Análisis de Dead Rising (Xbox 360)
Cuando Capcom anunció sus primeros juegos de nueva generación, parecía que PlayStation 3 se llevaría las sagas clásicas de la compañía, los peces gordos, mientras que para Xbox 360 la japonesa anunció dos títulos aparentemente menores. Proviniendo de una empresa tan aficionada a lanzar nuevas entregas de sagas ya establecidas, estas dos nuevas creaciones, Dead Rising y Lost Planet, no llamaban demasiado la atención al lado de Devil May Cry 4, Resident Evil 5 y otras promesas. Sin embargo, han resultado ser dos títulos más que interesantes. Por el momento, el segundo ha obtenido el premio al mejor juego de la feria Games Convention de Leipzig, y el primero, que ya está en las tiendas, lleva meses generando una gran expectación y ha superado las expectativas de ventas en los Estados Unidos.
A primera vista este Dead Rising no destacaba demasiado; fue presentado como un juego de zombies de acción pura, en contraposición a los Resident Evil, y de hecho ni por aquel entonces ni ahora es un título que haga que las capacidades gráficas de la consola se luzcan. Pero lo que parecía un juego bastante estándar en planteamiento y simplemente correcto a nivel gráfico se ha convertido en uno de los títulos más interesantes que han salido en Xbox 360.
Es cierto que los zombies están muy trillados, pero nunca antes habíamos disfrutado tanto acabando con ellos a montones, de forma tan contundente y sangrienta, sin preocuparnos de la agobiante falta de munición de otros juegos, y sin tener que pensar en otra cosa que no sea quitárnoslos de encima golpeándolos con todo lo que tengamos a mano. Es a los juegos clásicos de terror lo que Zombies Party (Shawn of the Dead es su título original) es a las películas de miedo de toda la vida.
Dead Rising nos cuenta la historia de una pacífica ciudad americana de tamaño medio que, repentinamente, se ve invadida por zombies o, mejor dicho, se ve convertida en una ciudad de zombies. Extrañamente, nosotros no seremos un policía o un soldado, sino un periodista que tiene la misión de descubrir por qué ha ocurrido este incidente. Este argumento, que generalmente se trata de una excusa para ponernos ante la acción, verdaderamente le da un sentido al juego. Nuestra misión como periodista no es salvar a la gente, ni matar a todos los zombies; es, simplemente, enterarnos de qué ha pasado, para lo cual tendremos que sobrevivir, y a veces salvar a otros humanos que se encuentren en peligro para que nos cuente qué ha pasado. Y nuestro objetivo como periodista es ganar el premio Pulitzer, para lo cual contaremos con la inestimable ayuda de una cámara de fotos con la que podremos sacar instantáneas de las más truculentas escenas.
De esta última parte nos damos cuenta en el mismísimo comienzo del juego cuando, a bordo de un helicóptero, nos acercamos a un centro comercial completamente cercado por zombies. Desde el vehículo podremos tomar fotos de lo que ocurre en las calles de la ciudad y, tras cada instantánea, el juego evaluará nuestra foto con una serie de puntuaciones, identificando zombies vivos, muertos y humanos en peligro, y según la puntuación nos felicitará, y además clasificará la foto dentro de un determinado género. Una foto llena de zombies será de Terror, una con desmembraciones, decapitaciones, etc… será de Brutalidad, una donde una anciana llora desconsolada de miedo, de Drama. Estas tres son las más comunes, aunque también las hay Eróticas y de Humor.
Por lo tanto, como decíamos, la misión de nuestro periodista es descubrir qué ha pasado. El juego transcurre en un período de 72 horas, las que tenemos hasta que el helicóptero vuelva a buscarnos a la azotea del centro comercial. Durante esas 72 horas ocurrirán una serie de eventos a los que tenemos que llegar a tiempo para que la historia del juego siga avanzando y vayamos dándonos cuenta de qué es lo que ha pasado. Si no logramos "engancharnos" a esa serie de eventos que estructuran la historia, no tendremos otra opción que empezar de nuevo. Éste es uno de los problemas del juego, pues a veces tendremos que empezar de nuevo para disfrutarlo al máximo, y el hecho de que solo podamos guardar una partida (sobrescribiéndola constantemente) no ayuda.
