Final Fantasy VIII siempre ha sido la entrega más polémica de los 32 bits. El juego llegaba después de Final Fantasy VII, que puede ser o no el mejor juego de la saga –ahí entran los gustos personales y habrá quien prefiera FF VI, FF IX o cualquier otro episodio-, pero siempre será recordado por la evolución a todos los niveles que supuso pasar de los gráficos 2D a unos mundos inmersivos, combates 3D y secuencias CGI. La aventura de Cloud marcó a toda una generación que, sobre todo en Occidente, descubría con su historia los JRPG. Superar el impacto de FF VII era una tarea difícil incluso para Square Enix.
Final Fantasy VIII viviría siempre de las eternas comparaciones con su predecesor, pero es justo decir que se trata por igual de un juego sobresaliente e irregular, y que sin ningún tipo de dudas las nuevas generaciones merecen descubrir. Durante el E3 2019 Square Enix confirmó, entre vídeos de Final Fantasy VII Remake y Marvel’s Avengers, que la aventura de Squall regresará a consolas y PC con una remasterización.
De Seeds, Jardines y brujas
Entraremos algo más en su historia y aspectos jugables en el análisis de Final Fantasy VIII Remastered, pero como resumen, recordaremos que el juego se centraba en Squall, un cadete SeeD. Cuando los protagonistas descubren que detrás de las hostilidades de la República de Galbadia se encuentra la bruja Edea, el grupo protagonista inicia una misión de asesinato. Estas son las líneas generales del primer cuarto del juego, pero por supuesto la trama se complicará a medio camino, con nuevos giros, descubrimiento de secretos y amenazas mucho más graves que una disputa entre territorios.
Al igual que FF VII y otros episodios, el mundo combinaba tecnología punta y magia. A lo largo del mapa encontraríamos pequeñas aldeas rurales, ciudades completamente futuristas, localizaciones un poco más fantásticas e incluso viajes espaciales y temporales. A este juego de rol no le faltaba ambición ni personalidad propia: potenció la parte romántica, algo que no se recuperaría hasta Final Fantasy X, añadió un divertidísimo minijuego de cartas coleccionables –Triple Triad- y evolucionó toda la parte gráfica, tanto en el detalle de los escenarios prerrenderizados como los modelos 3D, siempre con un diseño de proporciones realistas. Nobuo Uematsu redondeó el juego con otra de esas bandas sonoras inolvidables, desde el tema de la intro, Liberi Fatali, hasta la canción de los títulos de crédito, Eyes On Me.
Pero si decimos que fue algo irregular es porque entre tantas virtudes, Final Fantasy VIII no estuvo exento de algunos cambios polémicos que no siempre gustaron a los fans. En el sistema jugable no terminó de cuajar la extracción, una mecánica para conseguir magias de los enemigos o puntos del escenario; no existen puntos de magia, sino que las magias son consumibles. La personalización del grupo se hace conectando las invocaciones Guardian Forces a cada personaje, con los que se crea una amistad, y la colocación de magias en los parámetros. Las invocaciones, por cierto, se hicieron más cinematográficas que nunca, y efectivas, tanto que llegaban a romper los combates más sencillos; su abuso también hacía las secuencia un poco tediosas después de horas y horas de enfrentamientos.
En definitiva, Square Enix empezó a innovar en el sistema de combates por turnos y no siempre dio con la tecla. De hecho, los fans encontraron algunas quejas en los personajes, como el antipático Squall, un héroe que poco a poco se va abriendo a Rinoa, la chica de la historia. El argumento se centra mucho en esta pareja, tanto que el resto de secundarios quedan demasiado en un segundo plano, pero a cambio la introducción en varios momentos de visiones con Laguna y sus compañeros aportaron algo fresco a la trama. En los puntos fuertes, Final Fantasy VIII no tenía nada que envidiar a FF VII, e incluso lo superaba, pero cometía errores de bulto en otros aspectos que parte de los fans no perdonó.
