Género/s: Estrategia
PEGI +3
Plataformas:
NDS

Ficha técnica de la versión NDS

ANÁLISIS
  • Fecha de lanzamiento: 9/3/2007
  • Desarrollo: NST
  • Producción: Nintendo
  • Distribución: Nintendo
  • Precio: 36.95 €
  • Jugadores: 1-2
  • Formato: Tarjeta de juego
  • Textos: Español
  • Online: Sí
COMUNIDAD

Mario vs. Donkey Kong 2: March of the Minis para Nintendo DS

Análisis de Mario vs. Donkey Kong 2: March of the Minis (NDS)

Regresa uno de los mejores títulos aparecidos para Game Boy Advance: Mario vs Donkey Kong. ¿Logrará superar el listón dejado por su predecesor?.
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
7
SONIDO
7
NOTA
7
DIVERSIÓN
7
JUGABILIDAD
8
Análisis de versión NDS.

Todos aquellos incondicionales de Nintendo y sus franquicias están de enhorabuena. Al igual que ha sucedido con Metroid Prime: Hunters y el equipo Star Fox con el reciente Metroid Prime: Hunters, ahora le toca el turno a Mario vs Donkey Kong, que al contrario de lo que cabría esperar, transforma completamente lo visto en la anterior entrega, eliminando casi todo lo que se esperaría de una secuela dando lugar a un producto final quizás un poco menos divertido, pero que aún así sin duda merece la pena.

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Mario le ofrece un mini-Mario a Pauline, y Donkey Kong hace lo mismo con un mini-Donkey Kong. El gorila se queda expectante con corazones en sus órbitas oculares, pero ella prefiere los muñecos de Mario, y los achucha, un acto que nuevamente eleva los niveles de celos del primate, por lo que empieza a saltar y golpear los mini-Marios, rompiendo las cápsulas que los protegen; finalmente agarra a Pauline y se la lleva al nivel superior del parque de atracciones.

Mario intenta retenerla en vano, y se queda con un trozo del vestido en sus manos; corre hacia el ascensor para ver en qué piso se detiene, y es cuando algo le llama la atención: los mini-Marios quieren ser partícipes del rescate.

Si se va a continuar con la aventura, antes habría que detenerse y borrar de nuestra memoria el sistema de juego visto en el anterior Mario vs Donkey Kong. En la anterior odisea había que encontrar a todos los mini-Marios, pero ahora se controla a los pequeños muñecos como si fuesen pequeños lemmings, usando el stylus en la pantalla táctil para guiarlos a lo largo de diferentes niveles. En la pantalla superior se muestran algunas informaciones más bien banales, a excepción de un marcador de tiempo, mientras que la acción principal se desarrolla exclusivamente en la pantalla inferior, y a excepción de la cámara que puede ser controlada con la cruceta digital o con los botones (un detalle que sin duda agradecerán los zurdos), el resto de acciones necesitarán de toda la habilidad con el stylus. Así, si por ejemplo tocas un mini al mismo tiempo que arrastras, se moverá en esa dirección, el mismo movimiento pero hacia arriba hará que salte, y si lo tocas mientras se está moviendo, se parará. Esos son algunos de los movimientos básicos y el fundamento de la jugabilidad en este título.

A medida que van transcurriendo más y más fases, se van introduciendo nuevos elementos, algunos son ofensivos como la flor de fuego o los martillos, y otros son inherentes al puzzle, como suelos que desaparecen, botones que afectan a alguna parte del escenario, paredes magnetizadas, elevadores, y demás elementos que de alguna forma alteran algo lo suficiente como para que el juego no caiga en el ostracismo. Aunque las similitudes son más que evidentes, el objetivo del juego no es utilizar los muñecos para indicar un camino tal y como ocurría en los Lemmings, sin embargo sí hay que llevarlos a todos hacia la salida, y puede que la forma de llevar a cada mini hasta ella sea totalmente diferente de las de los demás minis, e incluso si únicamente un mini logra sortear todos los peligros, como fosos con peligrosos pinchos asesinos, y enemigos come-muñecos, y consigue atravesar la puerta salvadora, se consigue pasar de fase, aunque esto último trae consecuencias nefastas de cara al enfrentamiento con los jefes de fin de nivel. Las diferencias con el juego de Sony son por tanto más que evidentes.

Puede que el objetivo del jugador sea simplemente ir pasando todas y cada una de las fases; bajo esa perspectiva este título es más bien fácil, pero las cosas se complican bastante cuando queremos rescatar a todos los minis y se obliga a prestar toda la atención en todos ellos al mismo tiempo y son muchos los detalles a tener en cuenta: enemigos que sortear, distancias, plataformas, elementos móviles, etc.

