A principios de año en Vandal repasamos en una serie de artículos los títulos más esperados de este 2025 que ya está llegando al final de su primer trimestre aunque este repaso inicial no quiere decir que no hubiese otros juegos que también pintan muy bien... y que pasan un poco más inadvertidos hasta casi su lanzamiento.
Este es el caso, por ejemplo, de Atomfall, un candidato a "sleeper" que ya hemos podido probar durante un par de horas en Vandal y que nos ofrecerá un sandbox de acción y supervivencia que nos da libertad total de acción y que por esta primera prueba puede que encante a los aficionados al género.
Bienvenido a una Inglaterra marcada por un desastre nuclear
Atomfall es un juego basado en un accidente nuclear tan real como "desconocido" por buena parte del público ya que aunque el más conocido es el de Chernóbil (y el que más juegos y novelas ha inspirado), años antes, en 1957 también hubo un accidente nuclear en Windscale, en la parte norte de Inglaterra que aunque no tuvo efectos inmediatos se estima que provocó 240 muertes debido a cáncer de tiroides provocado por la contaminación radiactiva del isótopo yodo-131.
Esta es la premisa que recoge el nuevo videojuego de Rebellion que se inspira en este accidente nuclear para llevarnos a un mundo alternativo en 1962, cinco años después del accidente real aunque, en el mundo de Atomfall, el gobierno inglés sí decidió crear una zona de cuarentena en la que nos despertamos al inicio del juego sin tener claro quienes somos o qué hacemos allí.
De hecho, nadie sabe de dónde hemos salido y la premisa de Atomfall es descubrir qué ha ocurrido y cómo podemos escapar de este lugar que es tan nuevo como misterioso para nosotros.
En lo narrativo, la obra de Rebellion es un título muy influenciado por las obras británicas y, de hecho, usa como referencias la ficción especulativa clásica de la Inglaterra de 1950 y 1960 (que se considera como los inicios de la ciencia ficción tal y como la conocemos ahora) cogiendo obras como Dr. Who, The Quatermasss Experiment o la novela Ritual de David Pinner de la que surgió la película The Wicker Man.
Las localizaciones de Atomfall están extraídas directamente del norte de Inglaterra y del condado de Cumbria en el que estaban los reactores de Windscale en los que se produjo el accidente, aunque se añaden referencias de ciencia ficción y toques artísticos muy especiales y bien escogidos que hacen que el título nos haya entrado muy bien por los ojos desde el minuto uno en el que hemos podido jugarlo.
Un sandbox de verdad: sin misiones, con una ausencia casi total de marcadores y con verdadera libertad
Rebellion presenta Atomfall como un sandbox de acción y supervivencia que quiere ofrecer libertad total al jugador para que explore la zona de cuarentena sin seguir un orden prestablecido. De hecho renuncia a las misiones como tal y en su lugar simplemente nos vamos encontrando pistas que nos da el entorno o personajes que podemos conocer mientras exploramos la zona, como una suerte de bruja que pudimos encontrar en nuestra prueba de juego.
De hecho, todos los personajes no jugador que aparecen en la aventura son opcionales, no hay ninguno que tengamos que conocer por obligación y no hay una ruta prestablecida para resolver los misterios de Atomfall que quiere que cada partida sea diferente, que cada jugador elija en qué o en quién confiar y que se rompa un poco la mollera mientras explora el mundo encuentra pistas y las investiga cual detective. La premisa es que todo está interconectado de forma orgánica y natural, que no hay una forma "correcta" de descubrir los misterios y de escapar de la zona de cuarentena y que cada partida puede ser muy diferente en función de las decisiones que tomemos, de los personajes que conozcamos y de los "caminos" que abramos con nuestras acciones.
Esto ya lo pudimos comprobar en nuestra sesión de juego en la que, mientras explorábamos el mundo con una pista que nos llevó a esa bruja (a la que luego decidimos ayudar por si nos podía dar más información) nos fuimos encontrando con otras pistas que nos abrían más caminos, que nos daban nuevas posibilidades y que estaban presentadas de forma muy orgánica por la parte que pudimos explorar: un cuerpo con una nota, una batería nuclear de la que no sabíamos su uso, escuchar una conversación sobre los problemas de cierta facción... todo introducido de forma muy natural y convincente, nada forzado.
Algo que también nos gustó en esta primera toma de contacto fue la ausencia casi total de marcadores. Sí, al desbloquear una pista si abríamos el mapa se nos marcaba dónde podía estar una localización pero, a no ser que nosotros pusiésemos un marcador para tener una pequeña referencia en el radar es un mapa limpio, sin iconitos que aturullan la experiencia, sin ayudas cada quince segundos porque creen que el jugador no es capaz de exprimir su cabeza y resolver un misterio por si solo, algo que, desde luego, agradecemos.
Además, la libertad de Atomfall también se nota a la hora de encarar los encuentros. Si es contra humanos casi siempre tendremos la oportunidad de rebajar la escala del conflicto, de retroceder tras una advertencia, de no iniciar un combate que puede dejarnos maltrechos de salud o con la escasa munición bajo mínimos. Y es que durante los enfrentamientos no esperéis tampoco poder utilizar demasiadas armas de fuego. Son más bien peleas de bar con mucho combate cuerpo a cuerpo ya sea a puño cerrado o con elementos como bates o navajas. Sí, también hay arcos y armas de fuego aunque en su mayoría son escopetas de granjeros o viejos rifles de caza, con la excepción de algún subfusil que podemos obtener de las fuerzas militares que han sido destinadas por el gobierno británico para mantener la paz en la zona... de forma relativa.
Si llegamos al combate, el sistema tanto de la pelea cuerpo a cuerpo como de las armas a distancia está bien implementado, las sensaciones son buenas en todo tipo de enfrentamientos y estamos satisfechos con esta parte del juego que cumple más que de sobras aunque el darnos de leches contra otros humanos y en más raras ocasiones contra robots o criaturas infectadas no sea el núcleo principal de Atomfall.
¿El primer sleeper del 2025?
Con dos horas de juego es difícil saber si la ambición de Rebellion de ofrecernos un sandbox con tanta libertad y que esté todo tan bien hilado como en este compás inicial va a llegar a buen puerto pero, desde luego, esta primera toma de contacto nos ha dado sensaciones muy buenas de juego especial, de un título que renuncia a numeritos y muchos de los vicios de los títulos de hoy día para ofrecer una experiencia un poco más profunda y que respeta más al jugador que muchos de los títulos de hoy día.
Aunque no creemos que vaya a ser un juego revolucionario, en estas primeras horas nos ha parecido un título muy bien hecho que va a encantar a los fans de los juegos de este tipo, a los que disfrutáis de experiencia de supervivencia con más carga narrativa como The Forest y a los que queráis sumergiros en un sandbox que os deje verdaderamente libres y que no os lleve de la mano. EL próximo 27 de marzo podremos comprobar si las pretensiones de Rebellion pueden llegar a buen puerto y convertirse en una de las primeras grandes sorpresas del 2025.
*Hemos realizado estas impresiones tras jugar a Atomfall vía streaming gracias a una invitación de Rebellion Games.