Lanzamiento: 27 de agosto
Tras las falsas expectativas creadas con Final Fantasy XIV el público estaba ávido de un nuevo título de esta aclamada saga. Y en agosto pasado llegó A Realm Reborn, la prueba de que Square Enix se negaba a dejar morir Eorzea. Manteniendo el guión, la ambientación, las razas y demás ideas, Naoki Yoshida, nuevo responsable del desarrollo tomó la decisión de empezar el resto desde cero. La concepción y las raíces podían funcionar, pero con un trabajo profundo que lograse hacer olvidar el fiasco anterior. Este intento fue definitivo y logró cerrar no solo un gran juego sino también ofrecer a los fans de la saga una de las mejores entregas hasta la fecha.
A Realm Reborn cuenta la historia del renacer de un reino situándonos cinco años antes de la Calamidad, cuando Bahamut destruyó todo lo que encontró a su paso antes de su derrota. Definido como un milagro, este título pasó del estrepitoso fracaso de su antecesor a convertirse en exponente de una saga que siempre merecerá lo mejor tanto en factura gráfica como en historia. En este caso los pasos de Yoshida parecen estar en buen camino y pese a un contenido totalmente en inglés y la existencia de mensualidades para jugar, el rumbo es el correcto. En un género donde todo está más saturado cada vez, este Final Fantasy supuso un soplo de aire fresco muy necesario.