Análisis de The Kore Gang (Wii)

Con un notable retraso con respecto a su estreno en Alemania, de donde es originario el juego, desde el pasado verano de 2010 hasta ahora ha pasado mucho tiempo, pero ha sido cuando por fin este The Kore Gang ha contado con distribución en España tras haber llegado a otros mercados europeos en febrero. Además, ahora está preparándose para llegar en los próximos meses al mercado estadounidense.

Esto crea una situación un tanto anómala, pues no es habitual que un título tenga una distribución tan fragmentada en los territorios europeos, aunque tampoco es -por desgracia- una situación única, sobre todo en algunas pequeñas producciones para PC que no cuentan desde su origen con una versión en inglés. No es el caso del juego que nos ocupa, pues desde su lanzamiento alemán el título ha contado con traducción al español, entre otros idiomas.

Dejando de lado esa situación bastante curiosa, y celebrando que, en cualquier caso, el juego ya está en las tiendas españolas, The Kore Gang es una aventura en la que una terrible amenaza se cierne sobre la humanidad: no llega, en esta ocasión, desde el espacio o desde una extraña dimensión, sino desde las entrañas del planeta.

Así es cómo Pixie acabará enfrentándose a los malignos hermanos Krank, cerebros últimos de la invasión. Pixie cae, por accidente, hasta las entrañas de la Tierra y allí se da de bruces con lo que parece ser un laboratorio científico un tanto raro en el que consigue hacerse con una especie de traje-robot, el Kore. Con él tiene todo lo necesario para salvar el mundo, aunque no estará sola: pronto se unirán el joven Madboy y el perro Rex; ellos son The Kore Gang y están decididos a salvar al científico responsable de la tecnología Kore, el Dr. Samuelson, y el mundo.

La historia, como vemos, resulta sencilla pero suficiente para llevarnos de aventura y está contada de manera divertida, siendo todo muy desenfadado. Resulta simpático y hay momentos en los que los personajes nos pueden sorprender, pero desde luego no es un título que destaque por su narratología, lo que no implica en absoluto que sea flojo en este terreno.

Todo esto se traduce en una secuencia de niveles que superamos linealmente, rondando la treintena. A lo largo de los mismos tenemos enemigos, puzles y retos por superar en una estructura que busca aprovechar elementos aventureros pero dentro de una secuencia lineal. Esto hace que, en algún momento, un personaje nos pida ayuda y tengamos que realizar una búsqueda explorando a fondo esa fase, o que la estructura general de un nivel sea mucho más simplista y se centre en llegar a la salida. Lo que sí es común es que tengamos que encontrar y recolectar objetos por el escenario, algo que se hace de manera sencilla apuntando con el mando remoto de Wii, y que tiene como recompensa desbloquear ilustraciones del juego en la galería de imágenes.

La linealidad de su desarrollo no impide que haya diálogos que sean relevantes para avanzar, aunque en la mayoría de las ocasiones se emplean para contar la historia y destacan por sus toques de humor. En ese aspecto más cómico, el juego luce su cara más desenfada en determinados momentos musicales a la hora de enfrentarse a los jefes finales.

En su concepción jugable resulta básico emplear a los tres personajes principales, cambiando de uno a otro con la pulsación de un botón (C, en el nunchuk). Esto responde no a un deseo estético sino al hecho de que cada personaje tiene movimientos y habilidades diferentes, teniendo que combinar unas y otras para conseguir abrirnos paso a lo largo de los niveles. Pixie es muy útil en las secuencias de plataformas y para abrirse paso con más agilidad; Madboy, en cambio, está pensado para darle caña a los enemigos; por último, Rex es muchísimo más rápido y es capaz de seguir pistas con su olfato o su agudo oído, por lo que puede ser muy importante en algunos puzles.

Esto implica que dentro del mismo esquema de control se obtienen respuestas diferentes en función del personaje. En cualquier caso, el robot se percibe pesado y no demasiado ágil, pero parece tratarse de una búsqueda deliberada que en ningún caso repercute negativamente en la jugabilidad. De hecho, el control es bastante bueno y se puede confiar en él en la mayoría de las situaciones, aunque la experiencia de juego en las secuencias de acción puede dar algunos problemas al usuario.

Cuando queremos cambiar de tipo de disparo debemos realizar un movimiento con el mando remoto de Wii mientras apuntamos en la pantalla, y no siempre responde, ni responde bien. Esto afecta solo a Madboy, que es con quien realizamos ese tipo de acción, pero es un aspecto de la jugabilidad que puede ser importante en algunas situaciones concretas y con tendencia a no responder bien justo cuando más se necesita.

En cualquier caso, está claro que el juego ofrece una buena variedad de situaciones, pero resulta en una experiencia de juego muy corta. Su estructura es innegablemente breve, terminándose en unas pocas horas, aunque podemos sacarle más jugo si decidimos desbloquear todos los contenidos de la galería de ilustraciones, aunque eso tampoco da mucha chicha adicional ni parece potenciar especialmente la rejugabilidad.

En el terreno visual, The Kore Gang apuesta por un estilo desenfadado que puede recordar a series de animación. Sin ser técnicamente arrollador, consigue aprovechar suficiente potencia de Wii como para dar un buen resultado en pantalla que se luce más por lo artístico que por lo técnico en términos brutos. Sin embargo, lo cierto es que hay buenas texturas y efectos visuales en ocasiones, de la misma manera que nos encontramos también con enemigos un tanto repetitivos… cuando en realidad es ahí donde está el mejor trabajo de diseño, aunque se reserva para los jefes finales. Los malos del juego son muy atractivos en su diseño y es ahí donde más libertad han tenido los artistas implicados en su desarrollo.

La música, por su parte, no resulta tan inspirada, aunque no por ello es desafortunada. Se adapta a la acción y nos acompaña bien, aunque le falta algo de personalidad a la hora de construir su propio estilo. Eso sí, cumple con su función, sabe cambiar el tono entre los momentos más épicos y los más desenfadados, y se complementa con unos efectos sonoros y unas voces competentes.

La ambientación general ha perseguido un estilo de dibujo animado que logra sin duda alguna, y en eso tanto el diseño visual como el sonoro tienen mucho que ver. Sin embargo, se ve afectado por el mismo problema que muchas de estas producciones: los protagonistas son un tanto genéricos y palidecen en comparación con los malos. Esto aquí se nota quizás más que en otros juegos, pero no por defecto del diseño del trío protagonista, sino por los grandes méritos alcanzados con los malos. Realmente vale la pena seguir jugando y jugando para ver qué nos han reservados los artistas del estudio... y eso es algo que no demasiados juegos pueden decir.

Conclusiones

The Kore Gang es una buena aventura que resulta muy clásica en su concepción lineal. Combina plataformas, acción y puzles con tres personajes diferentes que debemos usar en cada momento para sacar el máximo jugo a sus habilidades y así seguir avanzando. Sin embargo, el resultado global se ve afectado por una duración escasa y un potencial de rejugabilidad muy limitado, lo que le sienta peor que los -por otro lado, muy localizados- ocasionales problemas con el control. Es divertido, atractivo y tiene un buen ritmo de juego, por lo que la experiencia de juego es buena, pero puede resultar excesivamente corta para muchos jugadores actuales. Pero mientras dure, se lo pasarán de miedo.