Mejoras visuales y jugables
A diferencia de las últimas adaptaciones de Final Fantasy VII y IX a plataformas actuales, Final Fantasy VIII destaca que se trata de una remasterización, si bien las mejoras no son excesivamente revolucionarias –y nos recordarán a lo que ya hemos visto, por ejemplo, en FF IX-.
Según ha comentado el director Yoshinori Kitase, el plan inicial pasaba por lanzar un port del original a consolas y PC sin apenas cambios visuales. Pero Square Enix decidió que el juego merecía algo más aprovechando su 20º aniversario, retocando la calidad gráfica y algunos apartados jugables. FF VIII era un juego deslumbrante en 1999, con unos efectos nunca vistos en invocaciones y magias, pero hoy necesita una capa de pintura para lucir bien en la alta resolución.
Dotemu ha colaborado en el proyecto junto a algunos de los miembros del equipo original, como el programador de batallas Horoshi Harada, el modelador de personajes Tomohiro Kayano y el artista Tetsuya Nomura. Esto ha retrasado la versión, pero a cambio ofrecerá unos personajes menos pixelados y con más detalle durante los combates –dedos, rostros y peinado con más calidad- sin que su aspecto desentone demasiado con los modestos entornos poligonales, que también parece que han sido limpiados respecto a los 32 bits.
Estos modelados se podrán disfrutar durante las secuencias de exploración y diálogo, aunque aquí parece que no habrá tanto salto gráfico: los fondos prerrenderizados no han utilizado una de esas nuevas técnicas de inteligencia artificial para rehacer las imágenes. Esto significa que, al igual que sucede en FF VII o IX, será visible el pixelado de unos fondos pensados para la resolución de hace 20 años.
Otras mejoras van más dirigidas a la experiencia, aunque no son una gran sorpresa: muchas ya las vimos en pasadas reediciones. Se trata de la opción para acelerar la velocidad del juego al triple de lo normal –perfecto para aligerar esas invocaciones-, mejoras para el combate –salud y ATM al máximo- o la eliminación de combates aleatorios. En PC también se podrán obtener todos los objetos, habilidades, ataques límite, cartas, potenciar a los Guardian Forces, ganar dinero y magia al máximo de capacidad.
Obviamente todas estas ventajas o trucos echan por tierra el equilibrio del juego y no se recomienda para los novatos, pero puede ser útil para aquellos que simplemente quieran revivir la historia sin complicaciones. No olvidemos que el juego nos puede llevar unas 50 horas, más si deseamos todos los coleccionables, invocaciones secretas, derrotar a los jefes ocultos y conseguir las armas definitivas.
Kitase ha recordado que el juego perderá el Chocobo World -un minijuego para PocketStation, que permitía pasar algunos ítems a FF VIII-, pero ha explicado que todos estos objetos se podrán conseguir a través del personaje de Rinoa.
Sin fecha confirmada
Final Fantasy VIII Remastered se lanza este año en PlayStation 4, Nintendo Switch, Xbox One y PC. No tiene fecha confirmada, pero su paso por el sistema de clasificación ESRB hace pensar que el lanzamiento no está muy lejano.
Las mejoras gráficas y jugables entran dentro de lo habitual y no presentan grande sorpresas, pero algunas pueden paliar las quejas que se encontraron en el sistema de batalla del original, especialmente en lo relacionado con la lentitud de los enfrentamientos –muy pausados por el abuso de las invocaciones y la necesidad de extraer magias de todo tipo-. Por lo demás, Final Fantasy VIII debería ser una experiencia que ningún aficionado a los JRPG debería perderse: es una historia épica con romance, rivalidades, el minijuego más divertido de la saga, una música con Uematsu en plena forma y un puñado de héroes y villanos irrepetibles. ¿Quién no querría volver a alistarse en el Jardín de Balamb?