Análisis de Sega Rally (PS3, PC, Game Boy Advance, Xbox 360)

Sega, una legendaria empresa de videojuegos con mucha historia detrás en el sector, tanto en el ámbito "arcade" con sus máquinas recreativas como en el doméstico con sus históricas y ya descontinuadas consolas propias, ha sufrido muchos cambios en su política empresarial que normalmente no han sido del agrado de todos, y ello ha llegado a afectar incluso a la calidad general de algunos de sus juegos más destacados. Sin embargo, un sello de calidad garantizada que todavía persiste en la compañía japonesa es el de sus recreativas, donde en líneas generales se puede decir que siguen dando la talla. Aunque los salones recreativos están muy venidos a menos respecto a la época dorada de los mismos, Sega sigue apostando fuerte por este sector con grandes continuaciones de nueva generación de sus sagas arcade más populares como Virtua Fighter, Virtua Tennis, The House of the Dead o After Burner. Sin embargo, una saga de recreativas de la compañía también muy popular, como es Sega Rally, lleva cerca de diez años sin ver nuevos lanzamientos en los salones recreativos.
Este hecho se debe principalmente a la inestable situación de los desarrolladores de la licencia. Sus creadores originales se encontraban en el estudio de Sega Rosso (también conocido como AM5), donde un día estuviera el renombrado diseñador Tetsuya Mizuguchi (antes de pasar al estudio United Games Artits de Sega para luego marcharse definitivamente de la compañía) que ya se labró un gran hacer al estar detrás de estos arcades de rallies. A diferencia de otros estudios de Sega de acrecentada naturaleza arcade como AM2 o Hitmaker (también conocido como AM3), el estudio formado por ex-miembros de Namco y detrás de los Sega Rally de recreativas, ya no existe como tal, y sus miembros fueron reorientados a otros estudios (mayormente a Hitmaker). Es por ello, y después de un desafortunado Sega Rally 2006 para PlayStation 2 desarrollado por otro equipo japonés que ni siquiera tuvo lanzamiento occidental, por lo que Sega ha decidido potenciar su apuesta en desarrolladores occidentales confiando una nueva secuela de la saga, nuevamente destinada exclusivamente al sector de plataformas domésticas, a su recién creado equipo británico de Sega Racing Studio, formado en su mayoría por ex-miembros de Codemasters y también por algunos de otras compañías como Rockstar, Rare y Criterion.
Sega Rally, como se conoce en Europa, es el fruto de dos años de desarrollo por parte del nuevo equipo de Sega especializado en juegos de carreras. Tal y como fue en el caso de sus entregas predecesoras, la premisa del juego es la recreación de la temática de carreras de rallies desde una concepción jugable simple y directa, pero no por ello carente de diversión, algo propio de una máquina recreativa y que siempre han tenido presente los integrantes del equipo de Sega Racing Studio desde que comenzaron el proyecto.

Sin embargo, el que este tuviera su base en formatos de juego domésticos desde el principio y haya sido llevado además por un equipo de desarrollo muy diferente a lo que acostumbran ser los equipos internos de Sega (el equipo es de nacionalidad no-japonesa por primera vez en la saga) ha provocado también una serie de cambios en el título que notarán todos los veteranos jugadores de la saga desde la primera partida. Así pues, los más puristas de las entregas originales ya no encontrarán aquellas carreras largas y continuadas por varios tramos por los que tenían que ir abriéndose paso mientras iban adelantando progresivamente a hasta una veintena de coches que iban "apareciendo de la nada", cruzando por numerosos "checkpoints" antes de que se acabara el contador de tiempo que descalificaba al corredor que lo agotara.
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