Análisis de StarCraft II: Wings of Liberty (PC)
Por fin tenemos en nuestras manos la secuela de StarCraft, el juego de estrategia ambientado en el espacio con grandes dosis de ciencia ficción que en 1998 supuso un nuevo referente en la experiencia de juego online, tanto por su excelente y bien equilibrada jugabilidad como por las posibilidades de crear y compartir misiones o mapas de batallas entre la comunidad de jugadores. Ahora, 12 años después del lanzamiento del original, Blizzard Entertainment y Activision nos traen una puesta al día en toda regla, especialmente en el nivel técnico y artístico, aportando también beneficiosas novedades jugables que dan el toque fresco pero que a su vez mantienen el espíritu del clásico.
Hay que entender que Starcraft 2 tiene 3 partes bien diferenciadas: el modo para un solo jugador, el modo multijugador y el modo editor de mapas. El modo para un jugador de StarCraft II: Wings of Liberty se centra en la historia de Jim Raynor y los Terran, mientras que para tener un modo campaña centrado en las razas de los Zerg y los Protoss tendremos que esperar a las dos expansiones que saldrán en un futuro próximo: Heart of the Swarm y Legacy of the Void, actualmente en desarrollo.
Por encima de todo, un juego de estrategia
StarCraft II: Wings of Liberty es un juego de estrategia donde el jugador maneja a unidades de varios tipos (recolector, de ataque, de cura, transportes, etc.) con el objetivo de derrotar todos los edificios del rival. Durante el proceso de la partida, el jugador debe obtener recursos económicos (minerales) y combustibles (gas) con los cuales puede crear más unidades y edificios, que se encuentran dispersos en el mapa. Puesto que son de interés común, son el primer motivo de conflicto y los jugadores batallarán para hacerse con el control del máximo número de yacimientos de minerales y gas tratando de evitar la expansión del contrario. Para crear ciertos tipos de unidades se requieren diversos tipos de construcciones que, dentro de una jerarquía de edificios, pueden requerir otros edificios anteriores.
A la hora de entrar en conflicto, los diferentes tipos de unidad tienen ventajas e inconvenientes respecto a unos y otros. El jugador debe aprender y elegir las mejores unidades si quiere ganar la partida. Existe un equilibrio y una profundidad de juego muy cuidada, siendo éste el principal grado de experiencia por parte de los jugadores, y aunque uno lleve mucho jugando siempre es posible ver multitud de estrategias que no dejan de sorprenderte.
Esa profundidad y exigencia de aprendizaje de las reglas de juego y los diferentes tipos de jugadores son lo que hacen de StarCraft un clásico que se ha jugado durante más de 12 años, convirtiéndose en un deporte donde la gente compite y comparte multitud de experiencias, y en donde el espíritu de superación es una constante. Para iniciarse al juego existen modos para un solo jugador, incluido un tutorial, donde no se nos pone en ninguna categoría y el jugador puede hacer todo tipo de pruebas.
Un completísimo juego para un solo jugador
StarCraft II: Wings of Liberty ofrece algunas posibilidades de juego para un solo jugador que faltaban en el original. Tenemos el modo campaña que narra la historia de un intento de nueva revolución y sirve de presentación de todas las unidades de juego, el modo reto, las partidas contra la máquina y una multitud de logros para conseguir. Si decíamos en impresiones anteriores que StarCraft II: Wings of Liberty prometía un modo historia elaborado, podemos confirmar con la versión final que nos encontramos con un juego que ofrece una historia profunda e interesante donde el jugador tiene mucho que decidir.
El juego nos pone en la piel de Jim Raynor, el protagonista del primer StarCraft, que vuelve una vez más decidido a hacer lo posible para que los colonos que acampan el universo puedan tener una vida digna. Acompañado de viejos amigos, Raynor se propone hacer frente a Arcturus Mengsk, un revolucionario convertido en gobernante que realizó barbaridades en el pasado con tal de alcanzar el poder. Raynor es contactado por un viejo amigo, el cual le sugiere una manera de ganar dinero y así iniciar una nueva revolución, lo que les llevará a enfrentarse contra el Dominio Terran, Zergs y Protoss, entre los cuales hay muchos viejos conocidos. Esta trama principal esconde una compleja historia repleta de personajes carismáticos y situaciones variopintas, con algunas variaciones en su desarrollo gracias a la libertad de opciones del jugador.
Aunque la historia no nos ha tenido en vilo durante todo el juego por su alto contenido de relleno (para obtener recursos y poco más), el modo campaña de StarCraft II: Wings of Liberty es un brillante ejemplo de cómo un videojuego puede ofrecer al jugador mucho control al desarrollo argumental de la historia. En algunos momentos el avance de la trama principal se hace un poco lento, pero queda en parte subsanado por la gran cantidad de opciones que tiene el jugador durante el desarrollo de la partida. Para aquellos jugadores que les guste profundizar en el universo del juego, este problema no lo es tanto, pues aporta mucha información que ayuda a entender los motivos de nuestros rivales.
