Análisis Deadly Premonition: Origins, el asesinato de Swery Palmer (Switch)
Hoy en día, prácticamente cualquier juego medianamente importante ve cómo se analiza hasta su último píxel. Rendimiento, resolución, tasa de imágenes por segundo... Durante la pasada generación (y no hablemos ya de las anteriores), esto nos importaba bastante menos. Tan poco que, muchas veces, los desarrolladores se dejaban ir y, bueno, mientras se pudiese jugar, tampoco se preocupaban demasiado de esas cifras. Si a esto le añadíamos un presupuesto relativamente bajo o problemas durante su desarrollo, nos podían salir cosas como Deadly Premonition. Hoy en día, mucha gente ni se atrevería a tocar un juego como éste, pero durante la pasada generación éramos algo menos exigentes, y los que se atrevieron a sumergirse en el pequeño desastre que era la obra de Swery65 descubrieron un juego único, que sabía atrapar a pesar de sus muchas carencias. Nueve años después, tenemos una secuela anunciada y el título original llega a Nintendo Switch. Os contamos cómo es esta versión.
Francis walk with me
Deadly Premonition: Origins es una aventura de misterio en tercera persona que coge un poco de algunos de los principales referentes de los 128 bits. Tiene un poco de Resident Evil 4 en el combate, un poco de Shenmue en su diseño de personajes, todos únicos, con si vida propia, y con misiones que no podremos descubrir si no estamos en el sitio correcto en el momento adecuado, y un poco de ese concepto de mundo abierto que ya empezaba a despuntar entonces. Pero de lo que tiene más es de Twin Peaks. Es, básicamente, una reimaginación sin licencia que toma prestado muchísimo de la obra de David Lynch, tanto en temática como en ambientación, así como en la presentación. Cualquiera que haya visto la serie no va a tardar más de cinco minutos en encontrar los inevitables parecidos.
Es una aventura de ritmo pausado, donde los momentos de diálogo eclipsan los de acción. Al fin y al cabo, venimos a este pueblo a resolver un misterio, y la única manera de conseguirlo es conociendo a los lugareños y hablando con ellos. Siempre tenemos una misión principal clara, pero las conversaciones nos permitirán desbloquear otras secundarias, algunas más interesantes, otras menos. Tendremos paseos, conducción, investigación, acción... aunque, como es habitual, os recomendamos leer nuestro análisis original o el de la versión de PlayStation 3 (en la que se basa Origins) para conocer este título en mayor detalle y ver lo divisivo que resulta incluso dentro de esta web.
Como sabéis, Deadly Premonition, en cualquiera de sus versiones, es un juego torpe, que se controla, en el mejor de los casos, como un juego medio de PlayStation 2. Tanto la acción, inspirada por el mencionado juego de Shinji Mikami, que nos obliga a pararnos para disparar, como la conducción, inspirada por una caja de galletas con ruedas, están lejos de ofrecer buenas sensaciones.
Los diálogos y las expresiones faciales son muchas veces cómicos (y a día de hoy, no sabemos si es a propósito o no), y los gráficos son tremendamente mejorables. Pero todos esos aspectos sin pulir hacen de Deadly Premonition un diamante en bruto. Es una aventura tan rara, tan surrealista y tan única que desde que el primer momento te atrapa y no te deja escapar. Y en 2019 sigue haciéndolo.
Mucha gente no termina de entender a lo que nos referimos cuando decimos que un juego «no es para todo el mundo». Hoy en día, las superproducciones siguen una fórmula para agradar al mayor número de jugadores posibles; son juegos hechos «para todo el mundo». Otros juegos se ciñen a un género que atraerá a más o menos gente (por ejemplo, la estrategia o los matamarcianos bullet-hell). Y otros, sencillamente, no tienen un público objetivo. Son juegos que quieren contar una historia u ofrecer un concepto propio, y no intentan cumplir con los requisitos de la «fórmula de éxito». Y, sí, Deadly Premonition es uno de esos juegos. Si te gustan las historias donde la realidad y la sobrerrealidad se funden, el misterio y, por qué no decirlo, lo absurdo, seguramente puedas apreciar eso que lo hace tan único.
La versión de Switch
La versión de Switch hace honor a sus hermanas mayores y nos llega lejos de la perfección técnica. Desde el primer momento vemos secuencias de vídeo prerrenderizadas con una calidad papupérrima, que incluso muestran problemas de sincronización vertical. La tasa de imágenes por segundo se mantiene en una media de entre 40 y 60 frames en interiores, y entre atroz y casi inaceptable en exteriores, sobre todo al conducir. Quizás habría estado bien tener una opción para bloquear la tasa de imágenes a 30 y obtener una experiencia más estable, pero se puede jugar sin problemas; no es un juego particularmente exigente en el control. Por suerte, la versión que tenemos ahora es mucho mejor que la de lanzamiento, y muchos de los problemas se han visto solucionados. Tanto a nivel gráfico, como a nivel sonoro como a nivel jugable, es una experiencia mucho más pulida en comparación con la que llegó a la eShop hace algunas semanas, lo que no quita que siga siendo muy, muy mejorable. Qué menos que meterle antialiasing.
Sobre lo que es el apartado audiovisual propiamente dicho, tenemos un juego que ya estaba un tanto desfasado en su día y que, obviamente, no mejora en 2019. Los gráficos son propios de un juego a medio camino entre PlayStation 2 y PlayStation 3, y el doblaje -en inglés, con subtítulos en castellano- es también más propio de los 128 bits. Claro que todo esto lo compensa con una notable dirección artística, con momentos sencillamente inolvidables e imágenes muy impactantes. Además, la música está genial y, aumentando ese aura de misterio y surrealismo que lo hacen tan único. Por último, y como nota, esta adaptación está basada en el Director's Cut, que incluye diferentes ajustes y mejoras.
Entrenando nuestras dotes de detective de cara a la secuela
Deadly Premonition: Origins, al igual que cualquier otra versión de Deadly Premonition, es un juego repleto de fallos que consigue absorberte hasta que se te los consigues perdonar. Si llega a atraparte, esa extraña historia, ese reparto que roza el delirio y ese particular universo no te van a dejar escapar hasta que lo termines. Como versión, podría haber sido mucho mejor. Es una adaptación hecha con el único objetivo de que funcione en Switch, un poco descuidada (en español aparecen textos cortados, caracteres erróneos...), pero que nos permite disfrutar, ahora en cualquier parte, de un juego de culto tan imperfecto como inolvidable. Si queréis darle una oportunidad o redescubrirlo de cara al lanzamiento de su secuela, esta versión (ya con su parche que corrige los errores de la versión 1.0) es tan buena, y tan mala, como cualquier otra.
Hemos realizado este análisis en Switch con un código de descarga proporcionado por Meridiem Games.