Análisis de Black Desert Online (PC, PS4, Xbox One)
Hace más de diez años, en el mundo de los videojuegos asistimos a un auténtico boom de los juego de rol multijugador masivo online (MMORPG), iniciado por títulos como los inolvidables Ultima Online, Everquest o Ragnarok Online. Pero el género no terminó de explotar hasta la llegada de World of Warcraft, todo un fenómeno social que lleva dominando este sector del mercado desde hace casi doce años, un éxito del que muchos se han querido aprovechar y que ha dado pie a la aparición de multitud de imitadores que acabaron fracasando en su gran mayoría.
Con el paso de los años, el interés por este tipo de juegos ha ido decreciendo paulatinamente hasta llegar a la actualidad, encontrándonos un momento en el que el género está en horas bajas de popularidad, dificultando así la entrada de nuevos competidores, especialmente cuando van a apostar por un modelo de pago (ya sea con o sin suscripción). Ahora le toca el turno a Black Desert Online, un título que ha conseguido captar el interés del público con su llamativo apartado gráfico y su espectacular editor de personajes, pero... ¿y el juego en sí?
De vuelta a los orígenes del género
Lo primero que hay que dejar claro es que nos encontramos con un MMORPG que apuesta más por la vertiente sandbox del género (un mundo completamente abierto en el que tenemos total libertad desde el primer momento) que por la theme park (juegos más guiados que intentan llevarnos de la mano en nuestro progreso). Si a esto le sumamos que los tutoriales con los que cuenta están muy mal planteados y que lo único que consiguen es confundirnos más todavía, tenemos como resultado un título abrumador y durísimo en sus comienzos.
No tardaremos en encontrarnos con que tenemos una enorme cantidad de actividades distintas en las que invertir nuestro tiempo y una interfaz un tanto hostil que nos pedirá que le dediquemos un buen rato para aclimatarnos a ella antes de que empecemos a movernos por sus menús con cierta soltura y sepamos qué es lo que nos indica cada una de sus barras y medidores.
Por instinto, nuestras primeras horas las dedicamos a jugarlo como si fuera un theme park, es decir, siguiendo la historia principal y cumpliendo las misiones con las que nos íbamos encontrando para así ir descubriendo su mundo mientras probábamos sus distintas mecánicas hasta terminar de entenderlas. Esta es probablemente la peor parte del juego, ya que los objetivos de estos encargos son extremadamente básicos y aburridos, y la historia deja mucho que desear y está muy mal narrada (mejora en su segunda mitad, pero la tentación de empezar a saltar diálogos y vídeos seguirá muy presente).
Con el paso de las horas, esta sensación de ir completamente perdidos fue disminuyendo, momento en el que realmente empezamos a disfrutar del juego y de muchas de sus actividades, pasando de una a otra cuando nos apetecía o nos cansábamos de hacer lo que estuviéramos haciendo. Es un título en el que nosotros marcamos el ritmo para su disfrute sin que el juego nos imponga qué hacer en cada momento... o es lo que nos gustaría decir si no fuera por la inclusión de la Energía.
Se trata de un recurso que se regenera automáticamente con el paso del tiempo y que tendremos que utilizar para hacer casi cualquier cosa, como crear objetos, robar o aprender habilidades de combate, por mencionar tan solo unos pocos ejemplos. Esto da como resultado un sistema que nos recuerda al de un free-to-play para móviles y que no nos ha gustado demasiado, ya que nos ha parecido completamente innecesario y nos ha llegado a resultar muy molesto, hasta el punto de "obligarnos" a dejar el juego en segundo plano cuando no nos apetecía jugar en vez de cerrar el programa, ya que estos puntos se regeneran a mayor velocidad cuando estamos conectados (evidentemente, aprovechábamos para dejar a nuestro personaje realizando alguna tarea automática).
Por suerte, nuestro límite de energía puede ser ampliado gracias al Conocimiento (Knowledge). Cada enemigo que matemos, cada personaje con el que hablemos y cada libro que leamos nos harán aprender nuevas cosas sobre el mundo del juego, permitiéndonos incrementar nuestras relaciones con los NPC para desbloquear más misiones y nuevas conversaciones o aumentar nuestro daño contra ciertos tipos de enemigos y hasta nuestras probabilidades de recibir un buen botín de ellos. Y tal y como hemos dicho, además de todo esto, mientras más conocimiento tengamos, mayor será nuestra cantidad de energía máxima posible.
Esto, junto a sus distintos tipos de experiencia, da como resultado un juego que no para de invitarnos a que hagamos un poco de todo: comerciar, recolectar recursos, combatir enemigos sin parar para subir de nivel (os avisamos de que vais a tener que grindear mucho), completar misiones, buscar personajes con los que hablar, etcétera, algo que le sienta muy bien, especialmente si tenemos en cuenta que la realización de sus actividades por separado suele ser algo un tanto tedioso y repetitivo.
