Análisis de El Señor de los Anillos: Tácticas (PSP)
EA se apuntó un gran tanto haciéndose con la licencia de las películas del Señor de los Anillos hace unos años. Se esperaba que fuesen un gran éxito, pero no tan descomunal como fue, y los videojuegos basados en la trilogía se vendieron por millones, incluso sin que hubiese habido uno basado en la primera parte –no llegaron a tiempo. Sin embargo, que finalmente la Tierra Media se haya librado de la sempiterna amenaza de Sauron no significa que deje de haber videojuegos basados en ella, del mismo modo que por mucho que el Imperio Galáctico haya sido derrotado seguimos disfrutando de juegos de Star Wars.
En este caso, y ahora también con la licencia del vídeo en su poder, EA nos ofrece una experiencia de rol táctico para la consola portátil PSP, que recibe el primer –quizás el primero de muchos- juegos basados en El Señor de los Anillos. El Señor de los Anillos: Tácticas es un juego de rol estratégico atípico, donde los turnos están divididos en dos partes, movimiento y combate, para que de ese modo no tenga ventaja el que primero empieza. Esto hace también que algunos combates se conviertan, de vez en cuando, en persecuciones, pero es un sistema que funciona bastante bien para que las batallas sean justas.
El juego nos ofrece la interesante oportunidad de asumir el control tanto de las fuerzas del Bien como de las del Mal. Esto implica que visitaremos cada batalla clave de la trilogía desde dos puntos de vista diferentes y, sobre todo, que podremos controlar no solo a Gandalf, Frodo, Aragon y compañía, sino también a villanos de la calidad y el carisma de Saruman, el Rey Brujo de Angmar y hasta el mismísimo Sauron. Como suele ocurrir en los juegos de este tipo, según vayamos avanzando nuestro elenco de personajes irá subiendo de nivel y, como es costumbre en los juegos de El Señor de los Anillos, los puntos –en este caso, el oro- obtenidos en las batallas los podremos invertir en comprar mejoras para nuestros personajes.
Cada una de las dos campañas es análoga la una de la otra, contando con las mismas misiones pero, obviamente, jugadas desde diferentes bandos y con objetivos diferentes. Si en la misión de Moria siendo la Compañía tenemos que huir del temible Balrog usando a Gandalf como escudo, en la misma misión jugada por el Señor Oscuro, tendremos que matar a Gandalf y a Aragorn. Esto hace que las dos campañas sean parecidas pero al mismo tiempo diferentes, porque los poderes especiales de los personajes de diferentes bandos se parecen poco entre sí.
Antes de cada misión nos dirán cuáles son nuestros objetivos y cual es el requisito de victoria y el de derrota, para luego observar una introducción, con un vídeo de las propias películas, que nos contará el por qué de esa batalla. Una vez dentro de la misma comenzarán los turnos y, dentro de ellos, las dos fases antes señaladas: movimiento y combate. En la de movimiento podremos, evidentemente, mover a nuestros combatientes dentro de su alcance, e incluso dar órdenes de "perseguir a" un enemigo, por un motivo que luego comentaremos. Una vez terminada esta fase, veremos cómo los personajes en pantalla se mueven, en una imagen un tanto graciosa y que recuerda a Vandal Hearts 2 para PS One. A veces se rodearán los unos a los otros, otras veces se perseguirán sin querer y otras, las más habituales, se impedirán moverse el uno al otro, produciéndose un encaramiento (del cual el juego nos avisará con un sonido de espada).
El encaramiento es algo muy importante en el juego ya que cuando estamos en la casilla adjunta a un enemigo éste no podrá moverse en nuestra dirección, ni tampoco ejecutar ataques a distancia en nuestra dirección, viéndose obligado a medirse con nosotros. Éste es sin duda uno de los aspectos más tácticos propiamente dichos de El Señor de los Anillos: Tácticas. En multitud de misiones tendremos que impedir que uno de nuestros personajes caiga, y la forma de lograrlo será, casi siempre, haciendo que otros personajes se encaren con los enemigos que se dirigen hacia él.
