Avance Killzone 2

Una guerra de guerrillas

Desde que el estudio Guerrilla mostró en 2005 una polémica secuencia generada por ordenador como carta de presentación para Killzone 2, todos los ojos han mirado con lupa la evolución de su shooter en primera persona, en especial por su apartado gráfico. Mientras, los detalles concretos del modo campaña aún permanecen en secreto, pues apenas un par de fases han sido vistas de forma jugable en las diversas ferias y la historia y variedad de entornos (de la cual el primer título hacía enorme gala) aún están por conocerse. Pero hoy día un buen multijugador forma gran parte del atractivo de un título de acción, y en algunos casos llega a ser la estrella o por lo menos media parte del motivo principal de compra, como bien han demostrado en el último año Call of Duty 4 Modern Warfare, Halo 3, o la próxima apuesta de Insomniac Games para este año, Resistance 2, con juego para 60 personas y un completo cooperativo para ocho. Conscientes de ello, en Guerrilla Games no han escatimado incluir un multijugador a la altura de lo que se espera de uno de una de las grandes superproducciones para principios de 2009. Uno de los aspectos más fuertes de Killzone 2 consiste precisamente en la fuerte comunidad que se espera genere el juego, con el apoyo de la web oficial y la creación de clanes y escuadras, que para su fundación necesitan un determinado nivel. Las escuadras, que se pueden crear antes o durante la partida, posibilitan dividir cada bando en unidades más pequeñas que nos servirán para iniciar la partida desde un punto cercano a los compañeros si morimos, lo cual es muy útil en los mapas de grandes dimensiones en los que recorrer todo el terreno lleva un tiempo considerable, además de facilitar la comunicación entre esos miembros exclusivamente. El multijugador de Killzone 2 premia el avance de los usuarios con diferentes rangos (doce) según la experiencia conseguida en el campo de batalla, y la diversificación de clases (no disponibles desde un inicio, van desbloqueándose poco a poco) con habilidades que prometen aumentar la personalización de nuestro soldado entre el scout, el táctico, el ingeniero, el médico, el saboteador y el especializado en asaltos. El jugador tiene la capacidad de escoger una clase con habilidad predefinida y crear su propio perfil con otras habilidades especiales, muchas de las cuales se desbloquean superando tareas concretas, como sobrevivir a cinco misiones como objetivo a asesinar, o ayudar a un número determinado de compañeros al borde de la muerte como médico. La versión que hemos podido probar consta de tres mapas de tamaños y características diferentes, similares en cuanto a ambientación pero que a la hora de jugar muestran una variedad envidiable. El mapa pequeño y lineal, localizado en la fase del modo campaña que presentó el primer vídeo jugable durante 2007, es bastante cómodo para iniciarse en el juego, ya que sus pasillos y lugares interiores son fáciles de seguir sin perder el rumbo, aunque el conjunto de galerías tiene varias entradas y salidas que permiten realizar emboscadas por ambos lados, o situar francotiradores cerca de una salida estratégica para crear auténticas carnicerías. El mapa mediano tiene un pequeño patio interior abierto a la vista desde muchos ángulos, y pasar por él es mortal, pero existen varias galerías y salas interiores cerca de las bases de cada bando en las que tendremos que entrar; al ser un nido de enemigos, muchas veces protegidas por torretas de vigilancia, el combate es inevitable. Y por último el gran mapa urbano, compuesto de numerosos edificios, algunos callejones pero en general mucha zona abierta con algunas ruinas o columnas en las que protegerse cada pocos metros. Ideal para ser jugado entre mucha gente (o si es necesario, introduciendo bots para completar el máximo permitido), los numerosos balcones y alturas pueden esconder a los enemigos en cualquier parte, y es una zona perfecta para jugar con todos los modos de juego. Las partidas pueden crearse con opciones predefinidas o personalizadas. Aunque la más popular es la denominada Warzone (todos los mapas, todos los modos, máximo de jugadores, fuego amigo activado, etc) el anfitrión puede editar prácticamente todo lo imaginable en la creación de una sala, desde configurar contraseñas para la entrada, permitir espectadores, configurar las armas y clases permitidas en la partida o el tiempo de cada misión. Estas misiones, a diferencia de otros títulos en los que una carga de mapa o de recuento de estadísticas separa claramente un modo tipo "captura de bandera" y un "deathmatch" se realizan de forma continua, lo que hace del multijugador de Killzone 2 una intensa batalla sin respiro, tal y como os contamos en las impresiones durante la Games Convention. Las misiones incluyen Body Count, en el que gana el bando que consigue más bajas en el enemigo; Assasination, un jugador aleatoriamente del cual todos los jugadores descubren su posición es designado y debe ser asesinado por unos y protegido por otros; Search and Retrieve (cada facción lleva un objeto a su base); Capture and hold, protección de bases; y finalmente Search and destroy, se designa un objetivo que un bando debe proteger y el otro destruir con explosivos. La mecánica del juego, tras seleccionar el bando disponible (ISA o Helgast) y el arma, tanto principal (desde rifles, escopetas, fusiles o un lanzacohetes) como secundaria (pistola o revólver) es escuchar las órdenes de la misión y realizarla para sumar un tanto en el cómputo global de la partida. Así, por lo tanto, durante unos minutos se activa el combate clásico entre bandos hasta que nos comunican que se pasa a una misión de asesinato o de captura de bases sin cortes en la acción. La idea funciona bien y exige un orden y coordinación entre los jugadores, pues en la mayoría de modos de juego las heroicidades tienen poco resultado y existe una gran diferencia entre equipos coordinados en escuadras y los bandos creados entre usuarios