Análisis de The Flame in the Flood (Xbox One, PC)

A medio camino entre fábula y pesadilla y con una estética audiovisual única, The Flame in The Flood nos presenta una aventura de supervivencia única y trufada de buenos detalles.
The Flame in the Flood
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8
SONIDO
8.8
NOTA
8.5
DIVERSIÓN
8.5
JUGABILIDAD
8.5
Análisis de versiones Xbox One y PC.

Si hay un género que parece haber calado fuerte en los últimos años en el mundo de los videojuegos, ese es el relativo a la supervivencia. Lo que en principio parecía una moda pasajera, auspiciada por los dos o tres juegos de turno y el apoyo continuo de varios youtubers de incuestionable fama, se ha acabado convirtiendo en toda una tendencia que desparrama sus tentáculos a los más variados fueros y tipos de videojuego, brindándonos algunas experiencias únicas y muy celebradas, como el famoso ARK: Survival Evolved o Rust.

The Flame in The Flood nació como proyecto de micromecenazgo en la red de Kickstarter, siendo auspiciado por miles de usuarios y mecenas anónimos, y pasando a formar parte de uno de los innumerables videojuegos acunados dentro del programa de acceso anticipado en Steam. El título, en pocos meses, cosechó cierto éxito, evolucionando y cambiando con el paso del tiempo, y encandilando al mismo tiempo a ciertos jugadores de la comunidad del portal digital de Valve que no tardaron en tildarlo de "especial".

Ahora nos llega su versión definitiva, en Xbox One y PC, ofreciéndonos una de las aventuras de supervivencia más entretenidas y desafiantes de cuantas hemos visto.

That sends me down to the river…

The Flame in the Flood es una aventura en el concepto más puro y básico de la propia definición que podría englobar al género. Ambientado en un futuro indeterminado, en el que una inundación de escala bíblica parece haber arrasado gran parte de los Estados Unidos, llevándose con ella cualquier vestigio de civilización. Encarnando a una joven, cuyo único deseo es sobrevivir en la más peligrosa de las realidades, y acompañados por un aguerrido y entrañable perro, nos embarcaremos en un desafiante viaje río abajo, siempre dirección al mar.

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La retorcida estética de ‘cuento’ o fábula del videojuego está muy presente.
La retorcida estética de ‘cuento’ o fábula del videojuego está muy presente.

The Molasses Flood, desarrolladores del juego, han basado toda la mecánica y la jugabilidad de este en base una premisa tan sencilla como difícil de cumplir: recorrer toda la distancia posible a través de la corriente del omnipresente río, parándonos en lugares concretos de cara a recolectar recursos y enseres para sobrevivir. De esta manera, visitaremos ciudades anegadas por el agua, pueblos olvidados podridos de herrumbre y domeñados por la vegetación, iglesias profanadas, bosques brumosos… Todo ello bajo la atenta y amenazadora mirada de cientos de anónimos depredadores que esperan que bajemos la guardia para devorarnos.

Al contrario que en otros títulos del mismo corte, The Flame in the Flood se muestra como un videojuego más sencillo y accesible que sus congéneres. Sí, estamos ante un videojuego de supervivencia, pero la recolección de objetos, su mezcla y su construcción, es más intuitiva y cómoda de lo que estamos acostumbrados. De hecho, creemos que comparte más con videojuegos que This War of Mine que con los otros títulos, sobre todo en esa constante sensación de inseguridad que transmite durante cada minuto de juego.

La corriente del río puede volverse muy peligrosa en apenas segundos. No podemos despistarnos.
La corriente del río puede volverse muy peligrosa en apenas segundos. No podemos despistarnos.

Ambientado en lo que podríamos definir como una suerte de mezcla indeterminada de los estados norteamericanos de Georgia, Alabama, Mississipi y Louisiana, el universo del juego que se presenta ante nosotros, es hostil, y sobre todo, traicionero. No debemos dar nunca nada por supuesto, y tenemos que permanecer atentos a cientos de variantes, que van desde el frío, el hambre o la enfermedad. Los primeros minutos de The Flame in the Flood son de una aclimatación forzosa, aunque en lugar de abrumarnos con un tutorial inocuo, lleno de textos y combinaciones obligatorias de objetos, prefiere insinuarnos ciertas mecánicas de auto-conservación.