En cuanto al sistema de combate, tenemos una apuesta por la acción en tiempo real que lo asemeja por momentos a lo que veríamos en un hack and slash en vez de en un MMORPG tradicional, con combos y combinaciones de botones para realizar los golpes, dándole mucho dinamismo a las batallas... al menos contra otros jugadores, que es donde más se disfruta, ya que luchando contra enemigos normales simplemente nos dedicaremos a aporrear botones y a seguir una rotación más o menos definida con el objetivo de matar a tantos como sea posible en el menor tiempo que podamos para así aligerar nuestra subida de nivel.
Los monstruos no plantean reto alguno y al final acabarán convirtiéndose en simples sacos de boxeo que no consiguen sacarle partido a un sistema de combate que, por otro lado, nos ha gustado y resulta muy espectacular, sin necesidad de hacernos "mapear" medio teclado para poder ejecutar un buen número de técnicas. Esto también provoca, en consecuencia, que "grindear" y combatir suela aburrirnos bastante a medio plazo.
Las clases, a pesar de no ser muy numerosas, están bien diferenciadas, ofrecen diferentes estilos de juego y son muy personalizables, por lo que es posible orientarlas de un modo concreto y probar diferentes configuraciones que nos ayuden a distinguirnos del resto y a encontrar la que más se adapte a nuestros gustos y preferencias. Destacar que la clásica división por roles de otros juegos es muy difusa en Black Desert, por lo que no esperéis encontraros con tanques, DPS y sanadores como tales.
Esto que en un principio parece extraño y no tendría mucho sentido responde al hecho de que el contenido PVE del juego es bastante escaso, por lo que no hay ningún tipo de mazmorra instanciadas (las que hay son al aire libre y no funcionan con el tradicional esquema de "avanza, mata al jefe de turno y recoge tus recompensas"), de modo que si venís buscando esto, ya os avisamos que este no es vuestro juego.
Aquí el principal objetivo es hacernos sentir que estamos en un mundo vivo en el que podamos hacer de todo e interactuar con otros jugadores de muchos modos distintos, ya sea creando un gremio dedicado a un tipo actividad concreto, planificando y gestionando rutas comerciales entre ciudades (con transportes de mercancías en tiempo real y representación física), luchando contra otros usuarios por conquistar nodos de recursos, aumentando nuestros conocimientos del mundo, etcétera. Hay muchas cosas para hacer en Black Desert, y todas ellas son complejas y nos requerirán de mucha dedicación, tiempo y paciencia para dominarlas.
A nivel gráfico tenemos un juego que luce realmente bien y que es de lo mejor que hemos visto en el género, con unos escenarios detalladísimos y repletos de elementos, buenas texturas por lo general (aunque las hay que son muy mejorables) y unos personajes modelados con mucho gusto (aunque el diseño de enemigos nos ha resultado algo irregular en lo artístico). Las animaciones también están muy conseguidas y los efectos que suelen poner en pantalla nuestras técnicas hacen de cada batalla un auténtico espectáculo visual.
Además, para rematar las buenas noticias decir que el programa está realmente bien optimizado y nos ofrece una gran cantidad de opciones de configuración para que adaptemos la experiencia a las necesidades de nuestro equipo. Hace falta un PC medianamente potente para disfrutarlo como se merece, pero la experiencia merece la pena.
El apartado sonoro nos ha parecido bastante más flojo, con una banda sonora algo genérica que busca transmitir cierta sensación de épica y aventura sin mucho éxito, unos efectos que son meramente funcionales y un doblaje en inglés que hace gala de unas interpretaciones nada convincentes.
Conclusiones
Black Desert no es el MMORPG perfecto, pero ha sabido jugar lo suficientemente bien sus cartas como para ofrecernos un juego diferente a todo lo que estamos habituados a ver en el género, dando como resultado un título completísimo, con mucha libertad, repleto de cosas para hacer y en el que no todo es combatir.
Sí, se trata de un juego muy denso, con una barrera de entrada altísima que intimidará a más de uno y que nos requerirá que le dediquemos gran parte de nuestro tiempo, por lo que no va a ser plato del gusto de todos, algo a lo que también le tendríamos que sumar problemas como su sistema de energía o su pobre contenido PVE. Sin embargo, si os apetece un MMO distinto a World of Warcraft y a su legión de clones y que apueste por un enfoque del género mucho más clásico y tradicional, aquí encontraréis una interesante alternativa a tener en cuenta a poco que su propuesta os llame la atención.
Hemos analizado este juego gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado Evolve PR.