A medida que juegues a Dragon Age: The Veilguard, las distintas zonas se conectan por La Encrucijada, una especie de nexo por el que atravesaremos una zona intermedia entre regiones. En esta zona encontrarás una serie de puertas selladas con esencia de adalid. Estas puertas llevan a zonas completamente opcionales relacionadas con varias misiones secundarias, recuerdos, altares de Fen'Harel... y de unos cuantos enemigos bastante peligrosos.
El propio juego te avisará de que deberías encontrar estas esencias jugando y explorando las distintas zonas de Thedas, pero si quieres saber exactamente dónde está cada esencia para cada puerta, vamos a darte las ubicaciones directas pero sin revelarte lo que hay detrás, para evitar reventar alguna sorpresa innecesaria.
Puerta de los pesares profundos
La esencia para esta puerta se consigue en Treviso. En nuestro caso ha estado disponible desde Un veneno lento, aunque podría aparecer sin necesidad de participar en esta misión. Lo único que debes hacer es ir al tejado nordeste (usando las tirolinas desde la base de los Cuervos antivanos. Si has encontrado la puerta en La Encrucijada, tendrás un marcador) y destruir el quiste de corrupción gigante. Esto hará aparecer a Desmal, unida a Elgar'nan por la sangre.
Acaba con ella para recoger su esencia de adalid y poder colocarla en la Puerta de los pesares profundos, que está en la plaza de los espectros de La Encrucijada, es la salida nordeste.
Puerta de las eras perdidas
La esencia para esta puerta se consigue en la Ciudad Portuaria. Es bastante sencilla de obtener, primero debes localizar el altar de Fen'Harel al norte del templo.
Activa el altar y deslízate por la pendiente que aparecerá junto a él para descender hasta el fondo del cañón, donde verás un quiste gigante que, al romperse, liberará a Quyn el Portarrayos.
Acaba con él para conseguir la esencia que usar en la puerta de La Encrucijada.
Puerta de la gloria desvaída
Esta esencia de adalid requiere que antes completes Cómo entrenar a un grifo para poder acceder a la zona del Bosque contaminado en el Bosque de Arlathan. Cuando termines, ve a la baliza norte y sigue el camino nordeste hacia el norte para dar con otra zona de esta sección.
Empieza por ir todo hacia el oeste cruzando el tronco de un árbol e ignorando la escalinata que sube al norte.
Podrás hacer bajar una escalera de mano con el ataque a distancia y subir hasta una baliza y una puerta bloqueada por corrupción.
A la izquierda de la corrupción hay un callejón por donde puedes subir usando el poder de Harding. Verás un quiste que debes destruir y, al otro lado, una plaza con varios quistes y engendros. Despéjalo todo. En el quiste grande está Entarus el Reavivado, un adalid. Dejará caer la esencia para la puerta.
Puerta de las esperanzas marchitas
La esencia de esta puerta está en los Pantanos de Hossberg, a los que podrás llegar a partir de Algo va mal. La esencia está en la ciénaga al este del asentamiento, a donde te llevarán los propios objetivos de la misión principal. Una vez ahí ve hacia el borde sur para ver el quiste. Al destruirlo aparece el Discípulo en icor, una monstruosidad que hace ataques de área saltando, puede teletransportarse y es vulnerable al Fuego.
El bicho dejará caer esta penúltima esencia de las puertas de La Encrucijada, en la zona sudeste.
Puerta de los reflejos pálidos
La última esencia también está en los Pantanos de Hossberg. En este caso hay que ir hasta las ciénagas de la zona sur-suroeste, en la orilla del lago.
Tienes el marcador del adalid cerca del tesoro perdido, rompe el quiste para enfrentarte al adalid Amarell el Descosido, que es vulnerable a Fuego. Con él podrás abrir la última puerta de los adalides en La Encrucijada.
Ahora será cosa tuya resolver los problemas tras estas puertas. Encontrarás tesoros, recuerdos... y puede que alguna amenaza mayor de lo que pensabas.