Análisis Anthem, un gran potencial desaprovechado (PS4, Xbox One, PC)

En cinco años que llevamos de generación, hemos visto llegar al mercado multitud de juegos con un potencial enorme y buenas ideas, pero que han sufrido lanzamientos muy apresurados y problemáticos que nos han llevado a pensar que estábamos jugando betas de pago de lo que debería ser el producto final.

Casos como los de Destiny, Final Fantasy XV, Battlefield 5 y otros tantos son bien conocidos por todos. Algunos de ellos, consiguieron convertirse en auténticos juegazos gracias a sus parches y expansiones, aunque no todos corrieron la misma suerte.

Y eso por no hablar de aquellos que nos obligaron a pagar de más por dichas actualizaciones y así arreglar el desaguisado inicial, algo tan irónico como frustrante desde el punto de vista del consumidor.

Lo queramos o no, los videojuegos se han convertido en un tipo de servicio que evoluciona y cambia con el tiempo, algo que nos parece genial y que nos permite seguir disfrutando de nuestras experiencias favoritas meses después, ya sea para redescubrirlas con nuevos modos, opciones o contenidos. El problema llega cuando lo que nos encontramos el día de su estreno es insuficiente y no cumple los mínimos de calidad exigibles, momento en el que se corre el riesgo de que tus jugadores sientan que se les está tomando el pelo y tengan la sensación de que están siendo utilizados como conejillos de indias para encontrar y arreglar fallos, fastidiando por completo el disfrute de aquellos que confiaron en ti y te apoyaron con su compra desde el principio.

La triste realidad es que en estos últimos años hemos vivido demasiados casos de este tipo y nos cuesta muchísimo entender que en EA y BioWare no hayan tomado nota de ello y hayan vuelto a caer en el mismo error con uno de sus juegos más importantes para este 2019 que acaba de empezar. Y es una auténtica pena, porque Anthem es un juego que hace muchísimas cosas bien y que cuenta con una base jugable sólida y con un potencial enorme, pero, por desgracia, a día de hoy no podemos recomendarlo abiertamente ante la enorme cantidad de problemas y carencias de las que adolece por llegar al mercado de forma apresurada y sin un control de calidad a la altura de su legendario estudio de desarrollo.

Bastión, un interesante mundo por explorar

Esta vez nos encontramos ante un nuevo shooter looter, es decir, un juego de acción y rol cooperativo en el que tendremos que cumplir misiones y realizar actividades para conseguir equipo y así mejorar a nuestro personaje, lo que, a su vez, nos permitirá enfrentarnos a desafíos más complicados y con mejores recompensas.

Su historia nos lleva a Bastión, un fascinante mundo de ciencia ficción plagado de extrañas criaturas, bellos parajes naturales y misterios por descubrir. El trasfondo tanto del planeta como sus personajes es muy interesante y si nos paramos a explorar y a leer la ingente cantidad de documentos que hay repartidos por los escenarios, nos daremos cuenta del mimo y trabajo que ha puesto la compañía en crear un nuevo universo repleto de pequeños detalles y en el que casi cualquier cosa es posible.

El problema aquí lo tenemos en que la trama principal no acompaña y es extremadamente simple y básica. Además, da demasiadas vueltas sobre sí misma en un intento por estirar su duración, algo que no le hacen demasiado bien, y el gran villano de la función supone uno de los enemigos más olvidables y con menos carisma de los últimos años.

Por suerte, el guion consigue entretener gracias a sus personajes principales, quienes sí están muy bien escritos y derrochan el buen hacer habitual de BioWare, ofreciéndonos conversaciones muy dinámicas y una evolución muy creíble de sus personalidades.

La sensación final que nos queda es la de estar ante un mundo muy interesante y con mucho potencial al que no se le ha sabido sacar partido a la hora de contarnos algo que realmente merezca la pena, así que solo nos queda esperar a que en un futuro y con las historias que están por llegar, se solucionen estos problemas narrativos.

Surcando los cielos a tiro limpio

A nivel jugable, tal y como hemos comentado con anterioridad, tenemos un juego de acción en tercera persona que nos llevará a superar solos o en compañía numerosas misiones mientras subimos de nivel y obtenemos todo tipo de armas y piezas de equipo.

Esto es algo que ya hemos hecho en multitud de títulos y que no es demasiado original, aunque Anthem sabe diferenciarse de sus competidores brindándonos la posibilidad de volar gracias a nuestra alabarda, un exotraje al más puro estilo Iron-Man con el que podremos surcar los cielos, flotar, movernos a toda velocidad y dar grandes saltos.

Como supondréis, esto nos da una movilidad enorme, y lo mejor de todo es que funciona a la perfección. Los controles responden de maravilla, el gunplay es muy bueno y cuando te pones a hacer maniobras aéreas mientras te desplazas de un lado a otro del escenario con total facilidad cosiendo a balazos a todo ser viviente que se cruza en tu camino, el juego consigue transmitir unas sensaciones de poderío muy satisfactorias y gratificantes.

