A pesar de vivir en un mundo globalizado influenciado en gran parte por las mismas obras culturales, procedentes en su mayoría de Estados Unidos, hay algunos productos y tendencias que son increíblemente populares en Occidente y prácticamente desconocidos en Oriente, y por supuesto, esta situación también se da a la inversa. Uno de los juegos de disparos más populares del mundo es Crossfire, un shooter táctico desarrollado por Smilegate y que tiene más de 650 millones de usuarios, gran parte de ellos en Asia. Cuando Phil Spencer anunció en el E3 2019 CrossfireX, una versión con novedades, mejoras y adaptaciones para consolas Xbox, pocos conocían este fenómeno. El objetivo con la beta abierta que comienza este 25 de junio en Xbox One es, más allá de los test de servidores y pruebas de mecánicas propias de las betas, el sentar una base de usuarios del juego que llegará gratis a finales de año.
En Vandal hemos podido acceder a una beta cerrada con los mismos contenidos que podréis disfrutar vosotros en unas horas. Se trata, como decíamos, de un shooter táctico que por momentos recuerda a juegos como Counter-Strike y en otros a títulos de otro tono como Call of Duty. Durante el puñado de horas que hemos jugado solos y con amigos hemos visto algunas buenas ideas, pero también conceptos mal ejecutados, y más importante, ciertos descuidos en puntos imprescindibles en este género.
Gameplay comentado
Tres modos de juego: táctica, tensión y captura de puntos
En la beta os encontraréis con tres modos de juego, cada uno de ellos en un mapa diferente. El primero de los modos es Team Match, que se encuentra en el Crossfire original y que se juega como una partida estándar de Counter-Strike.
Hay dos equipos de ocho jugadores. Uno de ellos tiene que plantar la bomba o matar a los adversarios antes de que se acabe el tiempo, y el otro, defender las dos zonas donde se puede plantar y acabar con los enemigos.
La diferencia con el juego de Valve, o con otros más recientes como Valorant, es que aquí no hay sistema de economía, sino que al principio de cada ronda los jugadores eligen un equipamiento como en Call of Duty. Esto ofrece libertad para usar siempre el armamento con el que más cómodos nos sintamos y el que se adapte a cada situación, pero quita peso y tensión a las derrotas y las muertes. Aun así, es un modo divertido, donde en la mayoría de las ocasiones conviene ir con cautela y coordinándonos con nuestros compañeros.
Otro de los modos, el más original sin duda alguna, es Spectre Mode. El objetivo es el mismo: un equipo evita que coloquen la bomba en uno de los dos puntos, y el otro tiene que colocarla y defenderla hasta que explote. La diferencia está en que este último equipo no lleva armas de fuego, solo un machete, y lleva un traje futurista. Gracias a este traje se vuelven translúcidos y al estar parados durante un rato, totalmente invisibles. Los oponentes solo nos detectan cuando nos movemos o cuando se percatan de la fuerte respiración, a lo Darth Vader, que hacemos cada pocos segundos.
Requiere ciertos ajustes de equilibrio, pero más allá de eso, es el que más tensión ofrece. Jugando como defensor estás siempre alerta, mirando cada esquina y sin hablar por el micrófono para poder escuchar bien la respiración de los enemigos. Y jugando como atacante, más de una vez hemos tenido que secar el sudor del mando después de que entraran un puñado de soldados armados a una sala en la que estábamos rezagados.
El tercer modo, totalmente nuevo en CrossfireX, es también el que menos nos ha gustado. Se llama Point Capture. Aquí los dos equipos de ocho jugadores compiten para sumar puntos al marcador conquistando las dos zonas del mapa y eliminando adversarios. Al alcanzar cierta puntuación, comienza una cuenta atrás: los jugadores deben bajar en tirolina hasta una nueva zona del mapa donde se activa otro punto de control que conquistar.
Este modo no solo es más directo y menos táctico, sino que también se parece más a una experiencia como Call of Duty que a un CS. Aquí puedes apuntar con la mira del arma y correr con ella equipada. Pero los problemas que están presentes en los otros modos se acentúan aquí, sobre todo en lo que respecta al único mapa disponible.
Luces y sombras en aspectos fundamentales de los shooter tácticos
Del mapa Black Widow, el que jugamos en el modo Team Match, no podemos quejarnos demasiado. Replica con cierta exactitud y parte de buen gusto, en cómo forma ángulos desde los que cubrir y puntos muertos desde los que atacar, a algunos de los grandes mapas de Counter-Strike, aunque sin llegar a esa excelencia. El Spectre Mode se juega en Laboratory, un nivel con zonas demasiado abiertas para este modo, ya que los soldados que van armados pueden ver a los enemigos translúcidos a la distancia, lo que crea una desventaja aún mayor que el ir armados solo con un cuchillo.
Pero GR Tower, el escenario de Point Capture, necesita muchos más ajustes. Uno de los dos equipos tiene las zonas de control mucho más cercanas. El equipo contrario, además, reaparece tras cada muerte en una zona muy cerrada que se puede rodear para ir acabando con los enemigos conforme van reapareciendo. Y cuando el mapa cambia a ese tercer punto del que hablábamos, este problema en el respawn se acentúa aún más. Además, su diseño visual, ambientado en una zona de rascacielos, nos ha parecido, cuanto menos, poco inspirado.
Más grave, por cómo afecta a todos los aspectos del juego, nos ha parecido el gunplay y el sonido. A veces damos por sentado las buenas sensaciones al disparar que ofrecen juegos como Call of Duty, Doom o Destiny, pero alcanzar eso, que un arma se sienta rotunda, es más complicado de lo que parece. CrossfireX no lo consigue. La mayoría de su extenso catálogo de armas se perciben muy similares al disparar y tampoco hay un feedback correcto cuando nos disparan.
Además, el apuntado con el joystick en los modos en los que no podemos apuntar con la mira se siente un tanto errático, y todo lo contario en Point Capture, donde podemos usar la mira que acoplemos al arma y ofrece un apuntado automático bastante exagerado. En cuanto al sonido, aunque es cierto que los pasos, muy importantes, están bien representados, hay problemas con el sonido de las armas y las granadas: a un puñado de metros ya no se oyen, quizá porque es así, o quizá debido a algún bug.
También hay errores entre graves y graciosos, desde que podamos detectar a los enemigos porque su nombre aparecía a veces sobre sus cabezas, a que podamos salirnos del mapa. Pero por supuesto, esto es una beta, y los desarrolladores aún tienen por delante bastante tiempo, hasta finales de este año, para solucionarlos y para ajustar algunas de las cosas de las que nos hemos quejado, como el gunplay y el diseño de los mapas.
Gratis para las consolas Xbox a finales de 2020
Por eso, CrossfireX nos sigue pareciendo una apuesta interesante de Microsoft, que distribuye el juego, porque a pesar de que hay muchos shooter en consolas, no hay tantos shooters tácticos, que son una experiencia más propia del PC. Además, tras jugar el multijugador, nos ha entrado aún más curiosidad por ver esa campaña para el juego en la que está trabajando Remedy, los creadores de Alan Wake y Control.
Sea como fuere, nada os impide formaros vuestra propia opinión de esta prueba, ya que todos podéis acceder a la beta abierta y el juego será gratuito cuando llegue a la familia de consolas Xbox a finales de 2020.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar en Xbox One X gracias a un código para la beta cerrada proporcionado por Microsoft.