Análisis de EyePet (PS3)
La generación de la alta definición no deja de sorprendernos. Más allá de los videojuegos donde los gráficos son tan preciosistas y perfectos que el jugador más experimentado duda ante la posibilidad de estar viendo una película, la industria poco a poco va mejorando en diversos aspectos jugables. Nintendo demostró hace unos años que la jugabilidad es tan importante -e incluso más en según que aspectos- como lo es el apartado visual de la obra, por lo que Sony y Microsoft también se subirán al carro de las nuevas funcionalidades de hardware. Sin embargo, antes de que Natal y Wand, los periféricos de Microsoft y Sony respectivamente, aparezcan en el mercado, la compañía japonesa tiene guardados varios ases en la manga con respecto a ideas frescas y revolucionarias. Hablamos de Invizimals, un videojuego para PlayStation Portable que está producido en España, y EyePet, el título que hoy nos ocupa. Llega la realidad aumentada a tu consola PlayStation.
Eso sí, antes de meternos en materia debemos aclarar qué es el término de realidad aumentada, puesto que muchos de los espectadores lo desconocerán. Podemos hablar de la realidad virtual como un cambio total entre la realidad que conocemos y una completamente diferente, sin embargo, la realidad aumentada que propone Sony unifica dos realidades para hacer una experiencia de juego enriquecedora para el jugador, ya sea con la mascota de EyePet o con los monstruos de Invizimals. ¿Que cómo es posible esta tecnología? Ahora mismo os lo contamos.
Preparando la fiesta de bienvenida
Antes de comenzar a jugar con EyePet tendremos que repasar una serie de aspectos bastante básicos para el correcto disfrute de la obra. En primera lugar hay que aclara que EyePet es un videojuego pensado para jugar en el suelo, o, en su defecto, en una mesa muy amplia que abarque todo el marco de la PlayStation Eye (la cámara que viene incluida en el juego). Esto supone uno de los grandes problemas para muchos de los jugadores, sobre todo si contamos con que la videoconsola está situada en una pequeña habitación o si los trastos ocupan un rango importante dentro del habitáculo. No obstante, el videojuego está pensado para niños -y no tan niños-, así que lo más normal será situar la consola en el salón, y que toda la familia disfrute de esta simpática mascota virtual. La luz deberá estar graduada a la perfección, es decir, ni mucha luz ni muy poca, evitando encarecidamente la posibilidad de crear sombras con nuestro cuerpo y proyectarlas en el suelo, ya que este aspecto hace que EyePet se vuelva un poco inestable, aunque ya hablaremos con más detenimiento de este aspecto.
Preparado todo el tinglado lo único que tendremos que hacer es esperar a que el Profesor nos enseñe los primeros pasos dentro del mundo de EyePet, proporcionándonos un simpático huevo de un animal todavía por ver la luz, encargándose el jugador de traerlo a la vida en la mayor comodidad posible. Este aspecto servirá al jugador a modo de tutorial, sentando las bases del reconocimiento de movimientos así como la familiarización de las órdenes que podremos encargarle al bicho peludo. De esta manera tendremos que calentar el huevo con un calefactor, ayudarlo a romper el cascarón y moverlo con suavidad para que no sienta ningún peligro procedente del exterior.
EyePet incluye una placa que jugará un papel fundamental dentro de la obra, pues servirá de enlace para coger objetos, darle de comer al animal, bañarlo, etcétera. Lo único que tendremos que hacer será apuntar con la parte frontal de la placa a la cámara y el videojuego automáticamente lo reconocerá, preparando el objeto seleccionado anteriormente para nuestro uso. Eso sí, pese a que EyePet se juega con nuestro propio cuerpo, en muchas ocasiones tendremos que hacer uso del mando principal de la videoconsola, ya sea para dar palmas –que bien podrían haberse reconocido con el micrófono de PlayStation Eye- o para movernos por los menús. Todo está perfectamente pensado para ofrecer al espectador una experiencia muy enriquecedora, como si de un animal real se tratara. Eso sí, las circunstancias ambientales, como decíamos con anterioridad, juegan un papel fundamental dentro del círculo EyePet, pues si no jugamos cómodos, con una distancia correcta y con paciencia, el juego puede acabar en la estantería demasiado pronto. Luego veremos el porqué.
Identificando la mascota
Una vez tengamos nuestra mascota predefinida habrá que darle un nombre y hacernos una foto para guardarla posteriormente en PlayStation 3. Hasta cuatro mascotas podremos almacenar en la videoconsola, por lo que las familias numerosas no tendrán ningún tipo de problema a la hora de dividir las criaturas y demás. Aunque lamentablemente el juego no permite interacción entre criaturas, ni via local ni online, algo que sin duda podría haber aumentado significativamente la experiencia de juego.
Pero dejando a un lado el modo inexistente multijugador, los chicos de London Studio han preparado multitud de retos y minijuegos para pasarlo a lo grande con nuestra mascota. Repartidos por días y eventos, hasta 60 pruebas diferentes tendremos que superar si queremos exprimir al máximo el videojuego. Dichos retos irán desde alimentar a la criatura, pasando por pegarle un buen baño purificador o jugar un ratito con el. La variedad de los minijuegos está muy lograda, llegando incluso a utilizar a nuestra mascota como bola para derribar a cuantos más bolos mejor. Eso sí, el videojuego no castiga al jugador –ni a la criatura- por descuidar sus necesidades, es decir, si no alimentamos a la criatura, la bañamos o jugamos con ella, no morirá, sino que en su lugar aparecerán elementos más o menos sutiles para avisar al jugador de que algo falla (como pueden ser insectos alrededor del EyePet, ruidos de barriga y pensamientos en comida, etcétera).
