Análisis The Last of Us Parte II Remastered, una interesante puesta al día de la obra maestra de Naughty Dog (PS5)
The Last of Us Parte II es, sin duda alguna, una de las superproducciones más arriesgadas y atrevidas que hemos presenciado jamás en el mundo de los videojuegos. Un título apabullante y sobrecogedor que, en vez de plegarse a los deseos y gustos de los jugadores, prioriza la visión del estudio para ofrecernos algo único y transgresor que no pretende agradar ni complacer, sino contar una gran historia mientras nos hacen partícipes de ella usando los recursos únicos del medio. Una historia que toma decisiones poco convencionales y que se atreve a seguir ciertos derroteros incluso a sabiendas de que, muy posiblemente, no vayan a sentar bien entre gran parte del respetable, pero que consigue dejar un gran impacto y una huella imborrable en el jugador. Es una secuela que puede gustarte más o menos, pero que, sin duda, puede presumir de no dejar indiferente a nadie y cuya calidad está fuera de toda duda.
Han pasado ya más de tres años desde que acompañamos a Ellie en su oscuro viaje de venganza a Seattle y conocimos a Abby, uno de los personajes que más sentimientos encontrados y conflictos internos nos han generado nunca, y en todo este tiempo, pocos juegos han salido que puedan aguantar siquiera una comparativa con él, y mucho menos superproducciones que arriesguen tantísimo con su propuesta.
Por ello, no resulta de extrañar que Naughty Dog y Sony hayan decidido que ya va tocando que semejante juegazo cuente con su propia versión nativa para PS5, una remasterización que quizá no fuese del todo necesaria a tenor de los increíbles valores de producción de los que hace gala en PS4, pero que trae consigo algunos añadidos muy interesantes que acaban por justificar su existencia.
Una arriesgada obra maestra que no deja indiferente
De este modo, The Last of Us Parte II Remasterizado nos ofrece exactamente el mismo juego de 2020, por lo que la historia, la jugabilidad y los contenidos del original se han mantenido intactos y sin cambios de ningún tipo.
Esto, de entrada, significa que estamos ante una imprescindible aventura de acción y sigilo de corte lineal en la que la historia va guiando todos nuestros pasos para llevarnos a vivir todo tipo de situaciones, desde terroríficos encuentros con infectados hasta tensos combates contra otros grupos de supervivientes.
En lo puramente jugable, el título es una auténtica joya que mejora en prácticamente todo a su predecesor, lo que se traduce en un manejo de las armas exquisito y muy gratificante, un sigilo con numerosas opciones y mucho más complejo, una IA capaz de organizarse para darnos caza y acabar con nosotros con tácticas avanzadas, nuevas herramientas que usar en nuestro favor y un sistema de combate cuerpo a cuerpo mucho más visceral e intenso. Sumadle nuevos enemigos que nos obligan a cambiar nuestra forma de jugar y unos escenarios más verticales, más grandes, con más posibilidades y mejor diseñados, y entenderéis rápidamente lo divertido que resulta jugar a esta secuela.
Si queréis, podéis profundizar en todas estas virtudes en el texto que le dedicamos originalmente cuando analizamos la versión de PS4, pero no nos vamos a cansar de repetir lo buena que es su jugabilidad. Sí, la base es la misma que la de la primera entrega, pero sabe potenciarla con mucho tino en todos los sentidos imaginables.
Ahora bien, tenemos que advertiros de que es un título bastante largo que dura casi el doble que su antecesor (entre 20 y 25 horas), algo que acaba derivando en un ritmo más irregular y considerablemente menos frenético, lo que no quiere decir que no nos vaya a quitar el aliento cuando apriete el acelerador y lleguemos a sus mejores momentos. No es que sea nada grave, pero sí que acaba por transmitirnos la sensación de tener un desarrollo ligeramente menos redondo, con ciertos tramos que pueden llegar a agotar.
Evidentemente, todos los añadidos que llegaron a posteriori mediante actualizaciones gratuitas también se han incluido, como la dificultad Realista o la opción de activar la muerte permanente, así que en esta nueva versión no vais a echar de menos nada de lo que ya estaba disponible.
