Un aperitivo desde el país del Sol Naciente
Final Fantasy VII Advent Children ha gozado con una buena aceptación entre los seguidores de la saga, y desde un punto de vista puramente económico, ha sido para Square Enix mucho más rentable que su primera película generada íntegramente por ordenador, La Fuerza Interior. Puesto que el formato de películas en alta definición avanza entre los compradores, y cada usuario de PlayStation 3 dispone de un reproductor del sistema Blu Ray, los creadores de Cloud y Sephiroth no ha dejado escapar la oportunidad de añadir un jugoso extra en la edición limitada que ya de por sí ha sido motivo de compra de la película, todo ello por si el metraje nuevo y la calidad en imagen y sonido respecto a la versión DVD no fuese suficiente acicate: hablamos de la versión demostrativa de Final Fantasy XIII para la consola de Sony.
En este momento no hay intención de lanzar dicha demo al mercado occidental, ni siquiera en las versiones europeas y americanas de FF VII Advent Children Complete. No obstante, la película y el pequeño avance del juego (únicamente en japonés) pueden ser disfrutados en cualquier consola gracias a la ausencia de protección regional, algo que ha propiciado la importación y el disfrute de muchos jugadores de todo el mundo.
Uno de los principales propósitos de la demo es el de ofrecer una idea del sistema de batalla y gráficos del juego, pues tratándose de un RPG, cualquier pequeña porción de la aventura es poco representativa de lo que se ve en conjunto. A esto debemos sumar que Square Enix afirma que la demostración aún será pulida, y si bien pretenden utilizar toda la potencia de PlayStation 3, actualmente sólo lo hace en un 50%. Independientemente del baile de porcentajes de potencia tan habitual en las declaraciones de las compañías, si es cierto que tenemos en nuestras manos algo más cercano a una versión beta que a los primeros minutos del juego final, pues el lanzamiento, como se anuncia en la propia demo, se estima para finales de año en Japón.
La demostración de Final Fantasy XIII se sitúa en la localización más conocida hasta el momento, un lugar extremadamente futurista en el que abundan armas de fuego, robots y tecnología; algo que no es nuevo como recordarán los jugadores de la saga, especialmente de Final Fantasy VII y Final Fantasy VIII –en el que paseamos por una estación espacial-. En este caso, Lightning y su compañero Sazh se encuentran disfrazados como rehenes en un tren que lleva exiliados de Coccon para iniciar una revuelta hasta que el ejército de soldados del lugar y sus ingenios mecánicos detienen el vehículo no sin dificultades.
Tras toda una secuencia generada por ordenador en la línea que nos tiene acostumbrados Square Enix -de factura impecable-, da comienzo el juego con una batalla contra un jefe, donde controlamos a los dos personajes presentados en ese momento. Esta primera toma de contacto hace las veces de tutorial para presentar el nuevo sistema de batalla, que abandona el revolucionario (para la saga) sistema de lucha de Final Fantasy XII para volver a un mecanismo más tradicional, con algunos puntos en común con lo visto en Chrono Cross y el reciente Crisis Core.
Una barra de tiempo denominada Time Gauge se divide en tres partes, y según transcurre el tiempo, el indicador aumenta; cada ataque, según su poder, consume una de esas porciones, de manera que el ataque físico normal, las magias básicas como fuego, cura o el movimiento de lanzar al aire (nuevo en Final Fantasy) utilizan un tercio de la barra. La parte estratégica sale a la luz cuando el jugador desee planear su cadena en forma de comandos, tales como atacar, lanzar magia y volver a atacar, o utilizar habilidades que consumen dos o las tres porciones del tiempo. El enorme primer robot con forma de escorpión volador no supone una amenaza real y tras ser herido tiene lugar un combate algo más complicado pero asequible. La estructura sobre la que jugamos se rompe y eso nos deja una única dirección para explorar el lugar con más calma.
Las batallas muestran un gran dinamismo gracias a los cambios de cámara y planos cercanos, en contraposición a la clásica alineación cara a cara entre protagonistas y enemigos con una vista prácticamente estática. Tras el combate, el jugador puede comprobar su calificación en base al tiempo transcurrido y los combos, los cuales cobran gran importancia para romper las defensas de los enemigos (con el objetivo de dañar aún más). Quizás la transición de exploración a combate ha perdido en fluidez respecto a FF XII, y aunque la sensación es mucho más continúa que otras entregas pasadas, el combate no tiene lugar exactamente en el mismo lugar en el que encontramos al enemigo (hay una rápida secuencia que nos lleva al área de combate), además de la citada pantalla de recuento de puntos, desaparecida en la última entrega. Como es de esperar, la elección de uno u otro sistema crea un fuerte debate entre los jugadores de Final Fantasy, pero en cualquier caso es de agradecer que el futuro se dirija a agilizar los combates menores.