Tú decides cómo hacer el camino
Para que Raynor pueda llevar a cabo su objetivo, tiene que volver a montar un grupo revolucionario, y es en ese papel donde el jugador se integra activamente, no solo para dirigir a los soldados en el campo de batalla, también a la hora de decidir cuál será el siguiente objetivo, cómo desarrollar las mejoras del grupo, relacionarse con otros personajes del juego o contratar servicios de mercenarios, dejando otros detalles para que los descubra el lector por sí mismo. Estas decisiones se suceden en una pantalla de preparación que varia según la situación, pues si bien al empezar la base de operaciones será el bar de nuestro amigo Joey Raey, pronto nos veremos a bordo de un Crucero de Batalla tomando decisiones junto al Capitán.
Es muy interesante la cantidad de acciones de las que dispone el jugador en estas pantallas de preparación, pero, sin duda, las más importantes son aquellas donde se gestionan diversos tipos de mejoras. Un arsenal, un taller y un laboratorio nos brindan la posibilidad de mejorar estadísticas de los diferentes tipos de unidades del juego, como por ejemplo, mejorar la armadura de los soldados o ampliar el alcance del arma de un Murciélago de Fuego. Hay muchos tipos de mejora, incluyendo también mejoras para las diferentes construcciones del juego, como por ejemplo más vida para un búnker o bien una torreta defensiva adjunta al mismo. Algunas de estas mejoras excluyen otras, como es el caso con los dos ejemplos dados, de modo que nunca podemos tener todas las mejoras en una misma partida.
Además, no todas las mejoras y rutas del juego están disponibles de primeras, sino que tendremos que dar con la pista adecuada o encontrar el objeto indicado en los diferentes mapas del modo campaña para que se nos ofrezcan algunas mejoras y misiones. Para ello, el jugador tiene que explorar a fondo los mapas donde se suceden las diferentes misiones, en ocasiones alejándose bastante del objetivo principal aunque siempre suele haber indicios a la vista para que el jugador sospeche dónde se esconde algo. El jugador puede seleccionar y volver a visitar una zona donde ya ha estado consultando un registro de misiones que viene equipado con todo tipo de información, animando a rejugar el mapa y superarse, especialmente con el objetivo de encontrar todos los secretos que se esconden en él.
Lo que más nos ha sorprendido del modo campaña de StarCraft II: Wings of Liberty, es que ofrece mucho más contenido que la versión multijugador, especialmente en lo referente a unidades de combate y mejoras posibles. La verdad es que no nos lo esperábamos y nos ha encantado retomar contacto con un montón de unidades del primer juego, y sobre todo las nuevas variedades que seguro que os sorprenderán.
Proponte superar todos los retos
Queda por comentar los otros modos de juego para un solo jugador, que aunque no tienen la elaboración ni la duración del modo campaña, cumplen bien su función de alternativas. Lo más destacable es la obtención de logros. A lo largo del modo campaña, jugando contra rivales controlados por el ordenador o bien superando los retos propuestos, y cumpliendo estos con ciertos requisitos, el juego otorga logros al jugador. Son de especial interés para las estadísticas que se ofrecen en su perfil del juego, de modo que cualquier usuario puede consultar los logros que ha obtenido otra persona, incitando más si cabe la comunicación y la competición entre jugadores.
Los retos son pequeñas pruebas a superar, donde el jugador, al que se le da un grupo de unidades, debe superar a los enemigos, siendo necesario formar una selección de tres grupos para enfrentarse a la misma cantidad de grupos enemigos. En estos retos se registran las tres mejores puntuaciones, por lo que suponen también un motivo más de competición y superación. Lo bueno de estos retos es que no se centran únicamente en dirigir unidades Terran (aunque son mayoría), sino que también probamos nuestro conocimiento de unidades de las otras dos razas. Por lo demás, es un modo muy limitado.
Por último, el jugador siempre tiene la posibilidad de jugar partidas contra la máquina configurando como quiera las pantallas, que siempre puede ser un buen motivo de entrenamiento, ya que en los niveles más difíciles puede ser muy complicado superar al rival, pero sobre todo una oportunidad de probar los fortalezas y debilidades de todas las unidades. Por cierto, se nos olvidaba comentar que el jugador siempre que lo necesite tiene acceso a un tutorial donde puede aprender fácilmente desde los controles básicos hasta las jerarquías de edificación, por lo que los más novatos no tienen mucho que temer para entrar por primera vez en el universo de StarCraft.
