Natal impresiona en su presentación en España

La expectación de la prensa por el nuevo sistema de Microsoft subió tras probar la demo técnica.
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Microsoft habla de Natal con el mismo orgullo que un padre cuyo hijo ha convocado por primera vez el seleccionador nacional de fútbol. Diez meses después de la ya mítica conferencia del E3 en la que anunció el innovador sistema de control de videojuegos han visitado España dos unidades de Natal para demostrar que no hay trampa ni cartón en lo que se ha dicho y en los vídeos que se han difundido.

Junto a la centenaria Gran Vía un nutrido grupo de periodistas de prensa especializada en videojuegos espera a poder probar el sensor. Antes han estado en el piso en el que se realiza la prueba del hardware las televisiones nacionales, alguna famosa como Martina Klein. Hasta la presidente de Microsoft España, María Garaña, apoya Project Natal a tumba abierta.

Lidia Pitzalis, responsable de prensa del producto, recuerda a los periodistas de videojuegos que lo que van a ver es una demo técnica en fase beta (lo que quiere decir que probablemente tenga fallos) y que Project Natal sigue siendo un nombre en clave. Sobrevuela la sala el pensamiento de que en el próximo E3 llegará la hora de hablar de nombres comerciales, precios y juegos concretos.

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Manos a la obra, y el resto del cuerpo también

Dos representantes de Microsoft muestran cómo funciona Project Natal: la cámara de vídeo que detecta tu cuerpo en 3D, el sensor de profundidad, el micrófono y el software. No hace falta ningún mando, recuerdan, porque tu cuerpo es el que indica los movimientos que quieres que realice el personaje. La tecnología desaparece y, con ella, la temida barrera del mando que aleja al público no jugador.

Las jugadoras son dos chicas, pero los personajes son un chico y una chica. En cuanto se sitúan frente al televisor aparecen en pantalla sus avatares, algo cabezudos, parecidos a los que hay en el dashboard de 360 actualmente. Juegan unos instantes para demostrar que Natal detecta todos los movimientos del cuerpo. Es como lo que llevamos meses y meses viendo en los vídeos de periodistas que han probado el sensor en el E3 de 2009 o en el Tokyo Game Show.

Por fin llega la hora de probarlo. Aunque pueda parecer que lo siguiente que sucede es que todos nos lanzamos a ello, lo cierto es que hay algunas reticencias casi pudorosas, como si un jugador habitual se sintiera desnudo al ponerse ante la pantalla sin un mando en las manos. Se supone que el sensor tiene que escanearte para reconocerte bien, pero como se trata de una prueba y la demo está aún en fase beta, no hay que afinar tanto y nada más movernos ante la pantalla aparecen los personajes. El juego es sencillo; hay que dar a una bola para que golpee contra unos bloques. Cuando acabas con todos los bloques, pasas a la siguiente fase.

En efecto, Natal responde bien. No hay que moverse demasiado para que te capte, nada de movimientos convulsos ni bofetones involuntarios al compañero. Cierto que requiere cierto espacio, pero no mucho más que Wii, al menos eso parece, aunque sí algo más de distancia respecto a la pantalla. Para la demo estábamos a unos dos metros de la televisión.

De los movimientos convulsos a otros más cadenciosos

Lo que se percibe no es exactamente lag, es más la sensación de que Natal tiene casi una armonía propia, y hay que bailar a su ritmo. No se trata de agitarte como un poseso ante la cámara sino de lograr cierta cadencia en el movimientoComo monitor de Tai Chi no tendría precio. . Es posible que no sea cuestión del hardware, sino del software, habrá que esperar a probar más juegos para comprobarlo.

Los movimientos se van así relajando según avanza la partida y se convierten en más precisos y suaves. Rápidamente te olvidas de la cámara y disfrutas de cada golpe con la pelota, aunque el reto del juego es mínimo. A veces el personaje se mueve de forma extraña, como si se quedase sin fuerzas y se fuera a desmoronar. Es un movimiento algo espasmódico de las articulaciones achacable al hecho de que se trata de una beta. Pero rápidamente recupera la compostura. Es cierto que se percibe el personaje más cercano a ti. A fin de cuentas, en esto consiste Natal, en que te veas reflejado totalmente en pantalla, aunque sea con una figura que no se parece a la tuya.

Entre cada fase llegan nuevas sorpresas. Los menús son una línea en la que hay una esfera sobre la que tienes que posar la mano para mover en la dirección que desees. Con el primer gesto alguien dice: "Lo mueves con La Fuerza". Sí, Natal es una baza Jedi.

Además, Natal ha ido tomando algunas instantáneas durante la partida de los movimientos de los jugadores, que ahora se ven en pantalla dando saltos. La imagen que se proyecta es menos ridícula de lo que pueda parecer, y es hasta agradable verte desde el otro lado de la pantalla.

Todo esto sucede antes de empezar a poner posturas de estar bailando sevillanas para comprobar que la pantalla refleja una réplica de la pose. Llegado este momento, es mejor hacerse a un lado y ver jugar a los demás.

Que Natal suponga un paso de gigante para los videojuegos no depende tanto de los jugadores (cualquiera se acostumbra al control en menos de un abrir y cerrar de ojos) como de los desarrolladores. De momento el apoyo de los estudios es decidido, pero son ellos los que deben evolucionar y emplear el pensamiento lateral en los desarrollos de juegos. Es dudoso que Natal funcione con un título de conducción al uso, por mucho que los vídeos nos lo muestren, pero sí debería dar lugar a la aparición de nuevos géneros.

La cuenta atrás para el E3 de este año ha empezado, y los motores de Microsoft están ya al rojo vivo.

Sara Borondo
Redactora

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