Retoques, mejoras y añadidos
Pero que The Last of Us Parte II es una obra maestra es algo que probablemente ya sabíais, así que vamos a centrarnos a partir de ahora en detallaros qué es exactamente lo que aporta esta remasterización, empezando por su apartado gráfico, el cual ha experimentado algunas mejoras en detalles como la resolución de sus texturas, la distancia de dibujado o la calidad de las sombras, leves retoques que hacen que luzca algo mejor a pesar de que el salto respecto a PS4 es bastante pequeño.
Lo más interesante en este sentido radica en sus nuevos modos gráficos: Fidelidad y Rendimiento. El primero nos permite jugar a 4K para disfrutar de una imagen nítida y limpia como ella sola, aunque a cambio la tasa de imágenes por segundo baja a 30. Por otro lado, Rendimiento equivale a jugar la versión de PS4 en PS5, es decir, a 1440p reescalados a 4K y a 60 imágenes por segundo. Adicionalmente, si tenemos un televisor compatible con VRR podremos desbloquear la tasa de imágenes por segundo en ambos modos, permitiéndonos jugar con un rendimiento superior al habitual.
Siendo justos, The Last of Us Parte II es uno de los principales referentes del mercado en lo que a gráficos se refiere, ya que luce muchísimo mejor que la gran mayoría de títulos actuales, incluyendo aquellos que son exclusivos de la nueva generación de consolas, así que tampoco creemos que haya mucho margen de mejora. Obviamente, esto le resta cierto valor como remasterización y puede hacer que nos cuestionemos cómo de necesario era realmente este producto, aunque al menos sabe compensarnos con otras novedades.
Entre ellas, destaca el aprovechamiento que hace del DualSense para transmitirnos todo tipo de sutiles sensaciones a las manos mediante la retroalimentación háptica, mientras que los gatillos añaden una ligera resistencia que hace más inmersivas y satisfactorias las acciones de apuntar y disparar. No es que sean cosas que nos vayan a cambiar la vida, pero mentiríamos si os dijésemos que no aportan su granito de arena en hacer que nuestra experiencia con el juego sea mejor.
Por otro lado, se añade la modalidad Carrera de Velocidad, gracias a la cual podremos competir por ser los más rápidos en terminar la aventura, el modo que nos permite improvisar con la guitarra ahora nos deja tocar nuevos instrumentos, los tiempos de carga han desaparecido por completo, hay nuevas herramientas con las que seguir sacándole partido al Modo Foto, tanto Ellie como Abby cuentan con nuevos trajes y apariencias (al igual que las armas) y las opciones de accesibilidad se han expandido con cosas como descripciones de audio.
Lo que sí que nos ha parecido interesantísimas son las novedades que se han incluido de cara a mostrarnos el proceso creativo que ha habido tras esta obra, donde destaca la posibilidad de jugar escuchando los comentarios del director y de los actores durante las escenas de vídeo. Por si no fuese suficiente, también se han incluido tres niveles descartados que podremos explorar para descubrir qué ideas fueron desechadas durante el desarrollo del juego. Evidentemente, son fases que no están terminadas y que se encuentran en el mismo estado en el que estaban cuando decidieron excluirlas de la versión final, pero que tienen un valor documental e histórico impagables para cualquier fan. Adicionalmente, también podremos escuchar varios podcasts oficiales en inglés.
Sin Retorno, la novedad estrella
Sin embargo, todas estas novedades y añadido son "pequeñeces" si los comparamos con Sin Retorno, el plato fuerte de la remasterización y el principal culpable de conseguir que muchos vayan a lanzarse a por ella con los ojos cerrados. Resumido de forma rápida, se trata de un modo extremadamente tenso que apuesta por una estructura tipo rogue para desafiarnos durante decenas de horas.
Su funcionamiento es muy sencillo, pues nuestro objetivo en cada partida es tan simple como superar varios encuentros hasta llegar a un jefe al que deberemos derrotar para hacernos con la victoria. Como podréis suponer, cada encuentro se genera de manera aleatoria y entre uno y otro podremos descansar en nuestra base para decidir la ruta que queremos seguir en un tablón, mejorar a nuestro personaje y sus armas invirtiendo los recursos que hayamos obtenido y comprar armas, objetos y recetas en una tienda cuya mercancía se renueva cada vez con nuevos ítems seleccionados al azar.
