Teniendo claro el lugar al que debemos dirigirnos, será momento de poner en movimiento la embarcación. En este sentido, aunque habrá dos tipos de barcos y estos cambiarán ligeramente su manejo y características, el uso de todos ellos será muy parecido.
Control de las velas y el ancla
Para iniciar la navegación lo primero será subir el ancla, ya que ese lastre de peso nos mantiene inmóviles en el agua. Una vez soltado será momento de arriar las velas para coger algo de viento e iniciar el movimiento. Si llevamos un Balandro solo tendremos que activar una vela, mientras que en el caso del Galeón habrá que repetir el proceso con las tres disponibles.
En este sentido, es importante que cuando empecemos a movernos miremos hacia la parte superior de los mástiles en busca de referencias visuales sobre la dirección del viento, ya que según su estado podremos orientar ligeramente las velas para conseguir una mayor eficacia. También podremos subirlas y bajarlas ligeramente según la situación, bajándolas del todo para obtener mayor velocidad y subiéndolas para reducirla. Esto requiere de una gran coordinación entre todos los miembros del galeón.
Para frenar lo más rápido posible el barco, es aconsejable levantar las velas y tirar el ancla, teniendo en cuenta que desde que la tiramos hasta que llega al fondo del mar y para el barco por completo pueden pasar unos segundos, así que planifica cuando parar con antelación no vaya a ser demasiado tarde.
Por último hay una última técnica de navegación avanzada por la que además podremos conseguir un logro, la cual consiste en realizar un trompo con el barco, utilizando para ello el ancla.
Brújula y dirección
Con el barco en movimiento habrá que coger la rueda de timón y comenzar la navegación. Podremos consultar en todo momento la brújula para conocer la dirección en la que vamos, algo que será de suma importancia en caso de navegar solos. Si por el contrario vamos acompañados, uno de los miembros de la tripulación nos puede ir indicando cual es nuestro rumbo exacto consultando el mapa del camarote.
De noche y para mayor inmersión, también puedes buscar la estrella más brillante en el cielo, la cual te señalará el norte.
Un problema con el que te puedes encontrar, es que al tener las velas totalmente bajadas no veas nada de lo que hay delante, por lo que quizás quieras subirla un poquito para al menos, tener algo de visibilidad sin perder mucha velocidad. Otra acción de gran utilidad es que uno de los tripulantes suba al mástil principal para tomar referencias visuales sobre las islas cercanas y avisar sobre la presencia de peligros.
Una vez lleguemos al objetivo habrá que tener mucho cuidado, ya que en caso de encallar el navío o golpearlo contra alguna piedra sufrirá graves daños e incluso puede acabar hundiéndose. Por lo tanto, es mejor dejarlo a cierta distancia de la costa y acércanos nadando hasta la orilla, aunque habrá que tener cuidado de los peligrosos tiburones.