al azar. Es entonces cuando se exprime todo el potencial que Killzone 2 atesora: la ambientación y una sensación de guerra constante que nos mantiene en tensión hasta el final. La única pega que podemos encontrar es quizá la facilidad del fuego amigo (y en consecuencia, muertes indeseadas) que se llega a recibir de compañeros, especialmente si contamos con jugadores inexpertos en nuestro equipo y jugamos en mapas reducidos. Como hemos citado, existe la posibilidad de desactivar esta regla, pero de no ser así, y por lo que podemos comprobar, lo más popular es dejar los ajustes por defecto, el caos de la batalla ocasiona más de una baja accidental, lo cual tampoco es un defecto importante, pues exige más puntería y orden por parte de cada bando. El uso de mejoras a medida que mejoramos nuestro rango es uno de los detalles más controvertidos últimamente del género que también causará seguidores y detractores, como ya ha hecho en otros títulos; premia a los jugadores que han dedicado tiempo con habilidades, más munición y otras ayudas, pero hace que la curva de dificultad para los novatos sea muy cuesta arriba, algo que por otro lado se puede solucionar participando en competiciones de nivel bajo. A pesar de la ambientación en un planeta nuevo y con algunos elementos futuristas (básicamente, vehículos voladores), todo guarda un gran realismo y coherencia con lo que podría ser un juego situado en un futuro no muy lejano, sin grandes estridencias ni armas extrañas. La lluvia de disparos es constante en todo momento, y los personajes se comportan de forma realista. Las animaciones de recarga (dependiendo del arma esto lleva más o menos tiempo) o lanzar una granada nos dejan vendidos durante unos segundos, y el personaje, tras correr (acción que se realiza por defecto con L3) tiene que volver a sujetar el arma en la posición correcta. En definitiva, pequeños detalles que logran introducir al jugador en la piel del soldado, ya sea Helgast o ISA. La mayoría de aspectos técnicos del juego han sido explicados en varias presentaciones del título (y tendremos oportunidad de centrarnos en sus virtudes en próximos avances), pero realmente poco importan una vez estamos detrás del pad dispuestos a sobrevivir en un extraño planeta poco hospitalario. Es aquí donde comprobamos que el trabajo en iluminación o animaciones no queda en meros datos sobre el papel, ya que a pesar de ser sensiblemente menos espectacular que el modo campaña (no encontramos eventos predefinidos que adornen nuestro avance) el nivel de detalle está muy parejo con el offline. Efectos como el humo y fuego (visibles en incendios del escenario), las nubes en movimiento, el viento que levanta polvo o hace ondear banderas y tambalear cables, los misiles que cruzan el cielo o la iluminación que crea juegos de sombras en peligrosos rincones del entorno merecen ser destacados, pero por encima de ellos encontramos la suavidad del motor gráfico (que para ser una versión no final ya demuestra una solidez envidiable) con multitud de desenfoques y la decadencia del paisaje. Esto último asemeja muchos mapas, en especial los más pequeños, con la agobiante atmósfera que sería posible encontrar, en por ejemplo, un survival horror. Esto es así gracias a algunas localizaciones reconocibles como lavabos o almacenes, repletos de una degradación y oscuridad sólo iluminada ocasionalmente por la luz de los disparos en los encuentros con el enemigo. Los charcos de sangre que salpican paredes y manchan el suelo de los rivales caídos más la destrucción de elementos como columnas (que pierden su belleza y quedan en meros esqueletos de hierro) completan algunas de las cruentas escenas que podemos generar con nuestro caos. Un espectáculo para la vista que disfrutaremos brevemente en los pocos segundos de descanso que vamos a encontrar en las partidas. A nivel sonoro, hasta el momento el único tema musical lo encontramos en el menú se encuentra en la línea de lo oído en el primer juego y su versión para PSP, Killzone Liberation, con un tema orquestal de Joris de Man, que compuso unas grandes bandas sonoras en los dos anteriores títulos de esta saga. Durante el juego, al menos en la versión que hemos tenido oportunidad de jugar, la ambientación sonora se basa en la propia acción y el entorno, lo cual no es pobre, al contrario; la calidad y contundencia de los disparos desborda al jugador, y los efectos como el viento, truenos o explosiones a la lejanía se encargan de no dejar ningún resquicio al silencio. Los jugadores más habilidosos pueden prestan atención a los pasos de los enemigos que corren y girar las esquinas agachados para evitar ser descubiertos (pues de esta manera pasamos más inadvertidos). Los comentarios por radio también cobran una gran importancia, ya que son quienes nos informan de la tarea a realizar, y dependiendo del bando escogido recibiremos comentarios de miembros ISA felicitándonos por nuestro trabajo para evitar la propagación del ejército rival, o por el contrario, una cruel voz Helgast nos instará a acabar con nuestros enemigos por todos los medios; las arengas y propagandas sonoras de las dos facciones también pueden oírse en las partidas, incluyendo las dictatoriales de los Helgast.

Conclusiones

El pequeño atisbo de lo que será el online de Killzone 2 no podía ser más prometedor. Dejando a un lado el apartado visual o sonoro de esta gran superproducción, descubrimos que detrás de este título se esconde un entretenido juego online basado en la cooperación enormemente adictivo que además mantiene una ambientación pocas veces vista en un modo multijugador. Teniendo en cuenta las limitaciones de una versión inacabada e incompleta, la sensación es que aunque por el momento quién se está llevando toda la atención es el modo campaña, Guerrilla Games tiene entre manos un juego que al menos el multijugador pocas quejas va a tener, y que se encontrará al nivel de la expectación que está creando desde hace tiempo. Killzone 2 tiene prevista su salida en febrero de 2009.