Esto, de por sí, nos da la excusa perfecta para seguir disfrutando de la excelente jugabilidad de The Last of Us Parte II con nuevas situaciones que nos obligan constantemente a adaptarnos y a tomar decisiones mientras usamos el sigilo y luchamos encarnizadamente por nuestra supervivencia, aunque la buena noticia es que se trata de un modo bastante completo y muy cuidado.
Esto lo vemos en cosas como la existencia de un buen puñado de personajes jugables, cada uno de ellos con sus características únicas y su equipo inicial exclusivo, lo que cambiará nuestra forma de jugar dependiendo de nuestra elección. Por ejemplo, Ellie mantiene un estilo de juego equilibrado, mientras que Abby puede curarse matando enemigos cuerpo a cuerpo y Dina puede fabricar todo tipo de artilugios, por mencionar tan solo unos pocos ejemplos.
Además, existen distintos tipos de encuentros que nos requerirán que hagamos unas cosas u otras, como sobrevivir durante un tiempo determinado, eliminar las diferentes oleadas de enemigos que vayan apareciendo o abrir una caja fuerte antes de que se acabe el tiempo. Para complicarlo todo un poquito más, muchas rondas tendrán modificadores tanto beneficiosos como negativos, lo que puede derivar en que lluevan cócteles molotov del cielo, que nuestros rivales tengan más salud, que podamos prender fuego a nuestras víctimas al golpearlas cuerpo a cuerpo o incluso que nos encontremos con adversarios invisibles, entre otras muchas cosas.
Por supuesto, también nos encontraremos con objetivos opcionales que nos retarán a hacer algo concreto para recibir una recompensa extra, como eliminar a un contrincante con un disparo a la cabeza, y gracias a unos buzones que hay repartidos por algunos escenarios podremos hacer entregas de ciertos objetos para que luego nos compensen al volver a la guarida.
Sumadle seis niveles de dificultad, un sistema de progreso muy bien medido que nos permite desbloquear nuevas funciones y contenidos de manera permanente al cumplir los requisitos que nos indiquen, un modo que nos permite personalizar los encuentros al gusto escogiendo cada detalle y un reto diario en el que tendremos que jugar la misma partida que el resto de la comunidad una única vez al día para intentar conseguir la mejor puntuación, y tendréis una modalidad completísima que nos da la excusa perfecta para dedicarle muchísimas horas adicionales al título tras completar la historia.
No lo hemos mencionado, pero huelga decir que aquí la muerte es permanente, así que si nos derrotan antes de acabar con el jefe final de la partida, nos tocará empezar desde el principio, lo que añade un extra de tensión que le sienta de fábula, algo que se incrementa exponencialmente en las dificultades más altas, las cuales son capaces de hacer que nos olvidemos hasta de respirar y parpadear.
Quizá la falta de narrativa le reste interés para muchos usuarios, pero son tantas las posibles combinaciones de enemigos, escenarios, modificadores, retos y tipos de encuentros que se pueden dar que pocas pegas le podemos poner, especialmente cuando nos ha llevado tan al límite y nos ha permitido explotar al máximo las mecánicas de un juego que pedía a gritos un modo dedicado en exclusiva a los encuentros con los infectados y supervivientes que fuese más allá de lo visto durante la trama principal.
Conclusiones
Puede que el salto gráfico de The Last of Us Parte II Remasterizado respecto a lo visto en PS4 no sea demasiado grande, pero es, sin duda, la mejor versión para revivir o descubrir por primera vez uno de los mejores juegos de los últimos años. El principal valor añadido de la remasterización no reside tanto en sus mejoras técnicas (que también) como en sus extras, donde destacan los interesantísimos comentarios del director, los niveles descartados o el adictivo y excelente modo Sin Retorno, novedades que sumadas a otras más pequeñas y de menor calado, como la compatibilidad total con las funciones del DualSense, terminan de redondear un producto que ya era excelente de por sí y que no os podemos recomendar lo suficiente.
Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga que nos ha ofrecido PlayStation.