Análisis Dreams, la democratización del talento (PS4)
Media Molecule es uno de esos estudios especiales. Desde que sorprendiesen al mundo con su LittleBigPlanet, han seguido expandiendo ese concepto de dar libertad al jugador para crear y, en cierto modo, hacer que sus sueños lleguen a otros usuarios. Así es como nace Dreams, un conjunto fascinante de herramientas con la que podemos crear lo que nos dé la gana. Música, pinturas o, por supuesto, juegos. Todo tiene cabida en este mundo infinito que, después de un año entre betas y fase de acceso anticipado, debuta con su versión final, la cual pule y mejora sus herramientas, añade nuevos tutoriales y, lo que es más importante para muchos, añade su modo historia. Os contamos todo sobre Dreams.
Videoanálisis
El mundo de Dreams
Aunque al principio pudiese resultar un poco chocante, que Dreams debutase con su modo de creación en acceso anticipado ha sido todo un acierto. Hoy, con el juego oficialmente en la calle, tenemos una increíble selección de contenidos creados por la comunidad, que a lo largo de estos meses han ido aprendiendo a dominar sus complejas herramientas.
Esto quiere decir que los que apuesten por adquirir el juego ahora, se encontrarán con cientos de «sueños» dignos de experimentar. Ya sean experiencias audiovisuales o jugables, hay mucho y muy bueno, y dan a los usuarios que simplemente quieran disfrutar jugando una notable cantidad de horas de diversión.
Y sí, la comunidad es más que nunca el pilar del universo de Media Molecule. Como sabéis, la historia, presentada como un sueño más, dura entre dos y tres horas, con la posibilidad de rejugarla para conseguir todas las burbujas de premio, al igual que en LittleBigPlanet. Aun siendo breve, nos ha parecido fantástica. Sí, no todas sus partes están al mismo nivel, pero teniendo en cuenta que se trata de una serie de niveles para demostrar lo que se puede hacer con Dreams, poco más le podemos pedir en este aspecto. Aquí descubrimos la historia de Art, un contrabajista consumido por la presión y la inseguridad, y cómo lucha contra ella con los juguetes de su infancia. Tenemos un poco de todo, desde aventura gráfica a plataformas de acción, pasando por matamarcianos en dos y tres dimensiones. ¡Y hasta momentos musicales! Tanto a nivel jugable como a nivel audiovisual es fantástico, y nos recuerda el talento que hay en Media Molecule a la hora de crear, y nos da pena que el estudio no haya ofrecido más creaciones propias o incluso un nuevo juego en todos estos años, que ya ha llovido mucho desde Tearaway.
Media Molecule también tiene otras creaciones menores disponibles en el juego, pero las creaciones de la comunidad son las que realmente brillan aquí. Nos quedamos sin elogios para describir lo que han hecho algunos de los usuarios. Tenemos juegos de carreras que van desde los karts hasta Wipeout, juegos de puzles que podrían comercializarse y la gente pagaría encantada por ellos, completas aventuras roleras o títulos de plataformas que se controlan de manera exquisita y ofrecen un diseño inteligente y bien planteado. La única manera de entender las posibilidades de Dreams es sumergirte en tus sueños y descubrir la genialidad de los usuarios. Obviamente, la mayoría de creaciones son un tanto breves y experimentales, pero si Sony decide incentivar económicamente el inmenso trabajo que supone hacer ciertas experiencias, quizás empecemos a ver más juegos propiamente dichos.
Manos a la obra
Si queremos jugar, ya sabemos que lo tenemos fácil. Pero ¿y si queremos crear? Bueno, depende de tu ambición. Si quieres crear algo básico, con un poco de paciencia, puedes hacer cosas bastante decentes. Si quieres crear un juego que innove en mecánicas y con una interfaz que rivalice con juegos comercializados, seguramente vas a necesitar mucha más paciencia... y tiempo. Dreams, como herramienta, es increíblemente compleja, pero hace todo lo que puede para que el jugador entienda cómo funciona. Hay una enorme cantidad de tutoriales para todo, pudiendo entender cómo funciona la lógica para implementar mecánicas jugables, o pudiendo aprender a esculpir. El trabajo que ha hecho Media Molecule para abrir todas las puertas posibles es encomiable, y ya es cosa de cada uno decidir cuánto tiempo quiere invertir creando.
Lo más interesante, quizás, es que tenemos casi cualquier cosa a nuestra disposición. A través de un buscador podemos añadir a nuestra creación cualquier cosa que haya compartido la comunidad, y hay prácticamente de todo. Si queremos hacer, por ejemplo, un pueblo, ya no hay que crear todos los elementos. Simplemente los buscamos, los añadimos, y listo. Si los quieres crear, desde cero, adelante. Aparte, hay plantillas de géneros (que se irán ampliando) y si, por ejemplo, queremos crear un juego de disparos en primera persona, simplemente abrimos la base y la personalizamos. Todo está hecho para potenciar la materialización de las ideas, quitando tantas barreras como sea posible. Nos atreveríamos a decir que una de las principales barreras es el control, pero es que poco más se puede hacer con él. Hay mil y una combinaciones de teclas que nos acabaremos aprendiendo, mil y una herramientas que acabaremos asimilando, pero las primeras horas son duras. Aun así, queremos quitarnos el sombrero ante el estudio, porque más no se puede aprovechar el DualShock 4 y los PlayStation Move.
Técnicamente, cuesta asimilar lo eficiente que es. Entrar o salir de un sueño es literalmente cuestión de segundos, lo que anima a estar probándolos constantemente. A esto ayuda también una interfaz muy bien diseñada, repleta de recomendaciones y maneras de explorar estas creaciones. Podemos buscar por palabras o por etiquetas, podemos ver las obras de los creadores que seguimos, o ver lo que nuestros amigos han marcado como «me gusta». Hay margen de mejora, pero en general hace un muy bien trabajo a la hora de exponernos a nuevos sueños. Aquí también encontramos también concursos para la comunidad, una manera de potenciar esa competición sana para ver quién es el mejor creador.
Comentar que, al menos en PS4 Pro, el juego ofrece un modo resolución (que no sabemos a qué resolución irá, pero se ve fantástico en una pantalla 4K) y un modo rendimiento, que, sobra decir, pasa más tiempo a 60 imágenes por segundo. Como es habitual en los juegos de Sony, nos llega totalmente en castellano, con un doblaje sensacional lastrado, a veces, por una traducción repleta de altibajos, que recurre a traducciones literales en más ocasiones de las deseadas. Cosas como «estaba en un mal sitio» («I was in a bad place»), en lugar de algo más natural como «estaba pasando una mala racha», resultan un tanto chocantes.
Hora de soñar despierto
Entre una cosa y otra, llevamos un año jugando a Dreams; un año boquiabiertos cada vez que entramos y vemos la nueva genialidad que ha creado alguien. Las posibilidades son prácticamente ilimitadas, y aunque hacer una de estas genialidades es difícil y requiere talento, se han eliminado tantas barreras como ha sido posible para que cualquiera pueda crear de manera «sencilla». La historia, si bien corta, es magnífica, y nos recuerda que ya es hora de que Media Molecule haga otro juego tradicional, y la cantidad de contenido disponible ahora lo hace imprescindible para cualquiera que disfrute con estos pequeños proyectos. Esperamos que Dreams triunfe y se aprovechen al máximo estas herramientas, porque sirve como puerta a un talento magnífico al que, de otra manera, difícilmente podríamos acceder.
Hemos realizado este análisis en PlayStation 4 Pro con un código proporcionado por Sony.