Además, si se quieren obtener las más altas puntuaciones y conseguir medallas, el juego muestra todo su esplendor, y los jugadores que gusten de resolver puzzles podrán saborear una vez más el buen hacer de la gente de Nintendo a la hora de diseñar niveles. Pero las medallas no son gratuitas, y además dejan entrever lo exigente que puede llegar a ser con la destreza del jugador manejando el stylus, o por el contrario, una mala implementación de las rutinas de reconocimiento de los trazos que se ejecutan en pantalla. Por ejemplo, el bonus por no detener a ningún mini puede irse al traste por accidente (nunca se sabe) cuando, al intentar guiar un muñeco, este se queda parado; o también cuando sin querer se toca un suelo de los que desaparecen y el pobre mini se cae sobre los pinchos asesinos. Con todo ello, un nivel no suele llevar más de uno o dos minutos de tiempo para resolverlo, pero para conseguir las medallas habrá que gastar un buen tiempo practicando cada fase, descubriendo todas las maneras posibles de utilizar los minis para conseguir más rapidez y eficiencia.

El juego tiene un total de nueve áreas con nueve fases cada una, un jefe y un minijuego. También hay dos fases secretas que se sólo se podrá acceder a ellas cuando se consigan la nada despreciable cifra de cuarenta medallas de plata y cuarenta medallas de oro, todo un reto. El jefe final de cada nivel es siempre Donkey Kong, contra el que habrá que librar una dura batalla a base de cañonazos, usando nuestros queridos minis como munición. El número de minis que hayamos rescatado a lo largo de las fases de cada nivel son la energía, y una vez se hayan gastado todos, se acabó el juego. Aquí es donde cobra importancia el buen hacer del jugador a la hora de llevar sanos y salvos cada mini-Mario. Cada vez que volvamos a luchar contra Donkey Kong, se introducirá un elemento nuevo, complicando cada vez más y más, aunque la sensación general que se tiene es que estas luchas son más bien un parche, una excusa que no pega del todo con el espíritu rompecabezas del juego, aunque habrá a quién le guste ese cambio de estilo de vez en cuando.

El juego cuenta con un diseño colorido y bonito, y llegado cierto punto muda su aspecto enfocándolo hacia un estilo cartoon, que aunque no gráficamente no hace que sea impresionante, artísticamente lo transforma quedando bastante resultón. Las animaciones son bastante fluidas, y hay un buen contraste entre el escenario que se encuentra al fondo y el juego en sí. La introducción tiene un vídeo bastante llamativo, pero sin embargo no han metido más durante el juego, relegando a pantallas estáticas los puntos clave de la historia. No es que sea algo totalmente indispensable para el jugador el poder visualizar más vídeos durante su progreso, pero ya que se hacen regalos para la vista con una intro así, qué menos que conservar la calidad en el resto. La música es pegadiza e incluye sonidos familiares para los que posean más títulos de Nintendo en su juegoteca. Los efectos de sonido en general son agradables, quedando en un plano inferior las vocalizaciones de los minis.

Crea tus propias fases
Uno de los puntos fuertes de Mario vs Donkey Kong: March of the Minis y que contribuye de forma sobresaliente con su rejugabilidad, es el modo de construcción. El jugador puede sacar a relucir todo su arte diseñando fases, y a medida que va progresando en el modo de juego principal, se le permitirá añadir nuevos elementos que van siendo habilitados en consonancia. El límite de objetos en pantalla no guarda relación con los niveles que se han encontrado en el juego, siempre quedará esa sensación de que se podría haber metido algo más; algo más frustrante es que no se pueden mezclar elementos de áreas diferentes, y sólo se pueden salvar ocho fases como máximo, una completa decepción para los diseñadores más avezados, pero quizás los programadores no hayan podido hacer más dadas las características técnicas de la portátil. Lo realmente bueno de todo este asunto es que una vez se ha acabado de crear un nivel, se puede intercambiar por otros niveles que otros jugadores a su vez han creado, gracias a Internet y Nintendo Wi-Fi. Gracias a esto se puede conseguir alargar el juego tanto como existan otras personas dispuestas a diseñar niveles y compartirlos. También se puede acceder a un sistema de rankings y a bonus especiales.

Conclusiones
March of the Minis da un giro a la jugabilidad vista en su predecesor, de tal forma que recuerda a clásicos como Lost Vikings (GBA) y Toki Tori (MSX2) con una pincelada de Lemmings. El resultado final es de un título que quizás no convenza a todo el mundo, menos todavía si se ha disfrutado del original, pero que gracias a la pantalla táctil, al editor de niveles y la posibilidad de intercambiarlos vía Internet, tiene calidad suficiente para pasar horas y más horas buscando la mejor combinación para llevar sanos y salvos todos los minis al mismo tiempo que se superan las puntuaciones personales. Si te gustan los puzzles, deberías darle una oportunidad.

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