Tras recorrer un largo camino con algunos obstáculos (rocas y trozos de metal amontonado), comprobamos como la cámara se sitúa a una distancia bastante cercana, similar a la de un juego de acción en tercera persona, salvando algunos momentos en los que se adaptará al terreno para ofrecer un mejor ángulo (por ejemplo, cenital). El nivel mostrado en la demo ofrece una muestra de la dimensión y escala del juego, con acción transcurriendo a la lejanía (naves disparando, edificios con fuego) y una de las promesas de Square Enix, poder ver a los enemigos en la exploración. La mayoría de los que encontraremos en esta parte del juego son soldados estándar, pero nos cruzaremos con alguno equipado con una mochila voladora (suspendido en el aire) y unos peligrosos perros robots, mucho más resistentes que el resto de humanos. Los regalos esparcidos por el escenario regresan pero por cuestiones lógicas de ambientación no lo hacen en forma de cofres, si no en unas esferas flotantes que caen una vez usadas. El radar de pantalla indica nuestros pasos, algo que seguramente sea útil en lugares laberínticos –no es el caso de la demo precisamente-.
Tras enfrentarnos a un jefe de una resistencia mayor a todo lo visto anteriormente, Lightning y Sazh dejan su historia a favor del punto de vista del team NORA, en el cual encontramos a uno de los personajes clave también conocido: Snow (un joven de gabardina) ayudado por Gadot, Lebreau y Maqui. Las secuencias muestran tiroteos en el frente de la resistencia, y una vez tomamos el control, comprobamos como el nuevo protagonista cambia radicalmente en control a la ágil y saltarina Lightning (pero no por ello es menos fuerte), así como algunas nuevas magias. Otro enfrentamiento contra un jefe –una criatura similar al clásico Catoblepas de FFVIII pero en versión mecanizada- pone punto a esta historia en unas dramáticas secuencias.
El sistema de batalla parece profundo y con posibilidades de dar mucho juego, pero es bastante limitado en la demostración. Por suerte, Square Enix promete corregir algunas cosas que no nos han gustado, tales como que al derrotar a un enemigo con un golpe se continua con el combo dando golpes al aire; además de poco elegante, se derrochan las acciones. Tampoco podemos controlar más que al protagonista, mientras que en la versión final se utilizará un nuevo sistema para ordenar acciones a otros compañeros -no se espera un control absoluto, pero sí estrategias ofensivas/defensivas-. A esto añadir diferentes formas de empezar la lucha (como sorprendidos o sorprendiendo, según quien golpee por la espalda) y varios detalles a pulir, como la fijación de objetivos. Por las restricciones de la demo no se nos despejan las dudas de las invocaciones o subir nivel, medio con el cual se aumentaremos el número de "porciones" de nuestra barra de tiempo y así utilizar magias más poderosas o, en su defecto, cadenas de ataques mucho mayores. Snow será capaz de utilizar armas y el uso de ítems estarán disponibles durante el combate.
El nivel gráfico es más que satisfactorio para ser una versión previa a lo que llegará al mercado; posiblemente la estética del juego resalte más incluso que el nivel técnico. La iluminación, el fuerte contraste entre luces y sombras, y el uso de color de un verde vibrante da a Coccon un toque especial, y el entorno, a pesar de ser extremadamente lineal (en la parte que hemos podido probar) tiene un horizonte muy amplio. Las animaciones faciales rivalizan con las secuencias de vídeo, no así algunos modelados de secundarios, bastante más modestos que los protagonistas.
Las sorprendentes primeras imágenes del juego no han evolucionado demasiado y el tiempo de desarrollo juega en contra de Square Enix, pues varias de sus competidoras han sido capaces de publicar su segunda o tercera generación de superproducciones, con todas las ventajas de optimización que ello conlleva. No obstante, Final Fantasy XIII promete ser, sin lugar a dudas, uno de los RPGs más espectaculares previsto para los próximos meses. Teniendo en cuenta que nos encontramos ante lo que podría ser una beta, el resultado es más pulido que el de muchos juegos actuales.
Las piezas de banda sonora de la demo, compuesta por Masashi Hamauzu, no sorprenderán a aquellos que han seguido con atención los vídeos del título, pues el tema principal del primer trailer está incluido como música para los combates; una música muy pegadiza, orquestal y con algunos toques electrónicos que ambienta perfectamente el mundo futurista de Coccon. Y, a pesar de no estar incluida en la demo, los seguidores más puristas de Final Fantasy pueden respirar tranquilos, la fanfarria de victoria volverá.
Las voces por el momento se encuentran exclusivamente en japonés, pero parecen bastante apropiadas a la personalidad que derrocha cada personaje, en especial el gracioso del grupo, Sazh, acompañado por una cría de chocobo.
Nos vemos en 2010
La espera será larga en el territorio occidental (no se espera a Final Fantasy XIII hasta bien entrado 2010). La demo de alrededor de una hora de duración no hace más que ofrecer numerosos combates y mostrar la espectacularidad de las situaciones, todo ello en una zona sin libertad de elección. El juego, que podría ser el más difícil de la saga –al menos, eso dice Toriyama, su director- a pesar de recuperar automáticamente la vitalidad tras cada combate, nos deja con más ganas de saber detalles, especialmente de la trama y los lugares que visitar, pues el mundo tecnológico de Coccon es sólo una cara de la moneda.
Cada lanzamiento de un Final Fantasy es un gran evento, y esta entrega se hará rogar más de lo esperado. Más allá del empaque gráfico con aires de superproducción de Final Fantasy XIII, esperamos descubrir unos personajes memorables, una gran historia y buenos momentos, algo para lo que tendremos que esperar aún bastante tiempo.