De hecho, aquí tenemos uno de sus puntos fuertes: su jugabilidad. Volar y moverse por Bastión es una experiencia única, y los combates son tan frenéticos y divertidos que no nos suelen dejar ni un segundo para aburrirnos. Los tiroteos son muy intensos y nuestras habilidades se recargan tan rápido que estaremos constantemente poniéndolas en práctica, intentando crear combos y disparando sin despegar el dedo del gatillo ni un solo instante. Por supuesto, tampoco podremos quedarnos quietos y si queremos salir vivos de los desafíos que nos esperan más nos vale estar siempre en movimiento, lo que favorece unas batallas muy dinámicas y ágiles que en compañía se convierten en un vicio.

Si hay algo que nos ha quedado claro tras todas las horas de juego que le hemos dedicado es que las bases son realmente buenas y funcionan de fábula. Por desgracia, estas no son capaces de sostenerlo todo por sí solas y los problemas aparecen antes de lo esperado.

Continuando con los enfrentamientos, no tardaremos en percatarnos de la poquísima variedad de enemigos que hay y de lo deficiente que resulta su inteligencia artificial, lo que acaba minando su disfrute al no ser capaz de mantener frescos los tiroteos creando nuevas situaciones y obligándonos a adaptarnos y a cambiar nuestras estrategias.

Aunque son divertidos, casi todos ellos se sienten muy similares y usaremos las mismas tácticas una y otra vez, algo que le acaba pasando factura a medio y largo plazo. Esto se ve agravado con el propio diseño de los escenarios, muy irregular. Si bien nos encanta su gigantesca verticalidad, no serán pocas las veces en las que nos sumergiremos en arenas de batalla incapaces de favorecer buenos combates, con una disposición de elementos que se siente un tanto aleatoria e incluso amateur, creando un gran contraste con otros donde todo está minuciosamente estudiado.

Lo mismo se aplica al propio diseño de misiones, en las que solo seguiremos un indicador que nos llevará de un tiroteo a otro. En ocasiones se intenta aportar algo de variedad con puzles (casi todos iguales y siguiendo el mismo patrón en su resolución) y otras tareas, como buscar piezas de un artefacto o recolectar unos fragmentos de luz, pero estos momentos suelen hacerse tediosos y casi siempre nos cortarán el ritmo, además de que se repiten sin cesar una y otra vez, por lo que rara vez funcionan como se pretende.

La cosa no mejora demasiado en el modo de Juego Libre, donde podremos explorar el mapa con total libertad para buscar coleccionables, encontrar cofres, recolectar materiales y realizar eventos públicos, unas actividades que van apareciendo de forma aleatoria y que nos recompensan si somos capaces de terminarlas, aunque tienen un diseño muy mejorable y nada variado. Tenemos que admitir que hay un buen número de secretos ocultos, pero lo cierto es que dar vueltas por este mundo abierto mientras buscamos algo que hacer no es lo que definiríamos precisamente como algo divertido y entretenido.

Tampoco nos ha gustado demasiado Fuerte Tarsis, la ciudad principal en la que aceptaremos misiones y desde la que accederemos a los diferentes modos de juego. Moverse por ella es algo lento y pesado (y eso que es ridículamente pequeña), las conversaciones que podemos tener con sus habitantes son aburridísimas y están escritas con muchísima desgana y lo peor es que el juego siempre nos obliga a volver a ella tras realizar cualquier tipo de actividad, lo que supone varias pantallas de carga larguísimas y unos cortes de ritmo muy notables. Por si no fuese suficiente, nuestra alabarda solo la podremos modificar desde aquí, así que pasar por ella se convierte en algo imprescindible.

No sabemos muy bien qué ha llevado a BioWare a decidirse por esta estructura, pero resulta engorrosa y le resta fluidez a la aventura, especialmente cuando ya nos han acostumbrado en otros títulos a terminar una misión y pasar directamente a una pantalla de selección de actividades desde la que podemos incluso configurar nuestro equipo mientras nos emparejan con otros jugadores.

En lo que respecta a sus contenidos y duración, decir que la historia principal nos ha durado unas 18 horas y que tras ellas todavía nos quedarán muchas más si queremos equipar al máximo a nuestro personaje para que sea capaz de afrontar los desafíos más complicados en su máxima dificultad.

El problema es que ahora mismo se siente un juego muy vacío y poco atractivo que no invita a dedicarle todo ese tiempo que requiere, ya que su endgame consiste en repetir las mismas actividades que hemos realizado hasta llegar a él, es decir, más misiones y contratos, eventos públicos de Juego Libre, Partidas rápidas para ayudar a otros jugadores y, lo más importante: los Baluartes.

Aquí tenemos el equivalente a las mazmorras del juego, por lo que será a lo que más horas dediquemos, ya que en sus cofres encontraremos las mejores armas y el mejor equipamiento de la aventura. Por desgracia, a día de hoy solo hay tres y una de ellas es un reciclaje de la misión final de la historia, un número que se nos antoja escasísimo.

Para más inri, a nivel de diseño dejan mucho que desear, tanto por las pobres mecánicas de sus jefes como por los tiroteos que nos plantean. A efectos prácticos no dejan de ser una misión más y la única diferencia real que encontraremos es que son mucho más largas y difíciles, pero la estructura vista en los contratos se mantiene intacta (sigue el indicador para ir de una arena a otra y realizar el objetivo que te pidan).

