Análisis Epyka: Un Myst en realidad virutal orientado a niños con puzles variados y un buen apartado técnico (PC)

Si para un adulto su primer contacto con la Realidad Virtual resulta fascinante (y apabullante), para un niño puede parecer literalmente magia. Epyka abraza esta magia e inocencia con una experiencia para todos los públicos, pensada como una introducción al género puzzle y haciendo referencia a clásicos como Myst por el camino.

Descubriendo la civilización perdida
Una de las grandes ventajas de la cultura infantil es que te permite abrazar arquetipos sin complejos. En Epyka somos el hijo de un famoso arqueólogo que murió sin poder demostrar la existencia de la primera civilización viva (que da nombre al juego).
En el prólogo nos anticipan que nosotros sí que logramos conseguirlo, y, desde ahí, todo el juego hace las veces de "flashback".
Nuestro primer contacto con los controles ocurre en una balsa perdida en medio del océano acompañados de nuestro perro Jack, y este momento sirve de tutorial para entender nuestro rango de acciones disponibles. Básicamente podemos coger objetos e interactuar con ellos. Además, tenemos un cristal mágico, central a nivel argumental, que irá cambiando de propósito según la situación lo requiera.

A pesar de la tremenda sencillez de los controles, Epyka consigue sacarles bastante provecho. En ocasiones podemos coger objetos como una especie de espejo mágico que revela soluciones para algunos puzzles. Otras hay mecanismos que tendremos que entender con ensayo-error para seguir avanzando. Hemos encontrado homenajes a Portal y Cubism, entre otros, además del ya mencionado Myst. El nivel de interacción en todos ellos es muy limitado. Se nota que hay un foco muy claro por ofrecer un buffet de rompecabezas lo más variado posible, pero la contrapartida es que ni se llega a profundizar demasiado en ninguna de ellas y, a la vez, todo lo que concierne al argumento queda relegado a cinemáticas que conectan cada reto y muy pocos detalles del entorno que nos hagan sentir como un arqueólogo de verdad.
La verdad es que la historia que plantea Epyka tiene demasiado de cliché, y sin adentrarse demasiado en el campo de la ideología, sí que tiene ese tono condescendiente que ha terminado impregnando la saga Avatar y otros de los últimos lanzamientos de Disney. El mensaje intenta centrarse alrededor de la ambición humana, el respeto a nuestros ancestros, y otros discursos prominentes en el ideario cultural, pero, la verdad: es una historia que se olvida de que el jugador es el protagonista. Te guste el mensaje o no, no existe una relación directa entre lo que hacemos y el cambio que supuestamente vive el personaje, y en su lugar tenemos una historia sobre Epyka que es correcta, "bonita", pero que no aprovecha su premisa todo lo que debería ni que se integra debidamente con la acción.

Esta es la tónica que quizá caracteriza más a la aventura. Intenta hacer un poco de todo. Por haber, incluso a última hora hay secciones de combate. Es una especie de "buffet" de varias propuestas que ya hemos visto en otros juegos fuera y dentro de la Realidad Virtual. Y a nivel puramente inmersivo, parece una experiencia tipo "parque de atracciones", muy sobre raíles, con un audiovisual más que notable, eso sí: la combinación de efectos visuales en momentos puntuales con el profundo trabajo sonoro minimiza la sensación de que, al final, todo es un poco de cartón piedra.
Un niño, seguramente, no perciba estas pegas. Por eso al final hay que resaltar sus virtudes. Por su duración (un poco más de una hora para un jugador medio), Epyka demuestra ser muy sincera en sus intenciones. Es un prólogo, un aperitivo, una toma de contacto que sabe dejarte con ganas de más y que demuestra que el estudio, contando con más tiempo y presupuesto, podría llegar a hacer una muy buena segunda parte. La muestra es que, más allá de algún bug y fallos técnicos menores, todo lo que funciona, funciona muy bien, y sobre todo funciona muy bien teniendo en cuenta para el público al que está dirigido. Simplemente es una cuestión de medir expectativas.

Conclusiones
Epyka es una aventura asequible. Aunque su argumento no sea nada del otro mundo, sabe transmitir espectacularidad y sensación de asombro con su apartado audiovisual y propone puzzles diferentes en cada sección que recuerdan a títulos mejores pero que a la vez se sostienen muy dignamente por sí mismos. Es la mejor muestra de que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Especialmente para los más pequeños de la casa.
Hemos realizado este análisis gracias a una clave proporcionada por Singular Perception.
NOTA
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Puntos negativos
En resumen
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