Aunque la historia tiene un papel importante en el juego, Dead Rising es, ante todo, un juego de acción constante. El centro comercial está infestado de zombies, y para avanzar por sus diferentes zonas –tenemos una considerable libertad de movimiento- tendremos que acabar con todos los zombies que nos crucemos, para evitar que nos ataquen y nos acaben convirtiendo en uno de ellos como ocurrirá con muchos de los seres humanos "normales" que están encerrados en el centro comercial. Dead Rising es un "yo contra el barrio" de zombies, y para acabar con ellos tendremos a nuestra disposición un enorme repertorio de armas. O podríamos decir objetos. Desde bates de béisbol y palos, hasta televisores de plasma, palos de golf, todo tipo de armas de fuego, motosierras y objetos bizarros como cortacéspedes.
Como podéis imaginar, esto hace de Dead Rising un juego divertidísimo. Estamos todo el tiempo golpeando a los zombies con todo tipo de objetos, y la acción es impactante hasta el punto de ser humorística en un sentido macabro. El juego está especialmente bien hecho en lo que se refiere a las animaciones. El protagonista puede golpear a los enemigos con un centenar de objetos, y usa todos ellos de una manera "razonable" desde el punto de vista de la animación del golpe. Así, golpeando a los enemigos con el bate de béisbol vemos como Frank acompaña el movimiento con todo su cuerpo para golpearles con mucha más fuerza. Todos los objetos han recibido su cuota de atención al detalle, pudiendo rebanar cabezas con herramientas agrarias, cortar pies con el cortacésped, o hacer largos combos con una televisión de plasma, por citar algunos ejemplos.
Además de tener multitud de objetos con los que golpear a los enemigos, y que cada uno sea usado por Frank de una forma determinada con un buen repertorio de animaciones, el juego tiene multitud de pequeños detalles divertidos que Capcom se ha encargado de implementar. El sistema de física es muy bueno, y los enemigos reaccionan de forma realista a nuestros golpes, cayendo al suelo de mil maneras diferentes, dependiendo de dónde hayan recibido el impacto. Hay además multitud de pequeños detalles entre lo curioso y lo gore; podremos desmembrar a los enemigos y pegarles con sus brazos, e interactuar con multitud de objetos de los escenarios de varias formas.
Los enemigos, por supuesto, no tienen una inteligencia artificial compleja, pero el reto reside en poder hacer frente a tantos a la vez, y en superar alguna que otra situación complicada, que no entran dentro del "yo contra todos" del juego sino que se dan en ciertos eventos especiales de la historia. Tendremos que cumplir varias misiones, y abundan las de escoltar a un inocente y evitar que le hagan daño; quizás abunden demasiado, y cuando llevemos unas horas de juego echaremos de menos algo más de variedad en las misiones que forman parte de la historia.
A nivel gráfico Dead Rising no es un juego que llame la atención por un modelado o animación excepcional de los personajes, ni por unos efectos gráficos que quiten el hipo, pero sí tiene mucho mérito el gran número de zombies –muy diferentes entre sí- que el motor gráfico puede mostrar en pantalla, sin que la fluidez de la imagen se resienta en absoluto. A nivel artístico, tanto los escenarios como los personajes del juego están diseñados correctamente, con un estilo ligeramente caricaturesco. Aunque no llame la atención como otros títulos de la consola, sí tiene un sólido apartado técnico que demuestra la calidad del motor gráfico hecho por Capcom.
El sonido del juego, por su parte, cuenta con un extensísimo y acertado repertorio de efectos, para cada tipo de objeto y las numerosas situaciones que pueden darse a lo largo del juego. La música es el apartado más flojo del sonido, no es demasiado abundante ni memorable, y las voces están únicamente en inglés, subtituladas al castellano, y están bien dobladas, sin estar sobreactuadas y estando acorde con el tono humorístico del juego.
Dead Rising es un muy buen juego que, pese a ser de un género que tiende a la monotonía y de un tema muy usado en los videojuegos, resulta muy original por la divertida forma de mezclar el "combate masivo" contra hordas de zombies, usando todo tipo de objetos, la resolución de misiones para hacer que la historia siga avanzando, y todos los pequeños detalles graciosos del juego, desde las mil y una formas de matar a los enemigos hasta las fotografías truculentas que podremos hacer con la cámara digital, viendo las reacciones de los personajes humanos al ver cómo, al ser atacados por zombies, nosotros en vez de ayudarles preferimos sacar una foto al festín. Es una compra muy recomendada, y un juego que todos los usuarios de Xbox 360 deberían darse el gusto de probar.