Lo hace a través de carteles informativos, como si de un parque natural o de un otrora concurrido campamento de verano preocupado por la seguridad, mostrándonos unos pocos aunque necesarios, conceptos básicos. Nuestra protagonista debe comer, beber agua y descansar, además de controlar su temperatura corporal, protegiéndose de las inclemencias del tiempo. Sí, sabemos que se trata del abecé del género de supervivencia, pero The Molasses Flood lo reduce todo a una cuestión sustancial: si no cuidamos los niveles de cualquiera de estas necesidades básicas, moriremos.

Una vez el juego nos deja recoger unas cuantas plantas, escudriñar el horizonte y buscar entre basuras -siempre vigilados por unos ubicuos cuervos-, nos llevará a bordo, siempre acompañados de nuestro inseparable amigo canino, de la balsa sobre la que navegaremos a través del torrente que marca el motivo del título de The Molasses Flood. Hablamos de un río de caudal indómito, lleno de dobleces, giros y afluentes, plagado de basuras y casas flotantes entre sus rápidos y por el que tendremos que navegar siempre con un ojo para nos estrellarnos y zozobrar a las primeras de cambio.

De vez en cuando, encontraremos refugios o lugares en los que atracar y explorar, así como descansar.
De vez en cuando, encontraremos refugios o lugares en los que atracar y explorar, así como descansar.

Though I know, the river is dry…

The Flame in the Flood presenta, además de un curso cambiante y aleatorio para el río según la partida, un ecosistema voraz en el que no debemos rendirnos a la primera. Como cualquier videojuego de supervivencia y crafting -pedimos perdón por el anglicismo-, tendremos que estar pendientes de qué objetos, materiales y recursos recolectar, cuales podrían ser útiles y qué espacios de nuestro inventario gastar en ellos.

Pasaremos muchísimo tiempo buscando en diferentes asentamientos y lugares aquellos elementos que necesitamos para crear otros enseres con los que poder seguir adelante. No os preocupéis, pues no encontraremos un enrevesado sistema de recetas en esta ocasión. The Flame in the Flood ofrece un variado plantel de objetos fáciles de memorizar y combinar, desde herramientas como pedernales para hacer fuego a recetas en forma de comida, pasando por utensilios y armas como cuerda, cuchillos, vendajes o medicinas. Una planta puede ser un elemento común para distintos tipos de objeto, y seremos nosotros, con nuestros conocimientos y estrategias propias -¿preferimos estar armados y protegidos o bien alimentados? ¿es mejor acumular alimentos y medicinas y evitar el peligro o todo lo contrario?- los que distribuiremos y demos prioridad a su potencial uso.

Modificar nuestra balsa, así como repararla, también será parte esencial dentro de la gestión del título.
Modificar nuestra balsa, así como repararla, también será parte esencial dentro de la gestión del título.

El videojuego de The Molasses Flood presenta un ambiente silvestre y opresivo, en el que no siempre encontraremos aquellos que buscamos, y en el que lobos, jabalíes y osos gigantescos, pueden devorarnos o dejarnos heridos de muerte. En nuestra particular anábasis apocalíptica, y mientras navegamos por el caudaloso afluente que nos conducirá al mar, podemos ir atracando en distintos parajes y muelles, que ofrecerán tanto refugio como oportunidades de pillaje.

De esta manera, podemos encontrar lugares en los que encender una hoguera, protegernos del frío y la lluvia, comer o cocinar algo e incluso, si tenemos suerte, llenar nuestros frascos o botellas de agua potable. También podemos ser acechados por las criaturas salvajes citadas arriba, y aunque el fuego los aleja y mantiene a raya, su solo encuentro ya puede significar una dura tarea de cara a la supervivencia. En estos resquicios, también hallaremos misiones y tareas secundarias -que vienen marcadas por unos buzones de correo postal azules-, que ofrecerán cierta sensación de progresión y misión o meta más allá de la que nos marcamos intentando llegar al océano. Son variadas, y ofrecen cierto contexto al juego y su universo.

Los animales salvajes son una amenaza, pero con herramientas y trampas, pueden convertirse en comida y fuente de recursos.
Los animales salvajes son una amenaza, pero con herramientas y trampas, pueden convertirse en comida y fuente de recursos.

Muchas veces, pararse en uno de estos puntos señalizados -de color naranja una vez nos montamos en la barca den cuestión-, puede significar un error, y lo que se podría haber convertido en un día de descanso y recuperación, acaba terminando en una muerte segura por la combinación de los más agresivos elementos anteriormente citados. En otras, quizás sea el punto de partida para encontrarnos con otro superviviente o un botín con el mejorar nuestra balsa o ropajes.

