Análisis de Horror Tales: The Wine, una aventura de nueva cosecha (PC, Switch, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X/S)

La escena independiente de juegos de terror se ha convertido en un territorio difícil de transitar, cada vez son más los proyectos que se suman a la fiebre que se desató hace años. De entre toda esa nueva oleada hemos recibido una propuesta que nos llega desde la costa de Barcelona, donde se encuentra el desarrollador Carlos Coronado, el creador de la todavía inconclusa trilogía de Horror Tales. En esta ocasión nos hemos podido sumergir en el primero de esos tres juegos, Horror Tales: The Wine, pero sabemos que pronto será completada por Horror Tales: The Beggar y Horror Tales: The Astronaut, que tendrán una ambientación e historia completamente diferentes a la de este primer episodio.

Quattro ratti di vino rosso

La premisa de Horror Tales: The Wine resulta cuanto menos original. Una zona costera en el mar Mediterráneo ha sido azotada por una epidemia conocida como La Fiebre de los Diablos, y nuestro protagonista, Martí Vermelló, se dirige a esas tierras en busca de una botella de vino que se dice tiene propiedades curativas. La propia isla se encontraba dominada por la familia viticultora Banydebosc, pero lo único que encontramos para recibirnos es una zona turística totalmente vacía. Aunque no será por mucho tiempo, ya que enseguida nos cruzaremos con un extraño cazador con sombrero negro.

El juego se divide en cuatro capítulos y un epílogo, cubriendo cada uno de ellos una zona de la isla. Empezamos en el embarcadero presenciando un paisaje bucólico y poco a poco vamos accediendo a distintas secciones interiores —mansiones y bodegas, principalmente— que generan backtracking, aunque no se llega a aprovechar del todo. El primero de los problemas llega cuando durante la mayor parte del desarrollo no tenemos la sensación de estar ante un juego de terror, por momentos parece un juego de aventuras y plataformas. En esto no influye que haya escenarios de día, puesto que juegos como Dead Island los han utilizado también, se debe más bien a lo aislados que están los momentos que parecen de verdad creados para generar tensión, es mucho más recurrente en la exploración subir por cajas o dar saltos imposibles. Esto cambiará un poco hacia el final cuando prime la narración.

De vez en cuando la serenidad de la exploración será interrumpida por un decapitado con gabardina que nos persigue, casi siempre en pasillos o zonas laberínticas. Durante la mayor parte del juego estos serán los únicos momentos de tensión, pero creemos que los encuentros no están resueltos de manera satisfactoria. La mecánica de huir se ha utilizado en otros juegos de terror, pero cuando estás indefenso —que por norma general, funciona mejor si tienes una mínima forma de defenderte— es importante tener alguna alternativa, ya sea mediante sigilo, usando escondites o dejando atrás al perseguidor de manera momentánea. En este caso solo podemos correr en dirección contraria y si pulsamos el botón durante mucho tiempo nuestro personaje se cansará, por lo que será alcanzado. A veces incluso nos veremos obligados a resolver un puzle mientras nos persigue, transformando el juego en una situación absurda que termina por generar más tedio e incomodidad que miedo, pues tendremos que repetirlo.

Algunos puzles están bien pensados para los primeros compases del juego, combinaciones de símbolos relacionados con el vino, el problema viene cuando se acaba utilizando este mismo tipo de puzle para todo el desarrollo. También creemos que se abusa en exceso de las palancas para accionar mecanismos o abrir puertas, y los casos en los que cambia un poco —como con las vagonetas o los tablones— nos dará de nuevo la sensación de que son algo más aventurero que terrorífico. Entre las mecánicas de exploración que tampoco nos funcionan están la apertura de cajones vacíos —habrá dos o tres en todo el juego que contengan algo—, que por supuesto no es solo culpa de este juego sino una tendencia mal heredada de otros como Gone Home, en los que tenía mucho más sentido debido a su propuesta.

La narrativa se nos presenta principalmente a través de textos, y aunque lo que cuenta terminar por generarnos interés, la forma de repartirlo por el juego es un tanto vaga. No es solo que los documentos podrían estar más trabajados —más tarde encontraremos cartas y periódicos, pero en la primera mitad es el mismo cartel pegado por todas partes, en algunos casos repetido— sino que la narrativa funciona mucho mejor cuando alterna con otros métodos, como los intertítulos al inicio y final de cada capítulo o cuando el propio escenario nos cuenta algo sin tener que recurrir a leerlo. El juego mejoraría mucho si apostase más por esos cambios y no tanto por los largos bloques de texto colocados por el escenario.

A pesar de esto, el juego cierra de manera redonda y nos da algunos momentos logrados con un gran mensaje, solo que están concentrados en los últimos capítulos, que son los que más nos han gustado. Lo que sí funciona bien casi siempre son algunos fragmentos oníricos que rompen con la acción, lo que nos hubiese gustado es que estas partes se jugasen de otra manera o se aprovechasen más a nivel narrativo, pero sin duda están entre los momentos más inspirados del juego. El personaje del sombrero (alias A.R.) también está mejor resuelto que los decapitados, pues nos dispara con una escopeta y se basa en buscar una cobertura, que deja más poder sobre el jugador que las persecuciones espontáneas.

La parte visual es sin duda de las más trabajadas, dejando grandes postales y una buena cohesión en el transcurso de la isla. En cuanto al apartado sonoro, la música es apenas inexistente fuera del menú y los créditos, solamente escucharemos texturas ambientales de SFX y los sonidos posicionados, que a veces parecen desentonar. En el menú de accesibilidad podemos activar un modo foto —o esperar a desbloquearlo al completar el juego— y encontraremos algunas fotografías coleccionables ocultas.

La cata final

Horror Tales: The Wine es un juego con buenas ideas y un cuidado apartado visual que falla en la ejecución de sus elementos jugables, haciendo que no funcione bien como juego de terror. Su ritmo está logrado y nos durará 5 o 6 horas completarlo, cerrando su narrativa de forma concisa, pero deberéis tener muy presentes sus puntos negativos y su propuesta si queréis darle una oportunidad.

Hemos realizado este análisis gracias a un código para Steam que nos ha proporcionado su desarrollador.