Tras el movimiento viene la fase del combate, con un interfaz para la selección de enemigos muy sencillo; estará seleccionado uno por defecto, pudiendo seleccionar cualquier otro ya sea moviéndonos por el mapa o pulsando el botón L. También, pulsando el botón R podremos cambiar entre nuestros personajes en ambas fases del turno, lo que hace muy fácil la interfaz y no nos obliga a recorrer casillas engorrosamente. Como decíamos, en la fase del combate podremos elegir a quién atacar –siempre y cuando el rango de ataque de nuestra arma a distancia y los posibles encaramientos nos lo permitan-, o bien realizar una habilidad especial –que gastará barra de magia- o usar un item para recuperar salud, por ejemplo.
El combate no es ya una coreografía como la resolución de la fase de movimiento sino una sucesión de ataques, por orden del atributo velocidad de cada personaje. Esto último es muy importante, ya que por ejemplo cuando dos personajes estén atacándose el uno al otro, y les quede siempre más o menos igual de vida, el más rápido será el que dé el golpe letal. Los ataques pueden ser, como es habitual, normales o críticos, y el personaje al que atacamos podrán tanto parar el golpe (o esquivarlo en el caso de los ataques a distancia) como hacer un contraataque, siendo la combinación de ambas cosas absolutamente letal para nosotros.
Tras la misión se nos otorgará experiencia dependiendo de lo bien que lo hayamos hecho, y entre misión y misión accederemos a una pantalla donde podremos tanto ir a la siguiente misión como navegar entre las estadísticas de nuestros héroes, pudiendo comprar tanto items como mejoras para ellos. Es aquí donde surge uno de los grandes problemas del juego: su curva de dificultad exacerbada. En primer lugar, nunca obtendremos suficiente oro para mejorar nuestros personajes lo mejor posible y, en segundo, nuestros enemigos obtienen experiencia mucho más rápidamente que nosotros. Esto significa que, tras unas cuantas batallas, comenzaremos a perder irremisiblemente, con lo que solo nos quedará una opción: volver a jugar batallas anteriores para ganar más oro y obtener más experiencia y de este modo poder seguir avanzando.
Esto sin duda alarga la duración del juego pero también lo hace algo monótono y frustrante. Otro detalle cuestionable es el alto grado de aleatoriedad de muchas situaciones, no ya en lo que se refiere al daño en el ataque, sino también en la posibilidad de que nos paren un golpe o nos contraataquen. Esto hace que dependiendo de "cómo le dé" a la PSP, una batalla bien planeada pueda salir muy mal. También es destacable la poca cantidad de elementos tácticos aprovechable. Rodear a un enemigo apenas se nota en su nivel de defensa y en el daño que logramos hacerle, y no hay elementos como la moral o la formación que den algo más de juego.
A nivel gráfico El Señor de los Anillos: Tácticas se defiende pero sin que tampoco resulte una maravilla. Los escenarios son pequeños, inspirados en la película y bastante detallados, aunque sin una gran resolución en las texturas, mientras que los personajes cuentan con pocas animaciones y un buen modelado, aunque lejos de otros exponentes ya vistos en la consola PSP. El juego se mueve fluidamente y algunos efectos especiales son vistosos, pero otros se quedan a medio camino y parecen de PS One. La música es, en una palabra, la habitual, con las ya conocidas melodías y voces de la película, aunque tampoco sin un gran trabajo de sonido en el propio juego, ni tampoco voces de los actores –suponemos que habría que volver a grabarlas- en las batallas. Un apartado notable pero que se nota que tiene poco trabajo detrás.
En conclusión, El Señor de los Anillos: Tácticas es un buen juego, pero que podría haber sido mucho mejor. La simplicidad de su interfaz es positivo, pero no tanto que la táctica propiamente dicha no tenga una mayor complejidad. Mientras que la diferenciación de las fases es interesantes, habría estado muy bien que entrasen en juego muchos más factores a la hora de decidir qué es lo que pasa en un determinado lance de la batalla. Del mismo modo, a nivel técnico parece a medio acabar, siendo en algunos momentos muy inferior a otros juegos de la consola PSP. Se trata de un juego divertido pero que parece haber sido hecho a toda velocidad –el interfaz de selección de batallas es sorprendentemente simple-, esperemos que los otros juegos de la saga de Tolkien que prepara EA lleguen a mayores cotas.