Lanzamiento: 15 de enero.
El año empezaba de la mano de Ninja Theory y su DmC. Con un rediseño que buscaba renovar la saga, el estudio nos ponía en la piel de un héroe todavía adolescente que aún no es consciente de sus poderes demoniacos. Pese a ello, espadas y pistolas conforman un proyecto que ya tildamos de artístico, muy en la línea del estudio británico, muy bien mezclado con la experiencia nipona de Capcom. Todo se resume en un título que aunaba buena jugabilidad, un diseño artístico de postín y un ritmo cañero que no dejaba lugar a dudas sobre si iba a gustar a su público.
El apartado visual nos dejaba una gran lista de ideas muy atrevidas y originales tal como comentábamos en el análisis el pasado mes de enero y que nos llevaba a vueltas entre el limbo y el mundo real. El Unreal Engine 3 movía el juego a unos muy estables 30fps que conjugaban a la perfección con la jugabilidad de este hack’n’slash, balanceándola correctamente con la fluidez esperada. Todo ello se desarrolló en medio de una gran nube de críticas por parte de los aficionados a la saga Devil May Cry. En resumen, un Dante renovado que encandiló a propios y extraños con una acción incesante.
