Mientras nos escondíamos de nuestros enemigos en el interior de un edificio, escuchábamos un ruido procedente de fuera que no lográbamos identificar, como si fuera de algo quemándose. Minutos después salimos al exterior y vimos cómo el fuego nos cortaba el paso. Estaban lloviendo cócteles Molotov del cielo. Fue entonces cuando nos quedó claro que en Sin Retorno, el nuevo modo de juego que incorpora The Last of Us Parte II Remastered, cada partida será diferente.
Desde Vandal y El Español hemos podido probar en exclusiva en España esta remasterización. La obra lanzada en 2020 contaba con una jugabilidad que se ponía al servicio de la historia. Ahora, mediante esta nueva modalidad, su intención es ser mucho más arcade. Aprovecha todas las posibilidades propias de una base jugable muy convincente para plantear nuevas situaciones centradas en entretener durante muchas horas.
Muerte permanente en un modo roguelike
Intenso, variado y muy personalizable. Esas son las sensaciones que nos dejó Sin Retorno tras probarlo durante unas dos horas, intentando sobrevivir en un título que te da a cuentagotas las herramientas para lograrlo. La búsqueda de suministros, el sigilo o ciertos elementos de terror clásicos en The Last of Us están ahí y nos mantienen tensos en todo momento, especialmente en los niveles de dificultad más altos. A todo eso se le añade la presión de la muerte permanente clásica del género roguelike.
La partida empieza en una guarida que cambia según el personaje que queremos controlar. Por ejemplo, si optamos por Ellie esta localización se corresponderá con la sala de radio del Pinnacle Theater de Seattle. Si jugamos con Abby, empezaremos en el acuario de la ciudad.
Desde allí, entre cada ronda, podremos acceder a la ya conocida mesa de trabajo, a un armario en el que podremos comprar nuevas armas o equipamiento y a un baúl en el que recogeremos las recompensas que vamos recibiendo.
Para avanzar en la partida nos dirigiremos a un panel en forma de corcho donde seleccionar el encuentro que vamos a jugar. Cada uno de ellos tiene asociado un escenario, una modalidad de juego y unas condiciones específicas, que se eligen de forma aleatoria al empezar esa ‘run’.
Existe una misión inicial y otra final, y entre medias varias dispuestas de forma ramificada, con lo que tendremos que elegir por qué camino avanzar por el tablón, con varios niveles que serán obligatorios si optamos por una bifurcación concreta. En estos casos nos quedó la sensación que la elección se toma más en función de qué te apetece o divierte más, y no tanto por la dificultad que pueda suponer.
En el tiempo que pudimos jugar nos sorprendió gratamente la gran cantidad de opciones que hacían que cada intento de éxito en Sin Retorno se pareciera muy poco al anterior. Hablamos de los cerca de 20 escenarios que pudimos apreciar, sus diez personajes con estilos de juego y habilidades propios o las variadas facciones enemigas, con distintos tipos de humanos e infectados. A algunos de ellos podremos enfrentarnos junto a un aliado que ayuda en combate.
A todo ello hay que añadir las cuatro modalidades de encuentro. En los asaltos el objetivo es acabar con enemigos que llegan por oleadas. El segundo reto consistía en permanecer vivo ante rivales que nos buscaban por el escenario. Hemos de decir que en este caso se nos hizo demasiado sencillo ya que a veces el rival ni se nos acercó, haciendo de la experiencia algo poco memorable.
La tercera modalidad pasa por capturar una caja fuerte que el bando contrario está protegiendo. Ya en la última opción, hemos de proteger a nuestro aliado, al más puro estilo original de Joel y Ellie.
Un apartado que nos maravilló fue la cantidad de modificadores que sirven para personalizar mucho más la partida con un toque diferencial. Desde la mencionada lluvia de cócteles molotov o unas bombas que sueltan los enemigos al morir a la recuperación de vida o el tiempo ralentizado tras acabar con un contrincante. Incluso ciertos filtros del modo foto como cel shading o una mejora para la salud de los enemigos.
Estas son algunas de las características especiales que derivan en un sinfín de situaciones posibles, según el encuentro que te toque disfrutar. Es aquí donde apreciamos esa ambición que caracteriza a Naughty Dog, y que hace de Sin Retorno algo a tener en cuenta y no un simple añadido a la remasterización.
Existe una opción para alejarnos de las condiciones que proponga el juego de manera aleatoria y poder diseñar nuestras propias partidas, editando cada uno de los apartados mencionados, con una variedad enorme a la que se suman más parámetros como seis grados de dificultad que afectan de manera individual a los enemigos, a los aliados, al sigilo, a los recursos o al jugador.
Una vez en materia, nada más empezar tendremos unos segundos de gracia donde recoger los recursos que hay esparcidos por la localización, además de buscar un lugar estratégico desde donde comenzar.
Cualquiera que haya jugado a The Last of Us sabe lo que le espera. Elegir muy bien los momentos de acción y preocuparse por esconderse y correr para sobrevivir cuando es necesario. El sigilo y la búsqueda de objetos que aprovechar a nuestro favor, pudiendo craftear para lograr armas o mejoras, es clave.
Cuando llega el momento del combate, las animaciones que tanto nos gustan del título original logran lucirse con toda su visceralidad. Tres años después de verlas por primera vez todavía nos sorprenden. La combinación de todos estos elementos invita a jugar de forma muy peliculera, disfrutando.
En algunas partidas nos llegaremos a enfrentar a míticos bosses como los hinchados o a enemigos más de apoyo como los perros o los infectados encadenados.
Además del objetivo principal, tenemos desafíos concretos como matar a alguien sigilosamente, usar una mina o realizar disparos a la cabeza. Son desafíos muy entretenidos que aportan incluso más enjundia a cada ronda además de las recompensas que acarrean.
Por otra parte, en cada escenario podemos depositar objetos en un buzón de forma que los aprovechemos en las misiones posteriores. Y entre los distintos niveles de la misión podremos abrir una caja con suministros que nos servirán para sobrevivir en lo que resta de encuentro.
Cabe destacar que en cualquier momento podemos mejorar a nuestro personaje con árboles de habilidades determinados para cada uno, en los que podemos avanzar según los suplementos que consigamos mientras jugamos.
Al acabar la ronda te otorgan una puntuación basada en factores como el tiempo transcurrido, el daño recibido, la precisión o los disparos a la cabeza, entre otros. Según nuestra puntuación y desempeño se desbloquearán nuevos modos y opciones. Esta puntuación se reflejará más tarde en una tabla clasificatoria, que Naughty Dog quiere fomentar proponiendo de manera diaria una partida específica para todos los jugadores.
En Sin Retorno, más que nunca, la supervivencia lo es todo. Si mueres, tienes que empezar de cero, sin poder cargar una partida previa. En total, cada partida incluye cinco encuentros además de una ronda final que, por lo que pudimos jugar, siempre incluye un boss final.
Esa tensión extra, junto a todos los aspectos aleatorios, convierten esta experiencia en un modo a tener en consideración, muy de agradecer en algo que ya parece más que una simple remasterización. Nos dejó con ganas de seguir jugando, siendo siempre conscientes de que una vez que comienza la partida, no hay vuelta atrás.