Carácter competitivo
StarCraft II: Wings of Liberty nos ofrece, esta vez si, un buen y completo modo para un jugador, pero sin duda el corazón de este juego está en el modo multijugador. Para ello, el juego dispone de una plataforma social propia con todos los detalles y lujos que se podría esperar de semejante secuela. Quizás la novedad más importante es la inclusión de un modo de competición por puntos (ligas), lo que antiguamente se consideraban partidas de "ladder" (escalera). Con un interfaz repleto de opciones y detalles, resulta realmente fácil seleccionar y participar en las partidas puntuadas, pues solo hay que seleccionar el modo de juego (1vs1, 2vs2, 3vs3, 4vs4), la raza y darle al botón empezar para que el servicio busque automáticamente una partida con un rival de nivel semejante.
Las ligas se forman por categorías de jugadores de nivel similar, de grupos de hasta 100, lo que asegura partidas reñidas y evita enfrentarse contra rivales muy avanzados, motivo de pronta frustración en este tipo de juegos. Empezamos participando en partidas de prueba, para luego participar en partidas clasificatorias que nos asignarán una liga, y de ahí sacaremos un puesto en la liga. Esto por supuesto queda reconocido como un logro en el perfil del usuario, lo que convierte la victoria en algo absolutamente gratificante y reconocible por usuarios de la comunidad.
Podemos participar en ligas de 1vs1, 2vs2, 3vs3, 4vs4 y Todos contra Todos, indiferentemente de que estemos participando en otras ligas. Durante el tiempo que probamos la beta y el tiempo que hemos dedicado a la versión final del juego, podemos decir que estamos una vez más ante un juego que será jugado durante muchos años. Su magnífico equilibrio y la excelente plataforma social así lo harán posible.
Aunque también se puede compartir
La plataforma social del juego permite, con muchísima facilidad de uso y eficiencia, conectar con aquellos amigos que sepáis que tienen el juego, o incluso si usáis la red social de Facebook, es capaz de importar la lista de amigos de la red social que tienen el juego y ofreceros enviarles una invitación de amigo. Una vez como amigos, podemos hacer uso de chat de voz o chat por texto, seleccionando de una lista de amigos la persona o las personas (grupos que podéis definir) con las que queréis entablar conversación. Además, es sumamente fácil formar grupos para jugar partidas juntos, pues basta con que un líder cree el grupo y el resto de amigos se unan a él mediante el interfaz de usuario. Una vez formados los grupos, el líder del grupo creará una partida en la cual participarán todos los del grupo, ya sea pública o privada.
No olvidemos mencionar claro, que los jugadores pueden crear y buscar partidas sin que éstas participen en la competición de las ligas. En estas partidas, el jugador puede escoger el mapa, la velocidad de juego, si es pública o privada, añadir facciones controladas por la máquina o incluso compartir repeticiones de partidas anteriores (con control de velocidad incluso). Mientras estamos en la sala podemos mantener conversación con el resto de usuarios; los usuarios pueden encontrar la partida creada accediendo a una lista de partidas creadas por usuarios. Aunque en la actualidad las partidas creadas por usuarios no ofrecen demasiado aliciente, solo a través de este tipo de partidas se podrá jugar a los mapas creados por usuarios, que es la quintaesencia del modo multijugador de este juego.
Un editor que brilla con luz propia
.StarCraft nunca hubiese sido un juego jugado durante 12 años sin el editor de misiones que incluía. Gracias a él, la comunidad de usuarios hizo modificaciones de mapas (que luego la propia Blizzard usó para campeonatos), mejorando la calidad del diseño de niveles, y se crearon multitud de nuevos modos de juego, algunos de ellos tan populares o más que el modo de juego normal.
Para StarCraft II: Wings of Liberty no ha habido decepción ninguna, más bien todo lo contrario. A ciencia cierta, no sabemos dónde está el límite del editor, pero por las posibilidades que hemos visto, creemos que es suficientemente potente como para crear todo tipo de juegos, incluyendo de otros géneros. Este editor permite usar tanto tiles ya creadas, como modificar el terreno geométricamente, añadiendo diferentes texturas y capas al nivel. Podemos establecer por defecto todo tipo de unidades y construcciones en el escenario, podemos añadir ciclos de tiempo, efectos climatológicos, eventos de todo tipo... son tantas y tantas las posibilidades, que es imposible sacarle provecho en el tiempo que hemos tenido para preparar el análisis.