A medida que vayamos superando retos y pruebas, el juego nos irá premiando con multitud de accesorios y ropas para vestir a nuestra mascota, algo que sin duda encantará a los jugadores más experimentados, que disfrutarán creando bizarras combinaciones entre moda y estilo canino. La cantidad de juguetes y ropaje que la desarrolladora ha puesto a nuestra disposición es bastante elevada, teniendo la posibilidad de adquirir nuevos accesorios mediante la PlayStation Store, algunas de forma gratuita y otras, e inevitablemente las más divertidas, realizando micropagos.
Desde los primeros minutos de juego tendremos acceso a un completísimo modo editor para configurar nuestra criatura según nuestros gustos. Podremos cambiarle desde el color y la longitud del pelo, pasando por distintos tipos de peinado y de cabello –rizado, liso, encrespado…-. Lo más curioso es que podremos crear combinaciones realmente extravagantes dada la cantidad de elementos disponibles desde el principio, como son la paleta de colores para pintar al EyePet, pasando por las formas que podremos hacerle en el cuerpo, etcétera. Todo un lujo donde más de uno se pasará la tarde creando a la criatura perfecta. Por suerte, siempre podremos guardar los diseños que más nos gusten dentro del disco duro de PlayStation 3, sin limitaciones de ningún tipo.
Evitando problemas
Antes comentábamos que EyePet se puede considerar una experiencia de juego totalmente fresca y adictiva para aquellos quienes tengan a su disposición un salón amplio en el que jugar. Por desgracia, muchos jugadores no correrán esa suerte, por lo que la experiencia final puede verse mermada por una optimización que, de cara al producto final, podría haber sido mejor. Sólo hace falta ver lo complicado que es situar la cámara sin que ésta se mueva –debido a la falta de agarre del periférico y de lo duro que es el cable-.
Evidentemente cuando la cámara se mueve EyePet sufre las consecuencias, como pueden ser situaciones irreales –la mascota volando en el vacío- o elementos que no se muestran correctamente –como la tableta mágica-. Pero sin duda, el problema más grave lo encontramos con la iluminación, puesto que si contamos con una luz que nos haga sombra la experiencia de juego puede ser horrorosa, por lo que recomendamos encarecidamente jugar con un sistema de luces donde no se proyecte nuestra sombra en el plano de juego.
Eso sí, si contamos con todo lo dispuesto para el correcto disfrute del videojuego, nos daremos cuenta de lo placentero que es acariciar a una criatura que en la realidad no existe, y ver como posteriormente ésta se da la vuelta para que le acariciemos la tripa. Eso, sumado a la cantidad de onomatopeyas y ruiditos que propicia el animal, y que curiosamente son de lo más graciosos, hará que el espectador esboce más de una sonrisa, como si realmente estuviera viendo un cachorro inexplicablemente bonito.
Curiosamente el videojuego incluye una cámara de lo más funcional, que nos permitirá hacerle fotos a nuestra criatura –e incluso videos- para luego almacenarlos dentro del disco duro de la consola o para compartirlos con el resto de los jugadores. Algo que sin duda puede dar lugar a multitud de situaciones completamente hilarantes.
Precioso
El apartado técnico de la obra cuenta con la peculiaridad de mostrar únicamente en pantalla lo necesario, es decir, el animal del que nos hacemos cargo y sus accesorios, por lo que los gráficos, pese a contar con un nivel de detalle bastante elevado, no sorprenderá a los jugadores más experimentados. Sin embargo, la cantidad de movimientos y facciones que muestra el animal sí que son dignas de elogio, con multitud de rasgos que reconocerá el jugador y que indicará que algo quiere su mascota. La figura del profesor –que nos enseñará en nuestros primeros minutos de juego- está representada por un actor real, ideal para comprender la magnitud de la realidad aumentada y crear un vínculo de confidencialidad con el jugador.
La música del videojuego cuenta con las típicas melodías felices que tanto gustan entre los niños, abusando de los instrumentos y las notas altas para evitar caer en ningún conflicto situacional. Es decir, estamos ante una banda sonora completamente alegre y funcional, perfecta para un videojuego de esta envergadura. El juego, como viene siendo habitual en los lanzamientos de Sony, nos ha llegado en perfecto castellano, tanto sus textos como las voces que aparecerán a lo largo del videojuego, aspecto a agradecer si tenemos en cuenta que el videojuego está enfocado a los más pequeños de la casa.
Uno más en la familia
La evolución característica de los Tamagotchi ha llegado a PlayStation 3. Estamos ante una idea completamente fresca y revolucionaria, que sin duda dará que hablar entre la industria del videojuego. Lamentablemente existen algunos problemas con el reconocimiento de los movimientos que deberían haberse solventado antes del lanzamiento final, pero sin duda el concepto de EyePet ha quedado plasmado sin ningún tipo de duda, y esto, los jugadores más novicios de la casa, lo agradecerán. Como apunte final, hay que destacar que el videojuego incluye el periférico de PlayStation Eye, por lo que además de encandilar a los crios, los adultos también pueden aprovechar para comenzar su andadura dentro de la comunidad PlayStation 3.