Más allá de la conquista del espacio, la carrera por una energía limpia y barata es la verdadera carrera tecnológica. China lleva años trabajando en este campo, pero hay otros países en juego. Después de más de medio siglo de espera, Rumanía vuelve a mirar hacia un proyecto que parecía condenado al olvido: la central hidroeléctrica de Tarnița-Lăpuștești. Nacida en los años 70 bajo la visión de Nicolae Ceaușescu como herramienta para equilibrar el sistema eléctrico nacional, la instalación ha atravesado décadas de reinicios, parones y negociaciones frustradas.
Ahora, el proyecto renace con fuerza gracias a la asociación entre la gigante francesa EDF y la empresa estatal Hidroelectrica, apuntando a la construcción de una central de acumulación por bombeo con una capacidad de 1000 MW.
Rumanía reactiva tras 55 años un megaproyecto hidroeléctrico de 1000 MW y desafía el mercado energético mundial
Concebida originalmente para regular los picos y valles del consumo eléctrico, la central funcionará mediante turbinas reversibles que permiten almacenar energía cuando hay exceso y liberarla cuando la demanda supera la oferta. Una solución ingeniosa que, en la práctica, se adelantó a su tiempo y que ahora vuelve a ser estratégica en un continente que busca alternativas a la dependencia energética de terceros países.
Ni China ni Rusia, sino un actor europeo inesperado se coloca al frente de este megaproyecto tras 55 años de idas y venidas. EDF, que ya negocia su participación junto a la japonesa Itochu, ha logrado que Hidroelectrica, hasta hace poco reticente, se involucre de manera oficial. La alianza, pendiente de la aprobación de los accionistas, implica una inversión mínima de mil millones de euros y marca un punto de inflexión en la historia energética rumana.
Situada a apenas 30 kilómetros de Cluj-Napoca, sobre el río Someș que atraviesa Transilvania, Tarnița-Lăpuștești simboliza la persistencia de un proyecto visionario que, desde 1979, ha logrado sobrevivir a los vaivenes políticos y económicos de Rumanía. Medio siglo después, vuelve a situarse en el mapa como un emblema de innovación y ambición energética europea.















