El juego Etherborn de Altered Matter es uno de los indies españoles que más esperamos para este 2019, y de él –entre otros muchos- os hemos hablado en varias ocasiones. Se trata de un juego de puzles con ligeras plataformas que saldrá a la venta en primavera en PC, Nintendo Switch, PlayStation 4 y Xbox One.
Pese a que no viene avalado por una editora de renombre como pudiera ser Devolver Digital ni es un proyecto de un estudio conocido, desde 2016 Etherborn acumula una gran cantidad de premios por los diferentes festivales por los que ha pasado. Galardones que no sólo destacan su aspecto artístico, que también, sino el diseño y la jugabilidad experimental. Es, junto a Blasphemous, uno de los juegos nacionales que más posibilidades tiene de recoger el testigo que logró Gris en 2018 en cuanto a calidad y éxito comercial internacional.
Hemos podido probar una versión beta con los tres primeros niveles del juego, suficiente para entender la mecánica de un título que juega con el punto de gravedad de unos niveles que son más o menos islas flotantes. La particularidad de Etherborn es que arriba y abajo es siempre relativo, y es algo que podemos aprovechar para explorar todas las caras de este mundo.
¿Quiénes somos?
Aunque sin duda es un juego que merece ser jugado por los puzles, Altered Matter ha introducido una pequeña historia al juego en el comienzo y entre fases. Con la demo es difícil saber la intención del equipo con estos mensajes, pero hay metáforas que saltan a la vista sobre el nacimiento, un árbol y el sistema nervioso. El estudio lo resume en que somos un ser sin voz –una silueta que deja ver su interior- que aparece en un extraño mundo; a su vez, escuchamos una voz sin cuerpo que espera nuestra llegada. Alcanzar esta llamada nos hará comprender nuestra propia existencia.
El juego llegará con voces en español y catalán –además de inglés-, y con subtítulos en varios idiomas más. Lo poco que hemos oído de la narración nos ha gustado.
Te hará pensar
El propósito es aparentemente sencillo y consiste en recoger una serie de poliedros distribuidos en varios planos del nivel. Podemos acumular varios –seguirán a nuestro personaje- y equivalen a llaves o energía que activan unas placas a modo de interruptor, haciendo funcionar algunas plataformas, crean puentes o modifican el entorno. Es decir, necesitarás activar uno o varios de estos paneles para avanzar.
En apenas tres niveles hemos comprobado que hay una progresión en la dificultad bien medida. Los primeros pasos no plantean un gran reto y puedes anticipar cómo llegar a cada objeto rápidamente, pero la última fase sí nos ha llevado más tiempo. Es un diseño más rebuscado y con más coleccionables que nos llevará fácilmente 20 o 30 minutos hasta dar con la clave.
En Etherborn el secreto para cambiar de superficie y empezar a caminar por lo que antes era una pared son las aristas curvas del escenario. Bajar por un borde no cambia la gravedad, y eso significa una caída libre. En algún caso nos puede interesar para saltar a un punto lejano, pero en la mayoría de ocasiones nos lleva fuera de los límites del mapa. Además, caer desde grandes distancias también acaba con nuestro personaje –por suerte hay abundantes puntos de control y nunca se pierde mucho progreso por los errores en saltos-.
En cambio, las rampas entre planos trasladan el punto de gravedad a otra dirección, y de esta manera podemos caminar por otro lateral del escenario, descubriendo nuevas rutas para avanzar o alcanzar un coleccionable. El efecto ha sido comparado con los grabados de M. C. Escher, esas ilustraciones donde aparecen escaleras y personajes en diferentes perspectivas dentro de una misma habitación.
Como decimos, estas reglas son muy fáciles de aprender, pero dan lugar a unos niveles cada vez más enrevesados; quizás el objeto que buscas está a simple vista pero en otra de las caras del terreno. Es un laberinto que nos hace pensar en las tres dimensiones, estudiar el escenario desde todos sus puntos y la manera de llegar a cada interruptor, o de trasladar una luz de un panel a otro en un orden concreto.
Arte en movimiento
Sin grandes virguerías técnicas, Etherborn ha conquistado al público y los críticos con sus diferentes presentaciones. Es un mundo minimalista y algo low poly -modelados simples que normalmente no ocultan los polígonos mediante sombreados o texturas-. No es ni muchísimo menos un aspecto novedoso y cada vez se impone más entre las producciones independientes, casi podríamos decir que es el pixel-art de las 3D, pero en este caso funciona muy bien.
En primer lugar, para que un juego de puzles sea cómodo necesita un diseño limpio y claro; véase Portal, con escenarios que son prácticamente salas vacías. Subir la dificultad artificialmente con decoración innecesaria y otras distracciones terminaría por hacer el juego innecesariamente confuso, y al final el jugador puede quedar bloqueado simplemente porque no ve bien el camino. En Etherborn no hay engaños de ningún tipo, las aristas redondeadas se localizan fácilmente, y la paleta de colores se utiliza para avisar de los peligros. El último de los escenarios de la demo, por ejemplo, tiene lagos y cascadas de algo que podría ser ácido verde, y tocarlo significa la muerte.
El juego ofrece varias temáticas con diferente ambientación. Las zonas que hemos jugado muestran algo de vegetación, abundan los tonos rosáceos y verdes, pero hemos visto material con otra estética que dan un aire diferente que estamos deseando probar.
Etherborn entra por los ojos y también por el oído. La música, que no es intrusiva, se adapta dinámicamente a la zona del nivel en el que estamos, lo que permite que incluso si estamos dando algunas vueltas perdidos en un puzle no acabe agotando.
Nos hemos quedado con ganas de más
Etherborn tiene muchas posibilidades de ser uno de los juegos independientes de los que más se hable en este año si cumple con lo esperado. Hay varios aspectos que nos quedan por conocer, como el número de puzles, lo ajustada de su dificultad y el ingenio de nuevas mecánicas o trampas para mantener al usuario enganchado, pero al menos a nosotros nos ha dejado con ganas de ver más y transmite que el equipo sabe lo que está haciendo. Nada puede ser casual en un género que desafía la inteligencia de los jugadores.
Desde luego, si Altered Matter da con la tecla en estos apartados, podríamos estar ante una joya al nivel de Monument Valley. Buenos puzles, arquitectura fantástica, genial apartado audiovisual y temas filosóficos de fondo. ¿Qué más se puede pedir?
Hemos escrito estas impresiones jugando a una beta de PC que nos ha proporcionado Wire Tap Media.