo se puedan utilizar cuchillos, que podamos cambiar nuestra barra de vida por la del oponente, que los disparos devuelvan a los oponentes a su base, cambiar si atacamos o defendemos, que invocan un leoncito que ataca a los adversarios, o que nos movamos más rápido conforme más gritemos por el micrófono.
Como veis, son cosas que llegan hasta el punto del ridículo, de no tomarse el juego en serio. Las cartas están diseñadas con la variedad como prioridad y no tienen en cuenta el equilibrio de la partida ni un poco. El objetivo es pasárselo bien, echar unas risas y sorprenderse con las situaciones disparatadas. Por eso no nos encaja del todo que haya un modo de partidas clasificatorias (donde algunas de las cartas más locas no aparecen) pues, al menos en nuestra experiencia, se genera un clima más intenso y tóxico del que le conviene al tipo de experiencia que busca, o al menos genera de manera natural, FragPunk.

Tampoco se queda ahí en cuanto a contenidos, aunque ninguno de los demás modos nos ha dejado con ese una partida más del modo principal. Hay un modo Deathmatch que cada 15 minutos va rotando de mapa y de modalidad (en solitario o por equipos) y de mapa, en el que los personajes no tienen habilidades, sino que sus poderes normales entran dentro del set de hasta tres cartas que podemos equipar. Hay también un modo Arcade con propuestas más experimentales aún (que solo se puedan usar lanzacohetes o que con cada muerte y asistencia ganemos puntos que gastar en cartas). Son divertimentos ligeros que aportan poco a un título que ya de por sí es eso, pero se agradecen cuando se llevan un puñado de partidas del modo bomba, que tampoco son largas (al mejor de cinco rondas y cada una dura dos minutos). Sin embargo, cabe señalar el soporífero modo infección, que trata de replicar los servidores zombis de Counter-Strike: es excesivamente largo, con mapas mal diseñados, muy descompensado y tremendamente frustrante.
Un hero-shooter táctico
Por lo demás, FragPunk es un shooter correcto: lo restante complementa a lo principal, es decir, a las cartas. Es el caso de los héroes. Están bien diseñados, es un plantel amplio y variado en el que cada jugador encontrará varios que encajen con su forma de jugar o con la que se requiera en un momento dado (excepto en clasificatorio, se puede cambiar de personaje entre rondas), y sus habilidades añaden capas estratégicas y dinamismo a una propuesta que ya es dinámica por sí misma. Hay héroes que colocan torretas, otros que curan, que colocan balizas de detección, que tienen armas exclusivas poderosísimas, con invisibilidad, que tienen una mascota con diferentes ataques… Pero les falta identidad: da la sensación de que todos los hemos visto, de una manera más o menos parecida, en otros juegos, tanto en lo jugable como en lo visual.

Lo mismo ocurre con los mapas, siete por el momento. Mezclan (de manera justificada por una historia que se cuenta a través de documentos de texto, cómics y audios que desbloqueamos conforme jugamos) lo fantástico y lo futurista, lo tradicional y lo cibernético: hay escenarios que se ambientan en templos chinos repletos de tecnología, lugares de ciencia ficción mientras al fondo se ve el gran árbol Ygdrassil y pirámides egipcias suspendidas en el cielo, entre otros estilos. Como en todo buen shooter táctico hay muchas coberturas, esquinas, largas distancias a controlar, huecos por los que vigilar si se alcanzan con cierta habilidad (o carta)... Están, como los héroes, bien diseñados, pero no son tan finos en su arquitectura como los mapas oficiales de un Counter-Strike o de un Valorant: son enrevesados de más y a veces cuesta recordarlos.
Estética inconfundible (y ruidosa)
Eso sí, igual que a nivel artístico los personajes y los mapas nos han parecido un tanto genéricos, es indiscutible que FragPunk tiene identidad visual. Quizá una pantalla estática se pueda confundir, pero un clip de apenas unos segundos deja claro que estamos ante el videojuego de Bad Guitar Studio. Es un shooter con carácter, sobre todo por los efectos, la interfaz y especialmente los grafismos: tiene un rollo ruidoso (también en lo sonoro) y juguetón con las animaciones que bebe del estilo que popularizó Spider-Man: Un nuevo universo, e incluso hay cositas acá y allá en las que sin duda se ha fijado en Arcane, además de una paleta de colores muy característica. Y todo ello le sienta genial. Del rendimiento no hay mucho que decir: es un título sin alardes técnicos y que, por lo tanto, rinde fantásticamente (en el equipo descrito al final del análisis, siempre por encima de los 100 FPS con los gráficos al máximo a 1440p).

Sin embargo, no podemos concluir este texto sin mencionar lo relacionado con la monetización. Valga decir que es un videojuego gratuito en el que no hay ningún pago que de ventajas sobre el resto de los jugadores. Si nos ponemos quisquillosos, se puede señalar que los héroes se pueden desbloquear más rápido pagando, pero no nos parece mal que los novatos acumulen partidas con los personajes más fáciles de usar disponibles al principio antes de pasar a los más complejos (y no por ello mejores). Pero el videojuego de NetEase está repleto de divisas, de diferentes pases de batalla, de misiones… La interfaz es un galimatías de botones a los que clickar para desbloquear monedas, gachas, cajas de botín aleatorias, aspectos y otras cosas. Es un generador de serotonina constante con notificaciones sin fin que claman por nuestra atención. Hay brillitos por todos lados, mensajes de que estamos a punto de desbloquear algo si jugamos otra más. Es agobiante y ruidoso, algo que se puede decir del juego en general. Se percibe como una tragaperras: aunque no quiere explícitamente nuestro dinero, sí quiere claramente nuestro tiempo.
Conclusión
FragPunk probablemente no se convierta en tu nuevo shooter multijugador de cabecera, pero es el videojuego de disparos online más fresco que hemos jugado en mucho tiempo: una propuesta perfecta para descansar de vez en cuando de los shooter tácticos más serios. El primer título de Bad Guitar Studio combina el estilo de juego popularizado por Counter-Strike (colocar y desactivar bombas) con el hero-shooter, y lo más importante, con un sistema de cartas que cambian ronda tras ronda las reglas del juego de manera inesperada: casi cada partida es única, a veces disparatada, ocasionalmente graciosísima, y siempre divertida.

Es una propuesta a la que no le pegan mucho las partidas clasificatorias, y el resto de modos parecen que están más para abultar que para ofrecer algo tan bueno y distintivo como el modo principal. No hacían falta porque no le falta variedad gracias a su catálogo de héroes y de mapas, que se recontextualizan con las omnipresentes cartas. Además, hay que señalar que tiene mucha identidad visual a pesar de que los personajes y los escenarios no tengan carisma. Pero volvamos al principio del análisis: siempre y cuando no os importe que os agobien con monedas, subidas de nivel, pases de batalla, gacha y mil estímulos inanes que aparecen entre partida y partida, si sois veteranos de los shooters multijugador con hambre de algo original y directo, dadle una oportunidad a FragPunk.
Hemos realizado este análisis tras descargar el juego gratuitamente desde Steam. El PC utilizado tiene una Nvidia GeForce RTX 3070 8 GB, un AMD Ryzen 5600X, 32 GB de RAM y almacenamiento NVMe.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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