Estas decisiones pueden ser premeditadas o no, ya que no olvidemos, que en The Flame in the Flood tenemos un particular ciclo de día y noche, además de un contador de millas y días recorridos y vividos. Su mera existencia ya nos marca una imperiosa sensación de avance, que puede jugar contra nosotros si no sabemos sobrellevarla.

It sends me down to the river, tonight

Con los ingredientes arriba citados, más la experiencia propia que brinda lo aleatorio de su plantemiento, The Flame in the Flood construye un ambiente único, casi pesadillesco, que absorbe desde el minuto uno. Técnicamente, lo cierto es que un juego muy lustroso a nivel artístico -uno de sus padres y desarrolladores ya había trabajado en Bioshock y Halo-, que parece sacado de la pluma y cabeza del universo de Henry Selick, director de entre otras, la excelente Los Mundos de Coraline -basada en el bestseller internacional de Neil Gaiman-.

La ambientación y el apartado artístico de ‘The Flame in the Flood’ es excelente.
La ambientación y el apartado artístico de ‘The Flame in the Flood’ es excelente.

Hablamos pues de una estética madura y hasta cierto punto inquietante, pero de reconfortante accesibilidad para casi todos los públicos. Nuestra protagonista es carismática, tanto como su chucho acompañante, y el diseño de los enemigos está muy inspirado. Otro punto a destacar es su acertado diseño de escenarios, que a medio camino entre el ambiente onírico que llevamos destacando en el análisis y el realismo catastrófico más difuso -es inevitable acordarse de la tragedia del Katrina en Nueva Orleans- construye un entorno lleno de ciudades y casas, coches y postes del luz arrastrados por la corriente.

Si bien el juego se ejecuta de forma más que correcta en consola -hemos analizado el título en su versión de Xbox One-, hemos detectado dos problemas recurrentes en forma de tearing -o falta de sincronía vertical y horizontal en la pantalla- y traducción. De esto último, aunque el juego está traducido al castellano, es cierto que hemos encontrado algunos textos no del todo revisados, que cuentan con palabras o frases en completo inglés. No afean la experiencia, pero sí pueden llegar a molestar ligeramente a algunos jugadores.

Eso sí, si su apartado visual es notable, su música no queda atrás. El título, que cuenta con una banda sonora de estilo country compuesta por Chuck Ragan y otros artistas del mismo corte musical, que sabe tocar las teclas -y nunca mejor dicho-, del sentimiento de aventura y aislamiento que puede llegar a producirse en un viaje de la índole que nos presenta el videojuego. Es un verdadero lujo poder disfrutar de un acompañamiento semejante, que será capaz de insuflar de cierta épica a los momentos más álgidos de nuestra navegación, y de proporcionarnos otros más intimistas cuando nos enfrentemos solos a las inclemencias del tiempo y la naturaleza.

Conclusiones

The Flame in the Flood es un entretenido y divertido videojuego de aventuras y supervivencia, en el que los detalles marcan por completo el devenir del título. The Molasses Flood ha construido un universo único, peligroso e impredecible, en el que nuestras decisiones pueden marcar un destino incierto a la protagonista. Gracias a su generación de contenidos y escenarios de forma aleatoria, el viaje no será exactamente el mismo en cada partida, ofreciéndonos diversas posibilidades sesión tras sesión.

Quizás no esté del todo pulido -ya os hemos hablado de esos fallos de traducción y de esos errores gráficos puntuales-, pero no creemos que eso empañe demasiado un apartado artístico y audiovisual muy original, que es parte de su atractivo. The Flame in the Flood demuestra que hay espacio para ser distintos y únicos, demostrando que la personalidad es el camino a seguir en un atiborrado y voraz género plagado de propuestas similares.

Disclaimer: Hemos analizado The Flame in the Flood en Xbox One con un código de descarga facilitado por Evolve PR.

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También en: Switch

Ficha técnica de la versión Xbox One

ANÁLISIS
8.5
  • Fecha de lanzamiento: 24/2/2016
  • Desarrollo: The Molasses Flood
  • Producción: The Molasses Flood
  • Distribución: Xbox Store
  • Precio: 19,99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Español
  • Voces: No
  • Online: No
  • Requisitos PC
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The Flame in the Flood para Xbox One

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Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
8.5
  • Fecha de lanzamiento: 24/2/2016
  • Desarrollo: The Molasses Flood
  • Producción: The Molasses Flood
  • Distribución: Steam
  • Precio: 19,99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Español
  • Voces: No
  • Online: No
  • Requisitos PC
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