Análisis de Sound Ride (iPhone)
Sound Ride ejemplifica de forma perfecta algo que hemos ido reiterando a lo largo y ancho de los más variados análisis y artículos de esta sección: siempre hay espacio para una buena idea, siempre y cuando, esta sea sencilla de entender y encajar en una pantalla táctil. Cuando llegó iOS, muchos se preguntaron si una interfaz táctil sería capaz de atraer un ecosistema rico en juegos a los móviles -y más tarde, a las tablets-. Y el tiempo ha demostrado que sí, que una interfaz táctil es un caldo de cultivo ideal para conjugar entretenimiento, videojuegos y otras aplicaciones y utilidades.
Sound Ride puede que no sea la panacea jugable, o la mejor app de su género, pero sí ofrece ideas frescas -así como otras ya vistas, pero bien reformuladas para la ocasión-, una jugabilidad y un control muy depurado y un apartado audiovisual muy atractivo.
Ingredientes más que suficientes como para captar nuestra atención en el aluvión de juegos disponibles en la App Store.
Saltando, componiendo y rebobinando
Sound Ride se presenta al jugador como una aplicación de carreras y plataformas, colorida y muy atractiva, que bajo su aparente simpleza, esconde una concienzuda planificación y unas cuantas ideas muy originales. En Sound Ride encarnaremos a Kiwi, un pequeño polluelo atlético y corredor, que se irá desplazando por unos mundos de ensueño de lo más estridente, mientras esquiva obstáculos, recoge monedas, combate monstruos y crea una banda sonora interactiva de fondo. A grandes rasgos, Sound Ride es un endless runner -o juego de carrera infinita- básico, donde no controlamos la velocidad ni la dirección del protagonista, pero sí sus saltos, que se realizarán mediante un pequeño y simple toque a la pantalla. Si pulsamos dos veces, Kiwi -el protagonista- saltará todavía más alto. El objetivo, como no puede ser otro, es el de recorrer la mayor distancia posible, mientras recopilamos todas las monedas que aparecen el escenario.
La alta intensidad del juego nos llevará a permanecer muy atentos a todos los obstáculos que irán surgiendo, y es que Sound Ride no deja espacio para el descanso o el relax. Los niveles son variados, y están diseñados con bastante mala idea, plagando los recorridos de precipicios, piedras, trampas -como pinchos que surgen suelo- colosales puentes levadizos… Los primeros compases serán un mero y sencillo paseo a través de unas fases muy horizontales -recorrer la máxima distancia posibles en ellas no nos costará demasiado, y con los saltos justos, llegaremos a la meta sin sudar mucho-, pero pronto veremos cómo la física y sus elementos colindantes entran en juego, con unas plataformas móviles muy sensibles o unos puentes imposibles.
No es solo eso: Sound Ride ofrece varias sorpresas que hacen más entretenida su jugabilidad. Entre ellas destaca un variado catálogo de enemigos cuidadosamente escogidos, cada uno con su propia personalidad y diseño, ofreciéndonos un elemento extra del que preocuparnos. Arañas, extrañas bolas y erizos, inquietos pájaros… Pueden llegar a perecernos estáticos, o incluso inútiles, pero dada la velocidad que alcanzaremos, y la jugabilidad del título, lo cierto es que pueden causarnos más de una preocupación extra.
Por si fuera poco, Sound Ride va recreando sus niveles de manera aleatoria -gracias a los vectores- con lo que nunca jugaremos dos veces en el mismo escenario. Pero si nos equivocamos, siempre tendremos la opción del rebobinado, que nos podrá salvar las castañas en caso de un más que probable choque o fracaso.
Otro de los elementos más destacables de Sound Ride, y que nos recuerda irremediablemente a títulos como Vib Ribbon -joya del catálogo de la PlayStation original-, salvando las distancias eso sí, es la posibilidad de ir componiendo la banda sonora del juego mientras recogemos las monedas y vamos realizando nuestras propias gestas, cambiando el tempo de la melodía en función de nuestros éxitos o la velocidad que vayamos alcanzando. A nivel técnico, Sound Ride es una delicia. Recreado con vectores, el juego es simple y fresco en su apartado gráfico, tremendamente colorido y llamativo, así como lleno de elementos atractivos que se conjugan a la perfección en una pantalla retina como la del iPad -por poner un ejemplo-. Sound Ride es compatible con Game Center, y ofrece puntuaciones y récords a batir a través de internet.
Sound Ride no tiene fisuras, aunque sí hemos detectado algunos fallos puntuales, que desgraciadamente, lastran la experiencia jugable cuando ocurren. En determinadas ocasiones nuestro personaje se quedará atrapado en los márgenes de la pantalla, sin tener oportunidad de hacer nada para remediarlo, y obligándonos a reiniciar. El problema nos ha surgido un par de veces en nuestras partidas, aunque se ha solucionado reiniciando la app.
Conclusiones finales
Sound Ride es un juego entretenido, fácil de comprender y jugar, y con algunas ideas geniales en su planteamiento. Estos frescos ingredientes lo alejan de la ingente cantidad de aplicaciones similares en la App Store, entre los que destacan su inteligente uso de la banda sonora -que componemos con nuestras peripecias-, su motor de físicas y su opción de rebobinado. Quizás no llegue en el mejor momento -el género está atiborrado y no pasa por su mejor momento-, pero es gratuita, tiene soporte para la pantalla del iPad y será actualizada en un futuro con más niveles y opciones.