Análisis de Generation of Chaos (PSP)
Nippon Ichi nos ofrece una nueva oportunidad de disfrutar de la estrategia por turnos en PSP. Exigente pero con muchas horas de diversión, quienes busquen batallas multitudinarias y un profundo sistema de juego sabrán disfrutar de Generation of Chaos. ¿Te atreves?
Generation of Chaos cuenta a priori con una trama que cuenta el clásico enfrentamiento entre dos facciones por el control de un reino, Dravania, muy debilitado tras años de guerra entre diez reinos. En un principio, se nos ofrecerá participar en esta crisis tomando parte activa de una de dos facciones: la resistencia dragoviana, comandada por la lider Gena, que intentará recuperar su territorio, o el Príncipe Allen, del reino de Zodia, desea seguir extendiendo su poder en esta y otras regiones. En nuestra mano está el destino de estos personajes y del mapa, trazando estrategias y alianzas con terceros. Una vez completado este modo campaña, el resto de implicados estarán desbloqueados.
Pese a este simple punto de partida, el desarrollo nos ofrecerá varios giros y sorpresas que mantendrán nuestra atención en todo su desarrollo y que será del gusto de las historias repletas de tintes políticos y bélicos. Por desgracia, y como viene siendo habitual, no se ha contemplado la traducción de los textos al castellano, un punto negativo que echará atrás a quien desea disfrutarlo por completo sin dominar la lengua de Shakespeare. Quizás no sea vital en el desarrollo del juego, pero sí lastra la diversión que Generation of Chaos ofrece.
El sistema de juego no difiere mucho del marcado por otros títulos, y se basa en desplazamientos en casillas o cuadrículas sobre el terreno por turnos. Hay varios parámetros que afectarán a nuestra estrategia, como el momento del día (del juego) en el que realicemos las acciones, que están limitadas por unos puntos. Nuestra misión es acabar con el líder enemigo, y proteger al nuestro, como si de una partida de ajedrez se tratase; no importa el número de unidades, ejércitos y recursos dispongamos, perder a nuestro líder significa perder la partida.
Existen varios tipos de edificaciones; las bases permiten a los comandantes recuperar vitalidad, ya sean castillos, torres o una cueva. Así mismo disponemos de oficinas de reclutamiento, fábricas, clínicas e incluso un cementerio. Hay numerosas formaciones de las unidades, incluyendo la arriesgada y última medida, la kamikaze (lucha hasta la muerte), y cada comandante ofrece un ejército con unas peculiaridades únicas. Es un juego bastante complejo, profundo, con multitud de órdenes que por desgracia, no son explicadas con detenimiento en un tutorial, aunque no cabe duda que el jugador acabará controlando el juego tras unas horas y muchos combates. Todo ello se complementa con las afinidades elementales de cada arma o armadura (algo habitual para los jugadores de los juegos de rol), ataques físicos o mágicos, diferentes tipos de enemigos (humanos, no-muertos, dragones, etc…) y una geografía variada que facilitará el avance de algunas unidades, y entorpecerá el de otras. Así tenemos que los escuadrones preparados para largas distancias como magos o arqueros son vulnerables ante ataques físicos, pero resistentes a enemigos de similares características; la hora del día de las batallas, por ejemplo, afecta al estado de vampiros y hombres lobo, elemento que puede decantar luchas igualadas.
El objetivo consiste en expandir y dominar territorios, como ciudades, que nos reportarán cantidades de dinero de esas nuevas localizaciones. Asegurar el reino conquistado es otra de nuestras obligaciones en orden de no perder poder. Pero como es inevitable entrar en luchas, ocasionalmente conseguiremos rehenes de peso como oficiales, con la posibilidad de ejecutarlos o reconvertirlos en nuestra causa para rendir servicios. En definitiva, un juego muy complejo, que exige dedicación para llegar a dominarlo, con múltiples estrategias a seguir, potenciando unidades en las tiendas de armas y armaduras y escogiendo a nuestros aliados y enemigos cuidadosamente.
La duración del juego varía dependiendo de la experiencia de cada jugador en este género, pero fácilmente sobrepasa las 50 horas, en especial si se quiere completar al 100%, ya que una vez terminado el modo principal, se nos ofrece la posibilidad de jugar a unas misiones con objetivos que pondrán a prueba nuestra habilidad y estrategia. Finalmente, se agradece que en un juego de estas características y más para portátil, se permita salvar la partida en cualquier momento, ante cualquier imprevisto.
Estamos hablando de un juego con sprites (gráficos bidimensionales), pero no por ello poco atractivo. El caos que se forma en algunos grandes combates hace honor al nombre del juego, y refleja bastante bien el desarrollo de las luchas entre ejércitos, aunque de forma algo lenta para facilitar la toma de decisiones. Las citadas secuencias para destacar algunos ataques salpican estas guerras y cumplen sobradamente su cometido. Los campos de batallas consisten en porciones de terreno con detalles según el lugar, y los elementos 3D (muy simples) se reservan para el mapa de la zona. Pero por desgracia, hay algunos defectos que empañan al juego, y es que la interfaz dista de ser sencilla para los no iniciados en el género, un arma de doble filo si se desea mostrar la mayor cantidad de información en un juego como este; abundante en submenús que es necesario atravesar para realizar cualquier acción, a veces abusa en abreviaturas, lo que redunda en unas primeras horas de juego algo frustrantes, hasta que se asimila todo el sistema de juego.
El apartado sonoro dispone de una buena banda sonora y un doblaje en inglés y japonés (no exentos de algunos fallos), a elección del usuario, una opción interesante y que siempre se agradece. Sin embargo, la falta de traducción no facilita mucho la comprensión de los diálogos, y eso hace desconectar en más de una ocasión, y directamente impide al usuario que no entienda el idioma comprender el desarrollo del argumento. Una lástima que el goteo de juegos de rol de la portátil de Sony aún sufra de este defecto, que en muchas ocasiones se convierte en decisivo en la adquisición o no del título.
Con algunos defectos que deberían haber sido pulidos, como las excesivas cargas, la velocidad de los combates (se hace algo lenta en las batallas fáciles) o la longitud de los capítulos (fácilmente más de dos horas), Generation of Chaos muestra luces y sombras que terminan con un resultado positivo en caso de disfrutar con un juego profundo, largo y que ofrece lo que promete: diversión conquistando reinos en combates multitudinarios.