Un bello mundo plagado de problemas

A nivel gráfico estamos ante un juego simplemente espectacular y capaz de quitarnos el habla con facilidad. Los modelados de los personajes y de las alabardas están cuidadísimos, los escenarios tienen un tamaño gigantesco y están plagados de elementos y detalles, y la dirección artística es brillante (aunque el diseño de los enemigos tiene margen de mejora). Los efectos tampoco se quedan atrás, y cosas como la iluminación son simplemente increíbles.

Si tuviésemos que mencionar algo negativo, probablemente nuestra mayor pega sea el enorme contraste que hay entre las caras de los personajes durante los vídeos y fuera de ellos. En las secuencias cinematográfica disfrutaremos de algunas de las mejores expresiones faciales que hemos visto nunca en un videojuego, pero cuando hablamos con los habitantes de Fuerte Tarsis, estos pasan a ser muñecos totalmente inexpresivos con la gesticulación de una marioneta.

El rendimiento tampoco nos ha convencido del todo. En PC pudimos jugar fácilmente a 1080p y 60 imágenes por segundo con todas las opciones de vídeo en alto, pero desde que se incluyó su primer gran parche, hemos experimentado una pérdida de entre 20 y 30 fps, algo que no hemos conseguido arreglar ni instalando los últimos drivers de NVIDIA, así que suponemos que será cuestión de esperar a que se lance otra actualización para arreglar esto.

En consola apuestan por los 30fps que mantiene estables con relativa frecuencia, hasta que llegan los momentos con más enemigos y efectos en pantalla se producen importantes bajones que denotan una alarmante falta de optimización, algo que resulta especialmente molesto en un juego donde la acción es tan rápida y vertiginosa.

Pero nuestra mayor queja con el apartado técnico de Anthem a día de hoy es su gigantesca cantidad de errores de programación y la inestabilidad de sus servidores. El título hace gala de un catálogo de bugs inadmisible y molesto como él solo, incluyendo misiones que tienden a "bugearse" bloqueando nuestro progreso en ellas y obligándonos a reiniciarlas desde el principio. Sumadle a esto unos servidores que tienen la mala costumbre de desconectarnos y pegarnos la patada a la pantalla principal cada vez que se le antoja y os podréis hacer una idea del lamentable estado en el que se encuentra el programa ahora mismo.

Irónicamente, su primer gran parche estuvo destinado a arreglar muchísimos de estos errores, aunque al hacerlo ha estropeado cosas que antes funcionaban correctamente. Se nota que el estudio de desarrollo está intentando pulir y corregir su nueva criatura a marchas forzadas y que las cosas no se están haciendo bien por las prisas. Es una auténtica pena, ya que jugar en estos momentos puede tornarse en una experiencia increíblemente frustrante por culpa de todos estos problemas. Además, vais a necesitar grandes dosis de paciencia, ya que las pantallas de carga son numerosas y muy largas.

Al sonido sí que no le podemos poner apenas pegas, gracias a una portentosa banda sonora capaz de hacer épicos hasta los tiroteos más insulsos, una variedad y calidad de efectos a la altura, y un doblaje al español tremendamente profesional, con voces muy bien escogidas y unas interpretaciones magníficas. Lástima que en algunas escenas la sincronización labial brille por su ausencia.

Conclusiones

Anthem es un juego con un potencial enormemente desaprovechado. BioWare ha firmado una obra con una jugabilidad excelente y muy divertida, pero que no ha sabido aderezar con contenidos de calidad, dando como resultado un título repleto de problemas de diseño, fallos estructurales y molestos errores de programación que, a día de hoy, le impiden ser ese juegazo al que tanto aspira.

Es una auténtica pena, ya que cuando todo funciona como debe entretiene como pocos, y no para de hacer pequeños amagos que nos permiten intuir lo que podría haber sido si se hubiese lanzado con unos meses más de desarrollo.

No dudamos que de aquí a un tiempo, si la compañía se compromete con él y trabaja duro y de forma constante, estemos hablando de algo muy diferente y merecedor de una valoración mucho mayor, pues nos han prometido numerosas actualizaciones y expansiones gratuitas que ampliarán contenidos, corregirán errores e incluirán nuevas mecánicas y posibilidades jugables. Pero la triste realidad es que actualmente se trata de un producto repleto de carencias que ensombrecen sus puntos fuertes.

Si os gusta el género y tenéis amigos con quienes disfrutarlo, probablemente os haga pasar buenos ratos, pero hoy en día existen alternativas mucho mejores y más recomendables. Nuestro consejo es que esperéis un tiempo a ver cómo evoluciona para que podáis disfrutar de todo lo que tiene que ofrecer sin sufrir las frustraciones a las que nos está sometiendo durante estas primeras semanas, ya que se trata de un juego que merece ser jugado en las mejores condiciones posibles, algo que ahora mismo resulta imposible.

Hemos realizado este análisis en su versión de PC y también lo hemos probado en Xbox One X, con varios códigos que nos ha proporcionado Electronic Arts.