La saga Avatar acaba de cruzar una barrera que, en tiempos de franquicias interminables, sigue sonando a “imposible”: superar los 6.000 millones de dólares sumando solo tres películas. El dato no llega por un giro milagroso, sino por pura inercia industrial: la tercera entrega, Avatar: Fuego y ceniza, ha salido disparada en plena temporada navideña y ha empujado el acumulado de la marca a una liga propia.
Según los totales de taquilla que recoge Box Office Mojo, Avatar (2009) se mantiene como un titán con unos 2.923,7 millones de dólares mundiales, mientras que Avatar: El sentido del agua ronda los 2.343,3 millones (incluyendo reestrenos). Con Fuego y ceniza ya por encima de los 761,6 millones, la suma rebasa holgadamente ese umbral histórico de 6.000 millones. Un hito que ninguna otra trilogía del cine ha conseguido igualar.
El patrón Cameron en pantalla grande
Lo interesante es que el hito no se sostiene en un único mercado, sino en el patrón clásico de Cameron: tirón internacional y un dominio casi automático de las pantallas premium (IMAX y formatos equivalentes), que suelen inclinar la balanza cuando el “evento” se convierte en plan de grupo. En otras palabras: no es solo que haya mucha gente entrando al cine; es que está pagando entradas más caras para ver Avatar “como toca”.
El golpe de efecto también llega en un año especialmente jugoso para Disney en taquilla, con varios títulos funcionando como motor comercial y con Avatar como broche de oro de final de curso. La lectura para el estudio es clara: en 2025, cuando muchas sagas viven de la nostalgia o del ruido en redes, esta saga sigue vendiendo la promesa más antigua del cine: espectáculo que merece desplazarte y apagar el móvil.
Hasta dónde puede llegar la franquicia
A partir de aquí, la gran pregunta deja de ser “si puede” y pasa a ser “hasta dónde”. El listón histórico de la primera Avatar es una montaña difícil de escalar, pero el simple hecho de que la trilogía ya juegue en el rango de los 6.000 millones redefine qué significa “éxito” en una marca moderna: no solo abrir fuerte, sino mantenerse durante semanas como conversación, plan y experiencia compartida.
Y la maquinaria no se detiene: el calendario de la franquicia ya apunta a una cuarta y una quinta película para completar el arco, con fechas previstas para finales de 2029 y 2031. Si algo ha demostrado Cameron es que no corre: prefiere tardar, ajustar y volver con un título que parezca una cita obligada. Con Fuego y ceniza marcando territorio, el mensaje para la industria es incómodo y simple a la vez: todavía hay franquicias capaces de sentirse “especiales” sin pedir permiso.