Lo que más llama la atención es que el editor, pese a que funcionalmente es muy avanzado, tiene un aspecto muy anticuado. Se nota que es una herramienta de edición hecha para trabajar con ella, porque no resulta tan intuitivo y agradable de usar como nos hubiera gustado, pero seguro que la persona que quiera dedicarle el tiempo necesario, podrá hacer mapas y modos de juego nuevos con un sinfín de posibilidades. Además, está la posibilidad de aprender el lenguaje de scripting propio que tiene el editor para crear lo que se quiera nuevo, como por ejemplo nuevas reglas o métodos de control. Para hacer este análisis no hemos podido invertir demasiado tiempo en el editor, pero lo que hemos aprendido de él nos deja muy contentos y con ganas de ver qué genialidades se inventan desde la comunidad de jugadores.
Un elaboradísimo trabajo artístico y de localización
No podemos cerrar el análisis del juego sin mencionar el enorme esfuerzo artístico que se ha hecho. Hemos probado el juego en máquinas de bajo rendimiento y en otras de alto rendimiento, y podemos asegurar que los requisitos mínimos del juego están bien justificados, pero sobre todo que el esfuerzo en optimización del juego tiene que haber sido titánico, ya que en máquinas que cumplen los requisitos mínimos se puede jugar con suficiente fluidez incluso cuando en pantalla hay cantidades exageradas de unidades y construcciones.
Es cierto que en la versión sobre requisitos mínimos, en las fases de preparación con escenarios e interiores se ve un poco feote, pero del mismo modo hemos podido apreciar que jugando con todas las características al máximo estas fases tienen algunos errores gráficos notables, como por ejemplo primeros planos a texturas muy borrosas o algunas animaciones poco creíbles, por lo que podríamos decir que ha faltado pulir un poco más este apartado. No obstante, hemos de decir que artísticamente el juego cumple notablemente y que durante toda la experiencia de juego la inmersión es brutal, sobretodo por el buen gusto que tiene y la enorme cantidad de detalles, impresionante cuando nos percatamos que se ha hecho un esfuerzo de localización incluso en multitud de texturas del juego (especialmente al principio del juego). Basta con empezar a jugar y ver la ciudad repleta de carteles y marcas viales con texto en correctísimo español.
Además, durante la campaña se puede apreciar una gran variedad de detalles gráficos aderezados con los efectos gráficos de hoy en día que lucen increíbles en nuestro ordenador más potente. Lo más destacable del estilo artístico es que pese al nivel de detalle y a la cantidad de objetos, todas las unidades y construcciones son fácilmente reconocibles, así como todos los efectos gráficos y sonoros aplicados a la respuesta de interfaz ayudan muchísimo a entender qué orden se ha ejecutado o qué está pasando en todo momento.
La banda sonora del juego combina composiciones orquestales, con música licenciada y algunos temas en Midi, que además el usuario puede ajustar a su gusto en muchos casos. La única nota negativa al sonido es el equilibrado de algunas voces, que como viene siendo habitual en esta generación, algunos diálogos suenan con mucho volumen, mientras que otros se pueden escuchar con dificultades, aunque afortunadamente los casos en los que esto pasa son pocos.
Mencionar también, que durante las fases de preparación manejamos las opciones de juego mediante una pantalla en la que con el cursor podemos interactuar, como si fuera una aventura gráfica, usando los elementos del entorno. La mezcla entre la interacción con el mundo y la poca necesidad de ventanas de información superficiales es muy buena, potenciando un entendimiento claro de cómo se usa y permitiendo esa inmersión del jugador tan buena.
Una renovación a la altura de un gran clásico
StarCraft II: Wings of Liberty es un juego que cumple con creces lo esperado. Se trata de un sistema de juego profundo pero sencillo a la vez, con un marcado carácter competitivo en el cual el jugador tiene un gran sentido de la superación, y viene incluído con una red social potentísima que facilita todo lo que durante años se ha probado como necesario para jugar a StarCraft. Han creado un modo campaña muy sólido y entretenido, que sirve para aprender a jugar y a la vez sentirse en el universo del juego, y llevado a cabo con una elegancia digna de la compañía que hay detrás de este juego. Nosotros hace ya tiempo que no podemos parar de jugar, y seguiremos jugando, porque por el sistema de juego y las posibilidades del editor de mapas, tendremos juego para años, como sucedió con el primero. Y lo hace sin cuotas mensuales, con un sistema online depuradísimo, y multitud de usuarios ya jugando.
Lo único malo es que para poder disfrutar de los modos de campaña de las otras dos razas tengamos que comprar las expansiones, y que todavía falte un tiempo para se publiquen. Quizás podríamos pedir algo para pulir aquí y allá, podríamos pedir que en las partidas multijugador se pudiesen jugar con todas las unidades del modo historia (seguramente eso hubiera complicado mucho el equilibrio de juego), pero hemos de decir que lo que tenemos entre manos nos parece una delicia de jugar tanto solos como acompañados, y que van a ser miles las horas que vamos a estar ahí. Sin duda, un juego impresionante.